Sobre 2025
podemos trazar infinitas especulaciones y conjeturas, pero lo que no podemos
soslayar es que es un año nuevo. Comenzó hoy. Al menos por unos días, vamos a
ponerle unas fichas a este nuevo ciclo que, en mi caso, con muy pocos méritos logrará
ser superior a 2024.
En 2025, se
cumplen 20 años desde que comencé a escribir aquí, en este blog. Parece increíble
que hayan transcurrido dos décadas, en las cuales yo he procurado trazar un registro de las nuevas tendencias, como así también del acontecer local y nacional a través de una bitácora personal que -desde los
inicios- tuvo como única finalidad promover un espacio para el pensamiento
independiente y la reflexión.
Como dije al
principio, ya no vale la pena hablar del año pasado, pero sí remarcar que todo
está orientado a que el ’25 sea superador. Yo albergo los mejores deseos y
esperanzas, y me siento con fuerzas para encarar lo que venga. Habrá factores
imprevisibles, por supuesto, pero todo lo que hoy puedo afirmar es que
comenzamos a escribir una hoja en blanco. Un nuevo capítulo. Una etapa en la
cual deberemos poner a prueba nuestra paciencia y nuestra templanza. Son
virtudes que no todo el mundo puede enorgullecerse de tener. Me tocó pasar un
2024 complicado, y no quiero repetir esa historia, todo lo contrario. No nos queda
otra opción que mirar hacia adelante. Asistimos a un cambio de época dominado
por la virtualidad, los conflictos globales y la Inteligencia Artificial (a
falta de la Inteligencia Natural, que desde hace mucho tiempo que no abunda).
Otro año más para resistir detrás de la trinchera, pero también para disponerse
a emprender el ataque de ser necesario. Si vos no cambiás, nada cambiará. O
como decía aquel sabio: Pinta tu aldea, y pintarás tu mundo. Parecen palabras
bobas, pero que cobran sentido cuando se imponen modelos económicos que nos
descolocan, porque no sabemos bien cómo han logrado consolidarse y ganarse la
aceptación del seno de la sociedad. Posiblemente se deba al fracaso de los
anteriores y a una ruptura del pacto ciudadano con la clase política.
Todas las consideraciones
que yo pueda hacer el primer día del año quedarán sepultadas por el peso de los
hechos. Sin embargo, es conveniente contar con una hoja de ruta para ver qué
dirección tomar. Una suerte de GPS, como se estila usar ahora cuando salimos
hacia un determinado lugar, pero necesitamos coordenadas que nos indiquen el
camino más cercano. Debe ser una de las pocas cosas útiles que aprendí en 2024
a fuerza de enfrentar situaciones adversas. Es lógico que todos busquemos la
comodidad, el viaje más placentero y sin sobresaltos, pero la vida no es así.
Llega un punto en que comprendés que, por esa razón, hay que rescatar de la memoria los
buenos momentos. Ponerlos en valor y no perder contacto con los seres queridos.
Son, ni más ni menos, aquellas personas que están dispuestas a darte una mano
cuando parece que te va a tapar el agua. Una vez más, está bueno recordar que
somos los únicos responsables de nuestras vidas y de lo que hacemos. Ya no se
puede seguir tirándole el fardo a otro, somos todos adultos y se supone que si
actuamos de determinada manera lo hacemos con plena conciencia de ello.
2025 se
construye, entonces, con dudas y certezas. Con el devenir de los días, porque
el tiempo pasa muy rápido y no hay margen para la indecisión. Las dudas que
todos tenemos siempre existirán, pero sea como fuere hay que elegir una
alternativa. Si nos quedamos esperando para subirnos al vagón, el tren pasará
de largo cuando menos te des cuenta. Hay que reconciliarnos con quienes somos,
no asumir una impostura, porque está lleno de gente que vive de los halagos y
de la adulación. Yo no soy esa clase de persona, para mí si algo de mi laburo
está mal hecho seguiré pensando que es así aunque reciba muchos comentarios
positivos, que juzgaré inmerecidos. Y a la inversa: Si uno está convencido de
que actuó correctamente, lo que digan los demás es irrelevante. Siempre
existirá esa disparidad de criterios. Claro que, si en algún momento los
planetas dan indicios de alinearse y empieza a soplar el viento a favor, tenés
que aprovechar el envión y no dormir la siesta eterna. Por eso, y muchos
motivos más, dejemos toda la carne en el asador para 2025, y que sea un período
próspero en todos los sentidos. Nos estamos viendo pronto. Punto final
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