18 de febrero de 2007

LOS AÑOS MARAVILLOSOS


(Publicado originalmente en 2007)
 
Cada vez que compro un cassette de audio me prometo a mí mismo que será el último. Para el común de las personas se han vuelto adminículos obsoletos, dado que no conservan la calidad de sonido por mucho tiempo y no ofrecen la ventajas del audio digital. Si el CD ya había amenzado seriamente su existencia, .el golpe de gracia se lo terminaron de asestar los reproductores de MP3, que en su gran mayoría vienen provistos de la opción de grabación de voz. No obstante, el cassette es un objeto entrañable, que nunca falta en el bolso del periodista o de todo aquel que desee documentar un determinado hecho.
Recuerdo cuando yo era un pre adolescente, y en la Argentina adquirir un disco de vinilo resultaba tarea ardua para los bolsillos flacos. Además, como es sabido, con los LP había que tomar varios recaudos para evitar que se rayaran, no sólo en el modo de manipularlos sino también en la forma en que se los guardaba pues se lo contrario se deformaban.

La cuestión es que yo grababa mis canciones favoritas de la radio en un casette virgen, como muchos chicos, y luego esas mismas canciones, aún cuando estaban cortadas (como todo tema de alta rotación radial) , con interferencias, y con la voz del locutores presentando el tema, servían de bandas de sonido en “asaltos” y fiestas.

En aquellos años (1989/1990), el último chiche, el artefacto más codiciado, era el radiograbador con doble cassettera, que permitía hacer copias de cassettes originales, incluso con la ventaja de ahorrarle tiempo al improvisado pirateador gracias al “high speed dubbing” (conocido aquí como “copiado rápido”).

La “Z 95” (hoy radio Metro, 95.1 Mhz) era la radio más escuchada por los chicos ,y -como sigue sucediendo hoy- eran necesarias verdaderas proezas para sintonizarla correctamente con nuestros humildes grabadores, pues era una emisora de baja potencia si la comparamos con otras FM de Buenos Aires, que en el común de los casos son difíciles de sintonizar en Lobos si no se cuenta con una buena antena (aclaro que hablo de radios hogareñas, no de autoestéreos). En la actualidad ocurre algo similar con los que desean esuchar la “Rock and Pop” desde un equipo de audio doméstico. Salvo que se disponga de una buena antena, resulta imposible.

El primer cassette original que quise comprarme fue un compilado. Se llamaba “17 top hits 1990”, e incluía temas de U 2, Kiss, Wet Wet Wet, Swing Out Sister, y Tears for Fears, entre otros.La curiosidad me llevó a buscar en Internet si alguien tiene algún ejemplar de aquel cassette pero los resultados hasta el momento han sido infructuosos. Recuerdo que salía cerca de 50.000 australes. Con la inflación carcomiendo nuestros ahorros, se me hacía imposible juntar el dinero para llegar a esa cifra. Mi abuela, una de las personas que más felicidades me ha dado, me regaló el cassette para mi cumpleaños. Hace tiempo que el citado cassette pasó a mejor vida, y a pesar de que ya he conseguido todos los temas que contenía (tampoco era algo muy difícil), es una pena no tener el placer de escucharlo, con ese “soplido” característico que produce la cinta magnética. Punto final. 

Crónica de una sociedad en ataque de nervios

Comenzamos la semana. Ayer saltó la térmica y media casa permaneció a oscuras mientras intentaba escribir estas líneas. Así que tuve que int...