La Nochebuena se presentó fresca, con temperaturas inferiores a los 20 grados. Por la tarde de la víspera de Navidad, incluso, cayeron unas tímidas gotas. Luego el cielo se despejó y cenamos en casa como lo venimos haciendo en los últimos años. No fuimos a ningún lado, ni tampoco acostumbramos recibir invitaciones para esta fecha. Básicamente, somos los que estamos siempre.
Cuando el reloj marcó la
medianoche y ya era Navidad, hicimos un brindis y comimos lo que se estila para
la ocasión: Pan dulce, garrapiñadas, confituras varias, y después cada uno se
retiró a sus aposentos. Hoy me levanté a las 8:30 y la verdad es que tenía
sueño aún, pero algo me hizo pensar que por mucho que permaneciera en la cama
no iba a poder dormir. Así que, pese a que no salí a ningún lado, me levanté
temprano el 25. Como era de prever, cuando me escapé de las cuatro paredes pude
comprobar que las calles estaban totalmente desoladas, no se escuchaba ni el
rumor del motor de un auto, todos los negocios cerrados excepto algunos kioscos
que me vinieron bien para comprar cigarrillos.
Este año, al
parecer, la gente postergó las compras para la mesa navideña hasta último
momento. Convengamos en que no hubo mucha euforia y además los productos
estaban notablemente más caros si los comparamos con los precios del año
anterior. Lo único alentador es que hubo menos pirotecnia, cuyo uso no brinda
beneficio alguno y sólo es un gastadero de plata al pedo. Ahora nos queda una
semana hasta Año Nuevo. En mi caso, habrá que conseguir material periodístico
durante ese período para que la rueda siga girando, aunque la atención de los
lectores esté puesta en otro lado. Ya me he referido aquí acerca de cómo
indagar en el interés de quienes reciben una noticia, sobre todo cuando la vida
pueblerina transita por una parsimonia bastante preocupante. No hay novedades
de relevancia en el horizonte. Todo está muy tranqui, y hasta febrero o marzo
seguirá así. Enero es un mes “muerto” para efectuar cobranzas, mayormente
porque hay muchos comercios que se toman vacaciones, y entonces te miran con
mala cara si les vas a cobrar una suma modesta cuando ellos no tenido
movimiento suficiente como para disponer de unas migajas para pagar por los
servicios publicitarios. El tema es así: Si se sigue viendo a la publicidad
como un gasto, por mucho o poco que uno cobre, ya es un punto en contra. En cambio,
si se la ve como una inversión para destacarse entre la competencia, puede
considerarse de otra manera. Yo mismo, cuando recién empecé con esto, tuve que
hacer publicidad de mi emprendimiento para darme a conocer. Lo hice porque
sabía que tenía que jugarme todas las fichas ni bien lancé el diario digital,
en un contexto donde había muchos medios de características similares. Pero lo
que hace la diferencia es el contenido que vos tengas, el material que pongas a
consideración del público, el respeto y la seriedad para el trabajo.
Si todos hiciéramos lo mismo, desde el punto de vista del receptor sería bastante decepcionante. Todas las mañanas echo un vistazo a los principales portales de la zona para ver de qué se está hablando, qué temas son tendencia. Y trato de rescatar algo de allí en el caso de que no haya noticias locales, citando la fuente, como corresponde. Abundan los temas sobre los cuales no se habla demasiado en los medios, y eso ocurre porque creemos que todos los dan por sentado, o que se trataría de un refrito, una reiteración absurda.
Hay que tener
un espíritu crítico ante aquello que es objeto de polémica, pero procurando
esclarecerla, no continuar con la incógnita. Yo veo a menudo que lo único que
mide en rating en la televisión abierta son las peleas entre las vedettes, pero
en realidad la TV de hoy está hecha con dos mangos, y la gente mira lo que está
a disposición, no lo que verdaderamente sería de su agrado, como una buena
película. Si querés un contenido un poco más elevado, ya tenés que irte a los
servicios de streaming, como Netflix, y además para poder tener esa experiencia
se requiere un televisor Smart, que no todo el mundo posee. Hace casi 20 años
que existen los aparatos planos, que empezaron a fabricarse tipo plasma y ahora
utilizan pantalla Led. Si se rompen, no son nada baratos de reparar. Los
repuestos no siempre se consiguen, y por eso es bueno conservar un televisor en
desuso ya que algunas de sus piezas pueden ir destinadas a arreglar un
artefacto más nuevo. Durante casi medio siglo convivimos con los televisores “de
tubo”, que inclusive tenían una perilla para cambiar de canal, nada de control
remoto. Todos esos avances, además de una mejor calidad de imagen, aparecieron
mucho después. Es así con todo, también con la música. Hoy se usan los
parlantes bluetooth, que son muy prácticos, pero hay que vincularlos con un
celular, que además disponga de alguna aplicación para escuchar música. Por eso
es que el soporte físico, como los CD o los vinilos, todavía conservan
seguidores. Otra razón es que el sonido tiene mayor nitidez y fidelidad. En
fin, el futuro trae cambios a todo nivel, y cuando parece que ya todo está
inventado, surge algo nuevo, que en su lanzamiento ostenta un precio elevado,
hasta que se vuelve masivo y al alcance del común de la población. Nos estaremos
viendo pronto, quizás para referirnos a la gran amenaza de nuestro tiempo: La Inteligencia Artificial, que está en pleno desarrollo. Punto final.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario