1 de enero de 2025

Un nuevo comienzo, con toda la actitud

 










Sobre 2025 podemos trazar infinitas especulaciones y conjeturas, pero lo que no podemos soslayar es que es un año nuevo. Comenzó hoy. Al menos por unos días, vamos a ponerle unas fichas a este nuevo ciclo que, en mi caso, con muy pocos méritos logrará ser superior a 2024.


En 2025, se cumplen 20 años desde que comencé a escribir aquí, en este blog. Parece increíble que hayan transcurrido dos décadas, en las cuales yo he procurado trazar un registro de las nuevas tendencias, como así también del acontecer local y nacional a través de una bitácora personal que -desde los inicios- tuvo como única finalidad promover un espacio para el pensamiento independiente y la reflexión.


Como dije al principio, ya no vale la pena hablar del año pasado, pero sí remarcar que todo está orientado a que el ’25 sea superador. Yo albergo los mejores deseos y esperanzas, y me siento con fuerzas para encarar lo que venga. Habrá factores imprevisibles, por supuesto, pero todo lo que hoy puedo afirmar es que comenzamos a escribir una hoja en blanco. Un nuevo capítulo. Una etapa en la cual deberemos poner a prueba nuestra paciencia y nuestra templanza. Son virtudes que no todo el mundo puede enorgullecerse de tener. Me tocó pasar un 2024 complicado, y no quiero repetir esa historia, todo lo contrario. No nos queda otra opción que mirar hacia adelante. Asistimos a un cambio de época dominado por la virtualidad, los conflictos globales y la Inteligencia Artificial (a falta de la Inteligencia Natural, que desde hace mucho tiempo que no abunda). Otro año más para resistir detrás de la trinchera, pero también para disponerse a emprender el ataque de ser necesario. Si vos no cambiás, nada cambiará. O como decía aquel sabio: Pinta tu aldea, y pintarás tu mundo. Parecen palabras bobas, pero que cobran sentido cuando se imponen modelos económicos que nos descolocan, porque no sabemos bien cómo han logrado consolidarse y ganarse la aceptación del seno de la sociedad. Posiblemente se deba al fracaso de los anteriores y a una ruptura del pacto ciudadano con la clase política.


Todas las consideraciones que yo pueda hacer el primer día del año quedarán sepultadas por el peso de los hechos. Sin embargo, es conveniente contar con una hoja de ruta para ver qué dirección tomar. Una suerte de GPS, como se estila usar ahora cuando salimos hacia un determinado lugar, pero necesitamos coordenadas que nos indiquen el camino más cercano. Debe ser una de las pocas cosas útiles que aprendí en 2024 a fuerza de enfrentar situaciones adversas. Es lógico que todos busquemos la comodidad, el viaje más placentero y sin sobresaltos, pero la vida no es así. Llega un punto en que comprendés que, por esa razón, hay que rescatar de la memoria los buenos momentos. Ponerlos en valor y no perder contacto con los seres queridos. Son, ni más ni menos, aquellas personas que están dispuestas a darte una mano cuando parece que te va a tapar el agua. Una vez más, está bueno recordar que somos los únicos responsables de nuestras vidas y de lo que hacemos. Ya no se puede seguir tirándole el fardo a otro, somos todos adultos y se supone que si actuamos de determinada manera lo hacemos con plena conciencia de ello.


2025 se construye, entonces, con dudas y certezas. Con el devenir de los días, porque el tiempo pasa muy rápido y no hay margen para la indecisión. Las dudas que todos tenemos siempre existirán, pero sea como fuere hay que elegir una alternativa. Si nos quedamos esperando para subirnos al vagón, el tren pasará de largo cuando menos te des cuenta. Hay que reconciliarnos con quienes somos, no asumir una impostura, porque está lleno de gente que vive de los halagos y de la adulación. Yo no soy esa clase de persona, para mí si algo de mi laburo está mal hecho seguiré pensando que es así aunque reciba muchos comentarios positivos, que juzgaré inmerecidos. Y a la inversa: Si uno está convencido de que actuó correctamente, lo que digan los demás es irrelevante. Siempre existirá esa disparidad de criterios. Claro que, si en algún momento los planetas dan indicios de alinearse y empieza a soplar el viento a favor, tenés que aprovechar el envión y no dormir la siesta eterna. Por eso, y muchos motivos más, dejemos toda la carne en el asador para 2025, y que sea un período próspero en todos los sentidos. Nos estamos viendo pronto. Punto final


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