28 de diciembre de 2024

Un Bonus track

 

La Nochebuena se presentó fresca, con temperaturas inferiores a los 20 grados. Por la tarde de la víspera de Navidad, incluso, cayeron unas tímidas gotas. Luego el cielo se despejó y cenamos en casa como lo venimos haciendo en los últimos años. No fuimos a ningún lado, ni tampoco acostumbramos recibir invitaciones para esta fecha. Básicamente, somos los que estamos siempre. 


Cuando el reloj marcó la medianoche y ya era Navidad, hicimos un brindis y comimos lo que se estila para la ocasión: Pan dulce, garrapiñadas, confituras varias, y después cada uno se retiró a sus aposentos. Hoy me levanté a las 8:30 y la verdad es que tenía sueño aún, pero algo me hizo pensar que por mucho que permaneciera en la cama no iba a poder dormir. Así que, pese a que no salí a ningún lado, me levanté temprano el 25. Como era de prever, cuando me escapé de las cuatro paredes pude comprobar que las calles estaban totalmente desoladas, no se escuchaba ni el rumor del motor de un auto, todos los negocios cerrados excepto algunos kioscos que me vinieron bien para comprar cigarrillos.


Este año, al parecer, la gente postergó las compras para la mesa navideña hasta último momento. Convengamos en que no hubo mucha euforia y además los productos estaban notablemente más caros si los comparamos con los precios del año anterior. Lo único alentador es que hubo menos pirotecnia, cuyo uso no brinda beneficio alguno y sólo es un gastadero de plata al pedo. Ahora nos queda una semana hasta Año Nuevo. En mi caso, habrá que conseguir material periodístico durante ese período para que la rueda siga girando, aunque la atención de los lectores esté puesta en otro lado. Ya me he referido aquí acerca de cómo indagar en el interés de quienes reciben una noticia, sobre todo cuando la vida pueblerina transita por una parsimonia bastante preocupante. No hay novedades de relevancia en el horizonte. Todo está muy tranqui, y hasta febrero o marzo seguirá así. Enero es un mes “muerto” para efectuar cobranzas, mayormente porque hay muchos comercios que se toman vacaciones, y entonces te miran con mala cara si les vas a cobrar una suma modesta cuando ellos no tenido movimiento suficiente como para disponer de unas migajas para pagar por los servicios publicitarios. El tema es así: Si se sigue viendo a la publicidad como un gasto, por mucho o poco que uno cobre, ya es un punto en contra. En cambio, si se la ve como una inversión para destacarse entre la competencia, puede considerarse de otra manera. Yo mismo, cuando recién empecé con esto, tuve que hacer publicidad de mi emprendimiento para darme a conocer. Lo hice porque sabía que tenía que jugarme todas las fichas ni bien lancé el diario digital, en un contexto donde había muchos medios de características similares. Pero lo que hace la diferencia es el contenido que vos tengas, el material que pongas a consideración del público, el respeto y la seriedad para el trabajo.


Si todos hiciéramos lo mismo, desde el punto de vista del receptor sería bastante decepcionante. Todas las mañanas echo un vistazo a los principales portales de la zona para ver de qué se está hablando, qué temas son tendencia. Y trato de rescatar algo de allí en el caso de que no haya noticias locales, citando la fuente, como corresponde. Abundan los temas sobre los cuales no se habla demasiado en los medios, y eso ocurre porque creemos que todos los dan por sentado, o que se trataría de un refrito, una reiteración absurda. 


Hay que tener un espíritu crítico ante aquello que es objeto de polémica, pero procurando esclarecerla, no continuar con la incógnita. Yo veo a menudo que lo único que mide en rating en la televisión abierta son las peleas entre las vedettes, pero en realidad la TV de hoy está hecha con dos mangos, y la gente mira lo que está a disposición, no lo que verdaderamente sería de su agrado, como una buena película. Si querés un contenido un poco más elevado, ya tenés que irte a los servicios de streaming, como Netflix, y además para poder tener esa experiencia se requiere un televisor Smart, que no todo el mundo posee. Hace casi 20 años que existen los aparatos planos, que empezaron a fabricarse tipo plasma y ahora utilizan pantalla Led. Si se rompen, no son nada baratos de reparar. Los repuestos no siempre se consiguen, y por eso es bueno conservar un televisor en desuso ya que algunas de sus piezas pueden ir destinadas a arreglar un artefacto más nuevo. Durante casi medio siglo convivimos con los televisores “de tubo”, que inclusive tenían una perilla para cambiar de canal, nada de control remoto. Todos esos avances, además de una mejor calidad de imagen, aparecieron mucho después. Es así con todo, también con la música. Hoy se usan los parlantes bluetooth, que son muy prácticos, pero hay que vincularlos con un celular, que además disponga de alguna aplicación para escuchar música. Por eso es que el soporte físico, como los CD o los vinilos, todavía conservan seguidores. Otra razón es que el sonido tiene mayor nitidez y fidelidad. En fin, el futuro trae cambios a todo nivel, y cuando parece que ya todo está inventado, surge algo nuevo, que en su lanzamiento ostenta un precio elevado, hasta que se vuelve masivo y al alcance del común de la población. Nos estaremos viendo pronto, quizás para referirnos a la gran amenaza de nuestro tiempo: La Inteligencia Artificial, que está en pleno desarrollo. Punto final.   

22 de diciembre de 2024

Última nota de 2024: Para el baúl de los recuerdos

 

Esta es la última nota que escribiré durante lo que resta de 2024, así que no abusaré de vuestra paciencia en la lectura.

 En primer lugar, no tengo más que palabras de agradecimiento hacia todos los que me dieron  una mano y me ayudaron, de una u otra manera. Gente que me brindó su estímulo y su aliento para seguir, sobre todo cuando se presentaban condiciones adversas. Se me hace imposible sintetizar lo acontecido durante 12 meses en un solo posteo. No me puedo quejar: Ya lo he hecho muchas veces y ahora no es momento para reiterarse en ese sentido.

Como mencionaba en la nota anterior, pienso que el hecho de mirar en retrospectiva nos ayuda a dimensionar que tan fructífero o no ha sido este período. ¿Qué vemos a nuestro alrededor? Bolsillos flacos. Falta de esperanza. Naturalización de la pobreza. Esas son las tres claves que (desde lo socioeconómico) yo creo advertir. Pero eso no quiere decir que haya que bajar los brazos. Además, cada uno hará la lectura que desee desde el plano personal, que en algunos casos superará con creces esas carencias. Los puntos flojos que atraviesan todo 2024 –en mi opinión- están relacionados con el cambio de gobierno y con todo lo que ello trajo aparejado. Por eso, vale reiterar: Si te recibiste de una carrera, si nació tu hijo, si pudiste construir tu casa, si formaste una pareja, todas esas variables hacen que la balanza se compense bastante.

Creo que un factor importante está dado en no dejarse llevar por la ansiedad o por pensamientos que nos conducen a actuar de forma equivocada. Es necesario anticiparse a eso porque con los hechos consumados, se hace cuesta arriba enmendar un error. Sobre todo si hemos ofendido a alguien o si lanzamos acusaciones sin fundamento. Bueno, en realidad todos deberíamos pensar antes de actuar, pero en determinados casos la vida nos exige tomar decisiones rápidas, por lo tanto no hay margen para evaluar y poner en la balanza los pro y los contra.

Hoy más que nunca, hay que esforzarse más, en todo sentido, para llegar a alcanzar lo que anhelamos. Y lo más complejo de todo es salir de la comodidad, de la zona de confort. Hay que aprender, además, a reprimir impulsos que tenemos incorporados aunque sabemos que pueden traernos problemas. Al impulso hay que domesticarlo como si fuera una mascota, para no vernos superados por él. El tema de las emociones siempre es difícil, y yo diría que al momento de actuar, debemos hacer el intento de equilibrar lo racional con lo emocional. Por supuesto que si hablamos de sentimientos su composición es puramente emocional, pero aun así podemos evitar llevarlo al nivel de una bronca que desemboque en la agresión física o verbal.

Lo que pasa, por otra parte, es que no logramos percibir quiénes nos rodean, quiénes conforman nuestro entorno, el “elenco estable”. Los amigos del campeón abundan, pero cuando las papas queman, nos damos cuenta realmente dónde estamos parados y quiénes son los que permanecieron fieles a nuestro lado a pesar de la adversidad. Esto ocurre, por lo general, con personas de mucho dinero o que son influyentes, pero puede darse en cualquier caso. Si vos estás a mi lado para que te cebe mates y te haga pasar el rato conversando de boludeces, no creo que pueda contar contigo cuando haya mar de fondo y el escenario se complique.

 

En cuanto a las expectativas, es lógico que siempre aspiremos a más, y tenemos el deseo de que el año próximo sea mejor. Y cuando digo "mejor", lo hago sin tener en cuenta los avatares que nos puedan deparar aquellas decisiones que tomen quienes nos gobiernan


Seguramente me han quedado muchas cosas sin hacer, pero prefiero concentrarme en aquello que sí pude lograr. Estar al frente de un diario digital, grabar semanalmente un programa de TV, realizar las cobranzas mensuales a los auspiciantes, cubrir a full el acontecer de la vida pueblerina, realizar entrevistas a artistas y personalidades de la ciudad, todo eso, que tal vez suene tan sencillo, lo pude hacer. Trabajé un poco menos que en 2023, y eso tiene su razón de ser, ya que hace un año estábamos en el fragor de la campaña electoral. No está mal recapitular, pero siempre haciendo foco de la manera adecuada. Porque nuestra vida no es un "anuario", es mucho más que eso. Tampoco es útil arrepentirnos por lo que no pudimos hacer. La vida siempre te da revancha, es un aprendizaje permanente, por lo tanto, aquello que no te salió como pretendías o que hiciste mal sólo sirve para tratar de no tropezar dos veces con la misma piedra, digamos.

 

¿Quieren que les diga la verdad? Puede que esté contradiciéndome con lo que expresé antes, pero llega un punto en que preferís no tener ninguna expectativa, te da igual lo que esté por venir. Recuerden que hace 4 años lo pasamos bastante mal en el pico de la pandemia (algo de lo que pocos suelen hablar hoy) y podemos considerarnos sobrevivientes. Lo único que deseo es que sea un año mejor. Y si no se da, habrá que hacerle frente con lo que esté a nuestro alcance, y con la "ventaja" de saber que muchas cosas que anteriormente nos tomaron por sorpresa, hoy ya tenemos una mínima idea de cómo son o serán. Tendremos que encontrarle la vuelta, del mismo modo que lo hicimos con tantos otros imponderables.


No esperar nada de nadie, ni siquiera de los más incondicionales, da resultado, porque te quita la presión de trazarte objetivos o proyectos de dudosa concreción. Esto no significa "hacer la plancha" y esperar que las cosas ocurran como por arte de magia. No, hay que laburar y redoblar los esfuerzos, pero solamente en aquello que depende de vos. El resto, ni vos ni las demás personas lo podrán manejar. Por eso, no me propongo metas como dejar de fumar el año que viene, ganar más guita, o hacer tal o cual cosa. Lo intentaré, y si fracaso en el cometido, habrá que volver a intentarlo. Si vos te planteás: "A partir del 1° de enero dejo de hacer esto o lo otro", puede funcionar, pero no lo recomiendo. Gracias por haber destinado su tiempo a leer estas breves líneas, y nos estaremos viendo en 2025. Punto final. 

21 de diciembre de 2024

Siempre hay una buena excusa

 

Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te pongas al día hablando cada uno de todo lo que hizo durante ese tiempo, o que no sepas qué decir, saludes y sigas de largo. Ese comportamiento pendular es más frecuente de lo que parece. Y suele pasar, por ejemplo, cuando llegan las elecciones, vas a votar y te encontrás haciendo la fila en la mesa que te fue asignada, junto con otra gente que seguramente comparte la misma letra de tu apellido y por ese motivo está allí igual que vos. No los ves nunca, o si los ves, es de pura casualidad, pero como estás esperando, se convierte en una buena excusa para conversar. Entonces uno comprende que no es el único que envejeció, o que tiene dificultades, porque ese otro te cuenta que también tuvo problemas, que está decepcionado de los políticos, y que sólo concurre a votar porque es una obligación. 


De todos modos, como decía Borges, es cierto que la amistad no necesita de la frecuentación. Lo que todos quisiéramos es tener más tiempo para poder dedicar a nuestros amigos, a compartir un café o un partido de fútbol, pero esas inquietudes se van desvaneciendo a medida que aparecen otros compromisos, como el trabajo o la familia que cada uno haya conformado. Y por sobre todas las cosas, antes de juzgar con liviandad, debemos ser más empáticos: Lo que para algunos fue una boludez o un simple trámite, para otros significó un gran esfuerzo. No todos decidimos o actuamos al mismo ritmo.


Se me ocurrió pensar en esto porque sé que a muchas de mis amistades no las he podido visitar asiduamente en el transcurso del año, ya sea porque viven lejos, o porque no coincidimos en los horarios. Este 2024 será para el recuerdo de algunos y el piadoso olvido de otros. Yo ya le di bastante rosca al asunto, y todo lo que quiero imaginar es que lo que vendrá será un ciclo venturoso, y para ello será necesario poner toda la carne al asador desde el día uno. Quedan 10 días para que termine el año. Cada cual ya habrá hecho su propio balance si lo considera útil, pero hay que aprender a no castigarse al pedo. Si las cosas no salieron bien, puede ser por distintas razones, y siempre lo que sobresale son los logros personales por encima de la coyuntura político-económica. Por supuesto que con viento a favor todo es más fácil, pero los que hemos vivido desde siempre en este país sabemos que nuestra suerte no puede quedar atada a la situación a nivel “macro”.

