6 de julio de 2006

REFLEXIONES (por Pablo Martín)


Nothing’s Gonna Change My World!

Deambulando por la manzana verde sudamericana, éste día domingo de olvidado fútbol, aquel fútbol que hace 2 días todos transpirábamos y hoy es un trapo de fétido aroma orgulloso de alejarse con su victoria a cuestas, decía que dando vueltas por ahí con poco dinero y pocas ganas de gastarlo en expresiones baratas del decimocuarto arte, escaso para algo de realidad sensual, me metí en un puesto de mesas de saldo, atiborrado de volúmenes caóticos, algunos sitios olvidados por la mano piadosa que iza la franela, otros de libros nuevos o reediciones de clásicos interrumpen el paso a diestra y siniestra. Ignotos colados entre Goethe y Marechal tratan de camuflarse con sus auras para que un imprudente se lleve el chasco cuando todo sea tarde (sentado en el living de su casa o el café de siempre o en alguno que descubrió buscando la luna). En fin, allí hurgando encontré el Diccionario Filosófico de Voltaire; grata sorpresa: $9. Ferozmente me hice de un ejemplar y ansioso salí (luego de pasar por la CAIXA) a sumergirme en algún café o bar para ver que tenía que decir el padre del iluminismo, quien si hubiese sabido que el Dr. Nadie le compraría a sólo nueve devaluados pesos o conocido por quienes estaba rodeado en la mesa de saldo, con ahínco y esmero dedicarse hubiera a la práctica alfarería o a vender navajas para orangutanes en la Rue Morgue. Inundado por la curiosidad de necio iniciático, examiné las primeras páginas. Ediciones Libertador, empresa que vomita al mundo clásicos por decenas con variaciones mínimas de edición (cambio de foto del personaje de turno, imagen alegórica a la novela de turno y el color de turno) me dio un repaso biográfico. Diccionario breve en que Voltaire indaga sobre asuntos de doctrina y términos políticos; azarosamente mi pulgar detuvo el crujir de las hojas pasándolas intempestivamente de adelante hacia atrás, en la letra M; M de Milagros, aquí el autor le imprime a los “sabios” sus dudas y les lanza al combate singular (y/o plural) ante los necios eclesiásticos que en esa época no eran necios o mejor dicho no se sentían y mejor dicho aún no les hacían sentir tan necios. Si milagro, según define Voltaire, es la violación de las leyes divinas matemáticas, inmutables y eternas, constituye una contradicción cosmológica. Una ley no puede ser inmutable y violable al mismo tiempo, siendo el SER Supremo el que las creó, “si hubiese observado imperfección alguna resultante de la imperfección de la materia habría puesto remedio a ello desde el COMIENZO, por ende, no tiene por qué cambiar nada.” El francés se reserva solamente ante Él y sus 12. En verdad encontrar esto me aclara muchos puntos oscuros de mi alma abrumada por cuestiones que no atañen a esto, descubro la tranquilidad al reparar que la revelación fue prevista en el horóscopo de mi signo en la Viva del mismo domingo. ¡¡Aleluya he de comentarlo con mi parapsicólogo!!

“Jai Guru Deva, OM.”


Pablo Martín

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