1 de febrero de 2006

LA CIUDAD DE LA EUFORIA




Como es de público conocimiento, finalmente el gobierno municipal reinauguró la Plaza 1810, con corte de cintas y cotillón justicialista incluido. La obra, encomiable por cierto, no debe hacernos olvidar desatinos, tropiezos, exabruptos e irregularidades que precedieron al remozamiento del citado espacio verde.
Varios medios de comunicación locales no dudaron en calificar de "histórico" este acontecimiento, quizá dejándose llevar por un entusiasmo digno de mejor causa. La sequía informativa propia de los meses de verano también tuvo que ver, supone uno, en esta exacerbación endémica de las escasas noticias que ameritan ser impresas para ser puestas a consideración de los lectores.
Como hemos dicho en artículos anteriores, la calle 9 de julio sigue aguardando un manto de piedad de parte de frentistas y comerciantes, como así también de parte de la actual gestión municipal, que hasta el momento ha emprendido como obra más significativa en lo que atañe a la calle mencionada anteriormente, el cambio de los carteles indicadores (señalética) de las arterias que cruzan a nuestra 9 de julio.
No se trata de desmerecer esta acción, que por cierto aporta un servicio a los transeúntes. Uno podrá, en lo sucesivo, y gracias a este gesto obsequioso de los funcionarios, facilitar una rápida respuesta a la pregunta “¿Dónde estoy?”, tras lo cual Ud., señora o señor ávido de ubicarse en tiempo y espacio, responderá: “Estoy en la esquina de 9 de julio y Ayacucho”, y seguirá su camino, satisfecho de haber evacuado esta duda existencial que lo perturbaba hondamente y le impedía seguir el curso de los acontecimientos.

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...