 

Yo lo que puedo decir es que finalizo este ciclo mejor de lo que lo empecé, porque ahora tengo las prioridades más claras que antes. En enero no sabía bien lo que iba a hacer, son meses de transición y hasta marzo está todo atado con alambre. Hoy por hoy, me interesa la idea de seguir capacitándome: Haré cursos, talleres, y todo lo que me permita tener una formación profesional más sólida. Sé que puedo continuar aprendiendo, y que lo conseguido este año, poco o mucho, me otorga ese impulso de seguir dándole rosca a lo que quedó pendiente. Y otro aspecto a mejorar, es la administración de los ingresos. Sé que la plata que cobro será menor en enero, porque muchos clientes se van a vacaciones o entran en un receso. Yo no puedo darme ese lujo, pero ya me la veo venir, habrá una merma que tendré que compensar cuidando más el mango. De marzo en adelante estimo que será diferente, porque el año próximo hay una campaña electoral por cubrir que siempre te deja un poco de guita extra. Así que acá estamos, preparados detrás de la trinchera para afrontar lo que nos toque en suerte. Nos estamos viendo pronto. No se olviden de sus amigos, que es el capital más valioso que tenemos. Punto final.   

18 de diciembre de 2024

A la vuelta de la esquina

 

Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparentan ser inmanejables. Hay que afrontarlas, y lo más probable es que cuando llegue ese momento te des cuenta de que no era tan terrible como parecía. El problema es que esa preocupación va ligada a otros sentimientos negativos, como la ansiedad y la inseguridad. Si tenemos por delante una reunión o un evento importante, es razonable suponer que esa expectativa traerá consigo toda clase de sensaciones. Por lo cual no sería atinado ofrecer resistencia a ello.


Ayer volví a ser egresado, en esta ocasión del Centro de Formación Laboral. Después de más de 20 años de desperdiciar tiempo y oportunidades, volví a obtener dos títulos por dos cursos que hice allí. Para mí, considerando cómo soy y el período transcurrido, es más significativo de lo que representa para un adolescente. Porque cuando empecé a tomar clases en marzo, me propuse llegar hasta el final. Teniendo en cuenta mi personalidad, era un gran desafío. Podría haber dejado todo por la mitad y a nadie le importaría. Pero yo tenía un objetivo en mente que estaba por encima de todo. Aunque algunas clases fueran tediosas, entendí que era necesario hacer un esfuerzo. Nada es gratis. Ya no puedo memorizar textos como antes, mi mente funciona distinto. Por eso elegí cursos que tuvieran un contenido más práctico que teórico.

 

En ambos casos se formaron lindos grupos, con mucha amistad y compañerismo. Todos íbamos para aprender algo, pero también para socializar y salir un rato de la burbuja cotidiana. Yo he realizado estudios complejos con anterioridad, y lo que más me costaba en aquellos casos no eran los conceptos, sino lidiar con muchas internas que se daban dentro del grupo en lugar de tirar todos para el mismo lado. Teníamos intereses diferentes, realidades muy disímiles. Hoy ya casi no guardo ningún recuerdo de todo eso, porque yo tenía como meta graduarme y lo pude hacer, pude estudiar periodismo y ello fue clave para mi formación posterior. Después quise estudiar algún profesorado pero no se dio esa posibilidad, a veces porque había docentes muy forros y mezquinos, y otras por mis propias limitaciones. Había materias que -además de ser aburridas- no aportaban nada al título que aspirábamos conseguir. Claro que si yo hoy estuviera trabajando en la docencia, seguramente ganaría un sueldo mayor, tendría una buena cobertura médica, y me podría jubilar siendo relativamente joven. Pero eso lo estoy mencionando con liviandad, ya que entendí no es saludable pasarnos la vida lamentándonos por aquello que no pudo ser. La historia contrafáctica carece de valor.

 

Con estos cursos que hice, lo que logré es demostrarme a mí mismo que todavía estoy en carrera para emprender algo, casi en la mitad de mi vida, habiendo pasado los 40, y todo sirve para poder agregar conocimientos al currículum. Pienso que podría aprender albañilería, carpintería, o lo que fuere, y así en un futuro me daría maña para refaccionar mi casa sin tener que pagarle a otra persona por la mano de obra. A esta altura, salvo que me gane un premio en la quiniela, ya me hago la idea de que mis ingresos no van a ser muy elevados. Nunca me desveló ganar mucha plata, sólo busco alcanzar lo suficiente para no tener que pasar privaciones innecesarias. Y un pilar clave es tener buena salud. Si te enfermás por cualquier cosa y tenés que gastar en médicos y remedios, todo se complica aún más. Por otra parte, en condiciones de fragilidad como esas, tampoco podés rendir bien en el trabajo que hagas. Eso me llevó a dejar de maquinarme, porque lo que menos deseo es sumar complicaciones que yo mismo voy generando. Por lo tanto, ya no discuto con casi nadie, y menos de política. Mis opiniones las reflejo acá, y por supuesto que habrá quien no esté de acuerdo, es lógico. No me interesa convencer a nadie de que lo que yo pienso es verdadero. Yo tengo mis argumentos y los demás tendrán los suyos. Excepto los fundamentalistas que no son capaces de ver la vida con matices (como realmente es), todo juicio de valor merece ser respetado. Como cada uno va surfeando en su propia ola, y eso propicia que no nos detengamos a ver un cúmulo de cambios que se están produciendo a todo nivel. Cuando uno los percibe, ya llegaron para quedarse, como sucedió con las redes sociales. 


Hoy ves que todo el mundo tiene Instagram y yo la verdad es que no le encuentro ninguna ventaja a los reels, a las historias, y todo eso. Sí, tengo cuenta de Instagram, pero la uso muy de vez en cuando porque no soy de sacarme fotos a cada rato. Tampoco he vacacionado en lugares que valga la pena mostrar. Eso no significa que esté mal utilizar FB o IG, son tendencias que apuntan a una determinada franja etaria. Antes nadie tenía Twitter tampoco, ahora eso cambió radicalmente, porque la clase política se comunica por esa vía en lugar de hacerlo en entrevistas o reportajes como era hasta no hace muchos años. Sin embargo, es difícil determinar si se trata del efímero encanto de la novedad o si es algo que llegó para quedarse, como este verano que está a la vuelta de la esquina. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

16 de diciembre de 2024

Noticias que uno prefiere evitar

 

Mientras me cebo unos mates, voy preparando el trabajo que me espera para mañana. En principio, no parece que se me vaya a complicar. Estimo que podré cumplir con todo, ustedes ya saben cómo es esto: Hay días que no dan respiro y otros en los que no te queda más opción que mirar el techo aunque te esfuerces en conseguir material. Pero he aprendido a pensar que el día siguiente siempre puede ser mejor, que no está dicha la última palabra, y que cada jornada tiene una parte previsible y también una dosis del factor sorpresa. Hay noticias que uno no quisiera tener que dar nunca, como accidentes, hechos policiales, o las frías necrológicas que dan cuenta del fallecimiento de gente que se ganó el aprecio de su pueblo por su hombría de bien. Pero he notado que en las actividades culturales, hay cierto “vedetismo”, me refiero a que si bien se invita a la prensa a presenciar un espectáculo, es como una hermandad, siempre son los mismos que se regodean con la lectura de poemas o canciones. Yo no sé bien a qué se debe eso, si es porque los que están son los únicos que le ponen pilas, o quizás porque hay una cuestión ideológica detrás que hace que el común de la gente desista de participar. El arte está atravesado por una ideología, ya que existe una forma de entender el mundo y la vida, y ésta no necesariamente está ligada a la política. Es una concepción de cómo funcionan los resortes de la sociedad, totalmente subjetiva, que cada uno va forjando con los años. Se puede ser peronista o gorila, por citar una dicotomía, pero lo que no se puede es soslayar un hecho artístico esgrimiendo esos motivos. Al menos a mí no me parece correcto.

 

Cuando leo un libro, lo hago sin ningún prejuicio, a veces estoy de acuerdo con lo que plantea el autor y otras no, pero es ese autor el que asume una posición y la pone de manifiesto al lector. Si un peronista no va a leer a Borges por el encono del escritor con Perón y su séquito, se está perdiendo de un amplio universo literario. Hace un tiempo estuve leyendo un libro de Juan Grabois, militante popular, y la verdad es que el tipo no es ningún boludo, sabe expresarse, después lo que haga de su vida (o si es consecuente con sus actos) es otra historia. Si un tipo “facho” y recalcitrante ha desarrollado una obra pictórica destacada, lo demás corre por su cuenta, yo disfruto de su arte y de cómo lo ha ido forjando. Lo que es desagradable es cuando se creen genios con un aura bendita y un talento especial del cual seguramente carecen. Es decir, no tienen humildad. Y como hemos dicho aquí alguna vez, no hay que confundir la humildad con la falsa modestia. Un artista va a la verdulería, a la carnicería, hace los mandados, paga cuentas. Es decir, que salvo casos muy concretos, no es una persona que vive aislada y entregada a su obra. Ser un artesano de la palabra es más complejo que serlo de las artes plásticas, se me ocurre pensar, pero ya entraríamos en un debate sobre el concepto del arte que es largo y aburrido. Después está el buen gusto, también un término controvertido, porque se puede hacer una pintura reflejando esclavitud, genocidio o escenas escatológicas y eso no le resta mérito alguno.  

Pero lo que sí me molesta es que se subestime a una determinada expresión artística porque es popular o se volvió masiva. Claro que no es lo mismo el humor de Olmedo que el Les Luthiers. Ni un recital de Los Auténticos Decadentes tiene parangón con un concierto de Martha Argerich. El problema de fondo es que muchos de los que hablan de Borges o de quien sea nunca los han escuchado o leído. Lo hacen porque queda bien sacar chapa de mencionar a alguien consagrado por la crítica especializada. Pero existe algo que une ambos extremos: Nadie se dedica de lleno al arte para perder plata. Cualquiera que deja su profesión de lado no lo hace para transitar una vida miserable y llena de privaciones. Persigue un fin de lucro. Los libros no son gratis. Las pinturas y las obras musicales, tampoco. Después podríamos debatir acerca de en qué vale la pena gastar el dinero, si es que ese sujeto tiene un presupuesto holgado que le otorga un excedente más allá de sus necesidades básicas. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

Comienzo de semana

Lunes. Arrancamos la semana sin sobresaltos, al menos por ahora. Después de varios meses, hoy enviaron un parte policial a los medios, y debo decir que ya estaba acostumbrado a que no informaran nada de su accionar, así que me sorprendió. En Lobos ocurren muchos ilícitos que no sólo no son esclarecidos, sino que tampoco se puede acceder a datos oficiales de lo acontecido. Lo que más me interesa es que la población esté al tanto de lo que hechos que suceden, porque de lo contrario daría la sensación de que la Policía no interviene en absoluto, y esa presunción de ve acrecentada al no dar a conocer los operativos que realizan.

 

Por eso insisto en que, aunque haya hechos que no son esclarecidos, es necesario que la comunidad esté en conocimiento de lo que está pasando de una fuente fidedigna. Si no es así, se acentúan la incertidumbre y las dudas. Hay dos puntos particularmente débiles de esta gestión municipal, y son la seguridad y el déficit habitacional. No es cierto que los delitos no sean denunciados por sus víctimas: En su mayoría lo hacen, pero pese a ello pasa el tiempo y no se arriba a ninguna conclusión. Por ejemplo, el hallazgo de armas y chalecos antibalas en la Plaza 1810, pleno centro de Lobos. No ha habido hasta el momento ninguna novedad al respecto, ni tampoco ninguna autoridad se ha molestado en formular declaraciones que tranquilicen a la comunidad.

 

Si hay algo que me preocupa, es la sensación de indefensión en la que estamos viviendo, que no es nueva, porque pasan los gobiernos y sin embargo nadie le pone el cascabel al gato. Todos sabemos que para que un delincuente termine preso debe tener antecedentes o ser mayor de edad, excepto que se trate de un homicidio o algo extremadamente grave. Pero no por ello vamos a bajar los brazos y mantenernos indiferentes ante la falta de respuesta de las autoridades.  

 

 Cambiando de tema, ayer fui con mi familia al Carrefour Maxi de Cañuelas, recientemente inaugurado. La verdad es que los precios pueden ser convenientes para compras mayoristas, pero si vas como a un súper cualquiera y comprás pocas unidades no hay una diferencia significativa con Lobos. De eso se dio cuenta mi vieja, quien es la que suele tener un registro del valor de los productos de primera necesidad. La atención no es buena, se nota que los empleados le ponen onda e intentan resolverte tu inquietud, pero es evidente que todavía les cuesta. No voy a juzgarlos porque yo también fui empleado varios años y sé que la atención al público es un tema difícil. Hay gente que se cree con derecho a todo y es muy demandante, pretende que se les dé soluciones y respuestas rápidas sin tener en cuenta que uno no puede decidir por encima de su responsabilidad o su área de competencia. Por eso las empresas tienen supervisores, subgerentes, gerentes, y diferentes puestos jerárquicos. Por ejemplo, un muchacho que estaba encargado de la seguridad a la salida nos pidió el ticket de la compra y por supuesto accedimos, no porque sea lo correcto sino por entender que estaba haciendo su trabajo. 


Lo que sí hace falta es un controlador de precios, que uno pueda escanear el código de barras de determinado producto para conocer su valor real, porque en todo supermercado hay ofertas engañosas, como el 2 X 1, o un descuento llevando dos unidades, que parece atractivo, pero en rigor de verdad el beneficio es mucho menor si ese mismo descuento fuera por comprar un solo artículo. No sé, nos dijeron que también había descuentos descargando una aplicación del celular, y a mí esas cosas me fastidian, porque todo debería ser más sencillo. Uno va a un mayorista porque presume que los precios serán más bajos, y aunque no haga una compra importante eso debe verse reflejado en el ticket. El almacén de barrio es más caro, pero al menos vos sabés cuánto estás pagando, podés adquirir la cantidad que quieras que el precio es igual en todos los casos, no hay promociones ni descuentos salvo con Cuenta DNI. Eso ha sido un gran avance, que se pueda abonar por transferencia o bien con tarjeta de débito. Todo lo que el comerciante debe hacer es disponer de un posnet. Incluso, aunque no es frecuente, en algunos hasta te venden los cigarrillos pagando con débito. 


En esta coyuntura, hay muchas ofertas por las Fiestas, que se concentran en la canasta navideña: Pan dulces, confituras, sidra, turrones, y todo eso. Cada año hay un salto notable en los precios de esa gama de comestibles, con una brecha interanual que supera el 100 %. Una exageración notable que no se justifica siquiera por la inflación que ha habido, ya que la calidad de un pan dulce promedio,  –por citar un caso- va siendo cada vez peor año tras año: Un mazacote lleno de edulcorante, colorante, azúcares, y todo tipo de ingredientes que lo hacen incomible, sólo apto para picar algo cuando tomás mate por la tarde. Y ni hablar de hacer algún regalito navideño: Olvidate, está todo carísimo, se puede aprovechar alguna promo pero sea como fuere siempre hay que leer bien la letra chica para evitar que te caguen. En un próximo posteo me referiré más en detalle a las avivadas de los comerciantes, que no son ningunos nenes de pecho y en determinados casos remarcan con una ganancia superior al 30 %. Así no hay bolsillo que aguante. Nos estamos viendo pronto, amigos. Punto final.


11 de diciembre de 2024

Libros polémicos

 

Todo este tiempo se estuvo hablando acerca de los libros que la Gobernación distribuye entre los estudiantes. Uno de los más cuestionados es “Cometierra”, por incluir algunas páginas de sexo explícito. Vayamos por partes: El libro, en sí, es malo. No es literatura de calidad, más allá de lo que digan los puritanos del lenguaje. Yo lo leí y la verdad es que no me causó una impresión deslumbrante. Después está lo otro, el hecho de pensar si ese contenido es apto para menores, y es posible que por responder negativamente a uno lo acusen de ejercer la censura. En todo caso, se podría haber consultado previamente con la autora a fin de brindar una versión adaptada del texto original, y de haber consenso, nadie podría alegar que se la está censurando. Lo llamativo de todo esto es que la publicidad, supuestamente adversa, su carácter de “libro prohibido”, hizo que el ejemplar volviera a las listas de los best sellers. Es decir, tanto se habló de Cometierra, que hoy vuelve a encabezar el listado de los más vendidos.

Cuando yo digo que es una novela sin valor literario, lo hago desde mi subjetividad, por supuesto. No me creo más que nadie. Habrá quienes piensen que es una obra magistral, pero con todo el viento a favor sólo le alcanza para ser un libro decente. La novela explora la marginalidad y ese es el supuesto acierto que se le intenta reconocer a la escritora, que probablemente nunca se imaginó que las críticas provocarían el efecto contrario. La señora que escribió ese texto lo hizo en dos minutos. No se nota que haya un esfuerzo por construir una prosa que interpele al lector, nada que ver. Dentro de unos años, el mismo libro estará en las mesas de saldos, a liquidación por 200 pesos. Y si el lector busca erotismo, también lo está haciendo desde el camino equivocado. Como mencioné al comienzo, el corpus de Cometierra es el relato de los barrios pobres del Conurbano, con una o dos páginas que refieren concretamente al sexo. Desde mi percepción, todo el libro es olvidable. No estamos ante Isabel Allende, Rosa Montero, Claudia Piñeiro, ni nada que se le aproxime remotamente. Es Dolores Reyes, una don nadie hasta que escribió este esperpento que continúa siendo juzgado (a favor o en contra) por quienes nunca lo han leído.  

No es la primera vez que hay una controversia de este tipo, ustedes recordarán que hace varios años pasó lo mismo con “El anatomista”, un libro de Federico Andahazi que, si bien no se distribuyó en las aulas, obtuvo un premio de un certamen literario y los organizadores (encabezados por Amalita Fortabat) se opusieron a entregarlo pese a la decisión del jurado. Estas polémicas hacen que las ventas se incrementen, porque lo prohibido siempre atrae. Lo mismo pasa con la música y con las películas. No sé quién fue el iluminado que dispuso que los chicos leyeran Cometierra, sólo puedo decir que mientras se le siga dedicando espacio, se estará provocando el efecto inverso, porque seguirá teniendo ese halo de misterio y de provocación, que en realidad no es tal, pero es lo que hay. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

10 de diciembre de 2024

Un año de gobierno de Milei

 

Hoy se cumple un año de gobierno de Milei.

Un año de decepciones, frustraciones, y quita de derechos. De desguazar al INTI, al INTA, a Télam, a la Afip. De otorgar jubilaciones miserables a nuestros viejos, con un bono ridículo de $ 70.000. De romper relaciones internacionales con países que históricamente apoyaron a la Argentina. De recortar los remedios gratuitos que reciben los jubilados a través de PAMI. Un año que tuvo un mega DNU, una Ley Bases, una devaluación descomunal, y un aumento de tarifas. Un año que pulverizó nuestras esperanzas y nuestra reserva moral.


Como hemos dicho aquí, el Presidente parece gozar, o disfrutar, del ajuste que está haciendo sobre la clase media y que la está llevando al precipicio. El apoyo popular de las encuestas le brinda estímulo para seguir adelante con el “plan Motosierra”. Que ni siquiera merece llamarse plan, porque se ejecutó de un modo improvisado y brutal. No se tuvieron en cuenta causas ni consecuencias. La gente que perdió su trabajo y quedó desempleada no sabe cómo hacer para llevar el pan a la mesa familiar. La fantasía del dólar barato y de la inflación baja sólo beneficia a los especuladores de siempre. Los salarios siguen estando por debajo de los precios de la canasta básica. La salud pública, las universidades, están en la mira del gobierno mientras se derrochan millones de pesos en senadores y diputados serviles, a los que el Presidente agasajó con un asado por sus buenos oficios a la causa libertaria. 


Tenés personajes nefastos, como el Gordo Dan, Lilia Lemoine, Bertie Benegas Lynch, que además son peligrosos. Y tenés a una Vice que hace equilibrio para que no la expulsen del todo del paraíso de Milei y sus chirolitas. El zoológico libertario da para diversos tipos de ejemplares de una fauna autóctona que se creía extinguida. Cancilleres inútiles y sin visión geopolítica, alineados a EE. UU. e Israel. Euforia de los mercados bursátiles con los bonos y las acciones argentinas. Turistas que viajan a Brasil o a Chile porque los destinos de verano están más baratos que los de su propio país. El Presidente se fotografía reunido con Donald Trump, Elon Musk y otros sujetos afines a su pensamiento ideológico.

 

Pero pese a todo, como decía Enrique Pinti en sus monólogos, acá no se va ni renuncia nadie. Milei se la tendrá que bancar y quedarse hasta el 10 de diciembre de 2027. Obtuvo el respaldo de la mayoría del electorado y ahora le toca hacerse cargo de la situación, aun con sus torpezas evidentes e indisimulables. Su visión de la economía es bastante ortodoxa, no es tan novedosa como parece. Lo mismo había querido hacer López Murphy en el gobierno de De la Rúa, con la diferencia de que el ministro bulldog duró 15 días y tuvo que mandarse a mudar por el rechazo que provocó. Así que, visto cómo están las cosas, aquellos que no estamos de acuerdo deberemos resistir, y los que ven con buenos ojos lo que está sucediendo tendrán sus motivos para pensar de esa manera. Si me preguntan cómo llegaremos a 2027, diría que es casi de ciencia ficción imaginarse algo semejante. Por lo pronto, ya hemos tenido suficiente, y es hora de que nos den un respiro, porque aquello que se les antoja “zurdo” o “populista”, no es más que una dialéctica para enfrentar a la sociedad. Nos estaremos viendo pronto, con mejores noticias para debatir y poner sobre el tapete. Punto final.

8 de diciembre de 2024

Flojo

 

Este año estuvo flojo. Y debo decir que yo también estuve “flojo”, en muchos aspectos. Desde junio hasta hace unos días atravesé por un bajón anímico que me fue limitando inconscientemente, y no sé bien los motivos. Si los supiera, podría haberlo resuelto antes. Nunca descuidé mi trabajo, eso sí: Aunque no tuviera ganas de concurrir a determinado lugar, me obligaba a ir, porque si me quedaba en mi casa mirando el techo nadie me iba a dar ni un centavo. Hoy puedo afirmar que salí adelante con la ayuda de mi familia, de mis amigos, y de mis profesionales. No me avergüenza en absoluto admitirlo, muy por el contrario. Creo que tendríamos que ser una sociedad más empática y con menos tabúes. 


En el lapso de estos 6 meses hubo rachas positivas que me permitieron una mayor actividad, pero no las podía sostener. Es difícil de explicar. No tuve que lamentar ninguna pérdida, mi salud física es normal, y nunca me faltó lo esencial para vivir. Pero de buenas a primeras me fueron cayendo todas las fichas juntas y se me hizo complicado lidiar con eso. Más que defraudar a alguien, yo mismo me iba defraudando, bajándome el precio involuntariamente, creyendo que ya no podría rendir al mismo nivel que lo hacía antes. Por ejemplo: Aunque parezca una tontería, el mes pasado escribí muy poco para este blog, ya que no tenía nada interesante o novedoso para decir. Por otra parte, estoy reforzando y puliendo los manuscritos para el próximo libro que no tengo la menor idea de cuándo se publicará. Sería un exceso de optimismo fijarme plazos para emprender un proyecto semejante. Yo escribo, guardo todo, y después voy seleccionando aquello que creo que está mejor logrado.

 

Al igual que muchos de los ocasionales lectores, la falta de dinero me impactó de lleno, y fue así como tuve que acostumbrarme a recortar determinados gastos superfluos, pero que me daban placer. No siento nostalgia hacia nada ni nadie, excepto cuando veo algunas fotos viejas y compruebo que yo también estoy viejo. Otra cosa que comprendí es que, por mucho que los demás quisieran ayudarme, quizás no sabían cómo. La escucha es importante en esos casos. Hay personas valiosas en mi vida que soportaron estoicamente mis raptos de negatividad, mi tendencia a ver todo como si hubiera caído una bomba nuclear. Aprendí bastante de todo este proceso que fue doloroso y desagradable. Por eso, ya no quiero perder más el tiempo. O en el mejor de los casos, quiero perder mi tiempo en lo que yo tenga ganas, aunque carezca de valor para terceros.

 

Si ustedes ven mis posteos de hace cuatro o cinco años, encontrarán muchos que hablan de discos, libros, películas, y todo eso. Y no es que “todo eso” haya dejado de interesarme, sino que ya no me imagino escribiendo sobre algo que vi o que escuché. Al menos por ahora es así, tal vez vuelva a las fuentes, no estaría mal tampoco. Este año, si puedo citar algo destacable, diría que leí mucho más que en los anteriores. Tengo mis autores de cabecera y otros con los que me topé por casualidad. Sin embargo, cada vez que daba comienzo a una lectura me proponía concluir las páginas de ese libro, por muy aburrido que me pareciera el desenlace. Por esa razón elegí ejemplares que no tuvieran muchas páginas, ya que en esos casos la probabilidad de terminar de leerlos era mayor. Con una película es diferente, ya que puedo ver media hora o un poco más y si no me engancho con eso, cambio de canal o apago el televisor. La tele la usé básicamente para ver partidos, hacer zapping en los canales de noticias, y no mucho más. Está ahí en mi habitación como si fuera un mueble más de la casa. Tengo un aparato de DVD que no uso nunca y ni recuerdo para qué lo compré, supongo que lo hice porque aún conservo películas en ese formato y creí que me gustaría volver a verlas. Pero me da pereza, por no decir una grosería.

 

Si hay otra cosa que aprendí, es que por mucho tiempo de ocio que uno pueda tener, hay que establecer un orden, una rutina. Seguramente me estoy contradiciendo ya que durante mucho tiempo renegué de toda clase de rutina o no le di mucha importancia. Pero es bueno levantarse a la misma hora, establecer pausas para dormir, para trabajar, para escribir, o lo que fuere. El verano tiene su pro y sus contras, ya he hablado del tema más de una vez, pero si hay algo que lo distingue es que los días son largos y amanece muy temprano. Ahora mismo, a las 5:30 AM ya es de día. Los pájaros empiezan a cantar y a romper las bolas y para quien tiene insomnio no es la compañía más aconsejable. Ese es otro factor clave: Como no podía dormir bien, me faltaba energía, no lograba conectarme con un montón de cosas que en circunstancias normales me complacían.

 

Yo sé que estoy librando una lucha día tras día, porque es obvio que uno no puede sentirse contento y a gusto todo el tiempo, pero lo que sí merece ser valorado es tener conciencia plena de esos instantes de disfrute o de placer. Más que nada, porque damos por sentado que volverán pero no sabemos cómo ni cuándo. Tengo 45 años, y haber llegado a esa edad es algo que nunca pensé. Quizás por eso, mi cumpleaños (en junio) me cayó como un mazazo. Ese día lo pasé bien al igual que los cumpleaños anteriores, no tengo duda, pero después me empecé a maquinar con todo lo que no había logrado en casi medio siglo. Había mucho pescado sin vender, como suele decirse. Esa situación se prolongó hasta que decidí dejar de pensar y procuré aceptarme un poco más. No soy un perdedor ni un triunfador, soy una persona sensible como cualquiera y a mí la vida no me pasa de costado, me seguirá acompañando hasta que llegue el final. Y voy a seguir haciendo periodismo, no soy un improvisado, tengo una trayectoria de 22 años en los medios y eso no me lo podrá quitar nadie. Es verdad lo que mencioné en otra nota: Soy de perfil bajo. No obstante, si uno no hace un poco de autobombo, nadie lo hará por vos. Mi formación profesional es mi mayor capital, desde que escribía en la Secundaria hasta la actualidad. Y a toda la gente que rompe las bolas o exige más de lo posible, que se corra del camino porque molesta. No voy a satisfacer exigencias de nadie porque no trabajo en relación de dependencia. Lo hice varios años y es una etapa cumplida. Cada uno tendrá su propia experiencia al respecto, sólo me resta decir que yo trabajo sin presiones porque todo lo que hago es en función a obtener el mejor resultado. Que a veces no lo consiga, no es motivo para caer en la decepción repentina. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

Nos estamos viendo pronto

 

Sería bueno saber cuánto gastó el Municipio para organizar el Rally de este fin de semana. ¿Por qué se prioriza esto en lugar de las Olimpíadas del Salado? Si dicen que no hay plata, significa que no hay dinero para ningún evento, no para uno sí y otro no. No tengo nada contra el automovilismo, de hecho, me pareció un lindo espectáculo ver a los autos estacionados en el centro de la ciudad, como así también la largada simbólica. Pero ya mañana la competencia terminará, y Lobos volverá a mostrar su imagen decadente que es costumbre en los últimos años. Creo que no hay prioridad alguna al momento de planificar actividades de esta índole. Las viviendas sociales siguen brillando por su ausencia. A nadie le importa que haya gente sin un lugar digno donde vivir, o que no pueda costearse un alquiler. Pero como son tan burdos y tan obvios en su forma de pensar y actuar, seguramente el año que viene, como hay elecciones, nos tocará presenciar un festival de inauguraciones y cortes de cinta. Todavía hay vecinos un tanto ingenuos que repiten de forma obediente las excusas y vanos argumentos que esgrimen desde el oficialismo. Alguien podrá decirme que el costo que insume construir 30 casas excede largamente el de una competencia deportiva. Y si bien es cierto, son gestos contradictorios. Por un lado se tira manteca al techo y por otro nos dicen que no hay fondos.


Por si todo esto fuera poco, retomando lo del Rally, ayer perdió la vida un espectador de Las Chacras a consecuencia del despiste de un auto. Habrá mucho que rever y corregir para evitar que se produzcan estos accidentes fatales que indudablemente enlutan una prueba de estas características. Pero debemos ser prudentes al respecto: Tampoco es momento de hacer una crítica despiadada en tal sentido con “el diario del lunes”.

 

Yo reconozco que un Rally puede ser un evento atractivo para un determinado sector, pero a mí no me van a decir que esto le mejora la calidad de vida a los vecinos. Nada que ver. Por eso, mientras otros municipios vecinos crecen, nosotros seguimos postergados y sin poder levantar cabeza. Una realidad triste y lamentable. Yo dije aquí varias veces que es falso eso de que el Gobernador no ayuda económicamente a quienes no son de su color político. Tenemos los casos de Saladillo o de Monte, cuyos intendentes supieron cultivar una excelente relación con Kicillof. Lo que hace falta para sacar a Lobos adelante es contar con una voluntad de progreso que atraviese todos los ejes de la administración pública. Que se asuma un compromiso ante la comunidad para sacar al pueblo adelante. No hay otra alternativa. Porque de las promesas de campaña ya estamos hartos, todos los que estuvieron en los últimos años han prometido industrias, empleo, salud de calidad, y hasta ahora no hemos conseguido ninguno de esos objetivos. Dicen que el Hospital es provincial cuando a ellos les conviene, ya que en otras circunstancias han aseverado que la mayoría de la gente que se atiende en el nosocomio es de Lobos. Esa procedencia de los pacientes es cierta, y precisamente por ello hay que proveer de recursos y aparatología al Hospital en estos tiempos donde cada vez son menos los que tienen acceso a una prepaga o a una obra social.


Creo que estoy planteando cuestiones sensatas, de sentido común, y que ni siquiera requieren de un gran desembolso de dinero. Como dije antes, al no establecer prioridades razonables, se gasta en pan y circo, no en servicios esenciales. ¿Acaso nadie ve la cantidad de carteles de venta que hay en las casas de Lobos? Mucha gente ya no quiere vivir más aquí, o no puede solventar el costo que representa mantener una propiedad. Por supuesto que Buenos Aires sigue siendo mucho más caro, pero la comparación debe hacerse tomando como referencia a localidades vecinas. Sin desarrollo no hay ninguna posibilidad de que la situación cambie. ¿Para qué vas a hacer una fiesta del asado si la gente no puede comprar ni un kilo de carne picada? No sé, a lo mejor estamos nadando en la abundancia y yo soy un pesimista incorregible, pero al menos intento pensar la realidad, analizarla, y fundamentar lo que afirmo. No podemos seguir siendo la Cenicienta de la provincia. Nuestros antepasados hicieron mucho para contribuir a la prosperidad que un Municipio que supo ser un faro para la región, y que hoy está totalmente devaluado. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

3 de diciembre de 2024

¿Quiénes son los próceres del siglo XXI?

 

La mañana se presentó tranquila, sin mayores sobresaltos. Me levanté temprano para hacer las cobranzas de los avisos publicitarios y estimo que esta tarea la finalizaré mañana. Cuando les haya cobrado a todos los clientes, será momento de ver cuánta plata recaudé a fin de ir regulando en lo que resta del mes. Me levanté sin haber podido dormir casi nada, e indudablemente es algo que me pone de malhumor, sumado a que tengo que comenzar la jornada con un notorio cansancio. No me quedó otra solución que dormir una breve siesta, que por suerte me hizo muy bien porque venía con los cables pelados, un efecto arrastre de los últimos días. De a poco voy dándole volumen a la producción periodística, lo cual no es un dato menor porque mi intención ha sido (dentro de lo posible) publicar noticias que no estén en otros medios. Si todos publicamos lo mismo, el lector no encontrará ninguna novedad, y le será indistinto consultar un portal de noticias u otro.

 

Por supuesto, cada periodista tiene su estilo propio para redactar, su impronta, y ese factor también hace la diferencia. Yo cambié el enfoque que tenía hace 10 o 20 años. Me refiero a que antes redactaba notas muy largas, y si bien no consideraba que estuviera mal, hay algunas a las que se les pueden suprimir varios párrafos sin desvirtuar su contenido. Cuando cubrís un acto protocolar, por ejemplo, y transcribís lo que viste desde la primera a la última coma, a los discursos no los lee nadie. Lo que sí se puede hacer es incluir alguna frase destacada o que dé lugar para la polémica. Desgrabar discursos de más de 15 minutos debe ser lo más tedioso dentro de esta profesión. A veces salen mejor si son improvisados, eso varía según el oficio del orador, porque son más espontáneos. En caso de ser leídos, lo que pasa es que cuesta hacer las pausas correctas, no enredarse con alguna palabra difícil de pronunciar. Yo no recuerdo haber pronunciado un discurso en tiempos recientes, pero si lo hiciera seguramente también me sucedería lo mismo. Cuando se entregan medallas o distinciones, todo el acto en sí mismo se vuelve más extenso. Lo mismo cabe si se trata de reconocimientos que una institución desea hacer a particulares. Y ni hablar de los descubrimientos de placas, que generalmente son un homenaje a personas que ya han fallecido o a socios vitalicios.

 

Para ese tipo de notas (aniversarios o inauguraciones) es necesario ser conciso pero a su vez no omitir ningún dato sensible. La crónica no puede quedar incompleta, y una forma de salvar esa cuestión es hacer una mención breve de todo lo acontecido, sin profundizar. Hay gente que cuando tiene que hacer una alocución no toma conciencia de que la atención del auditorio se dispersa si todo se vuelve excesivamente largo. O incluso más: Tedioso. Pero también hay que comprender que redactar un discurso no es tan sencillo como se cree si uno no quiere dejar a nadie afuera. Cuando hay que mencionar a quienes contribuyeron al desarrollo de una determinada de un club, una escuela, o lo que sea, una omisión involuntaria puede caer pésimo, porque los familiares de esa persona se sentirán dolidos de que no haya sido tenida en cuenta.

 

Pero a veces, sucede a la inversa: Hay actos protocolares tan breves y con tan poco entusiasmo que dejan la sensación de que sólo se hicieron para cumplir con una fecha patria, para sacarse el compromiso de encima. Acá en Lobos, los actos más recientes por el Día de la Memoria dieron vergüenza ajena. A nadie le importó hacer una reseña de lo que se estaba conmemorando, o enumerar las dolorosas consecuencias que trajo la dictadura. Como dije antes, era evidente que esos actos se realizaron para “cumplir” con la efeméride, pero sin ningún apego al sentido real de ella. Desde que asumió esta gestión municipal, se le ha dado muy poco interés al Día de la Memoria. Y aquí es necesario hacer una salvedad: Los funcionarios de turno podrán no estar de acuerdo con lo que se está conmemorando, pero es un feriado, y como tal, corresponde dejar de lado posturas personales.

 

Este año, más allá de las fiestas populares como las del locro, del alfajor, de la empanada, del asado, y alguna otra que me esté olvidando, no se ha puesto el menor empeño en realzar los actos patrios. Y si esa actitud mezquina y caprichosa se profundiza, están contribuyendo a desdibujar el sentido para el cual esas fechas fueron concebidas. Todos los países honran a sus próceres y a sus mártires, a los que forjaron la historia, a las víctimas del terrorismo, a los que protagonizaron gestas heroicas. Si esto continúa así, el ejemplo y el legado que le estamos dando a las nuevas generaciones es pésimo, porque cuando sean adultos, tendrán el recuerdo de actos insulsos, sin alma, sin la menor vocación por perpetuar a los que hicieron grande a la Argentina. También es cierto que los próceres estuvieron durante mucho tiempo bajo una pátina de bronce, y no era frecuente hacer alusión a sus debilidades que los enaltecían aún más. Pero, por otra parte, no me cabe duda de que en el siglo XXI surgirán nuevas figuras que construyan la identidad del país y que –al cabo de un tiempo- sean homenajeadas por su aporte a la construcción ciudadana. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

2 de diciembre de 2024

Remar en medio de la tormenta

 

Lunes. Segundo día de diciembre. Entramos en la recta final del año, y cada uno sabrá si es oportuno o no hacer un balance de ese período. A veces no hace falta recapitular mucho para darse cuenta si es saldo es positivo. O si por el contrario, hubo un predominio de malas noticias que nos vieron desbordados. Todo lo que espero es transitar el verano con tranquilidad, que no me falte el dinero, e irme preparando para el próximo año de la mejor manera.


Hace unos días me hice unos controles médicos que arrojaron algunos datos preocupantes, así que no me quedará más alternativa que intensificar la actividad física. Empecé a ir al gimnasio nuevamente, transpiré muchísimo, casi a chorros diría yo, y debe ser porque vengo acumulando un exceso de estrés y ansiedad. Tuve que llevarme una toallita para mitigar un poco la situación, me sentía avergonzado por sudar tan copiosamente comparado con el resto de la gente que iba a entrenar. Ese es uno de los inconvenientes que representa el verano para mí, padezco el calor más de lo normal. Pero lo que tiene de particular es que los atardeceres son hermosos y hay más horas de luz solar.


Lo que tengo que lograr en esta etapa es activarme todo lo que pueda con hábitos saludables. Debería haberlo hecho mucho antes, pero la ficha me cayó recién ahora. Quiero llegar a fin de año con los mejores recursos humanos que yo esté en condiciones de brindar. Es un proceso de búsqueda interior, que no es tan complejo como parece, simplemente hay que reforzar la voluntad. Ese es el problema, porque reconozco que últimamente no he sido muy voluntarioso. Lo que pasa es que me cansé de tener que remarla, como solemos decir. Mi deseo sería que las cosas se dieran espontáneamente, y no tener que sucumbir ante la abulia cotidiana. Que una conversación fluya naturalmente, que no haya que hacer preguntas estúpidas ni tener que ensayar respuestas del mismo tenor. 


Las relaciones interpersonales están muy deterioradas en la sociedad actual, donde todo se resuelve con un WhatsApp o con un mail. Lo que estoy advirtiendo es que no hay espacio para una comunicación real, y creo que muchas veces ni nos damos cuenta de ello. O a nadie le importa, porque vivimos en un ritmo vertiginoso que nos conduce a la falta de compromiso. Algún día habrá que replantearse qué lugar le estamos dedicando a conocer al otro, y si no somos muy egocéntricos creyendo que lo que nos pasa a nosotros es lo único relevante. Para una buena conversación, es necesario escuchar atentamente y ser asertivos. Si no vamos en esa dirección, los vínculos se tejerán con hilos demasiado débiles, y ya estamos grandes como para perder el tiempo en un intercambio de palabras totalmente banal. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

Amplitud

  Estos primeros días del verano se distinguen por una gran amplitud térmica. A la mañana el ambiente se nota fresco, con 15 o 20 grados, mi...