7 de febrero de 2008

Vermouth con papas fritas, y good show!!


A veces me cuesta asimilar la idea de que ya estamos en febrero (sí, los nombres de los meses del año se escriben sin mayúsculas) y los 31 días de su antecesor transcurrieron sin pena ni gloria, en medio de la más absoluta intrascendencia y tedio. 31 días de nuestras vidas, en los cuales soportamos el agobio del calor, de los opinólogos, de los mosquitos, de los familiares de lugares remotos que brotan de la tierra como por arte de magia y deciden por "motu propio" venir a visitarte. De acuerdo con la siempre creíble pantalla de Crónica TV, "estalló el verano", circunstancia que resulta más que evidente en los cuerpos bronceados y sudorosos de las modelos "top" del momento, estrellas fugaces que aprovechan la siempre codiciada costa uruguaya para ganar notoriedad y presencia mediática, que suele durar lo que un suspiro, dado que para el verano cosecha '09 la modelo "top" será otra, más longuilínea que la anterior, y con un lenguaje más procaz y desprejuiciado, como parece ser la tendencia en boga, según la cual la que no confiesa una noche de sexo salvaje con otro personaje en ascenso no es digna de la tapa de "Gente" o "Caras".
Mes de recambio de lamparitas, de nuevo huso horario, de cotillón oficialista de la peor calaña. Un mes para el olvido, para la venta de libros baratos, de lectura simple y eficaz, que permiten resolver la vida de su portador en 15 minutos.
Mes de "hits" estivales de alta rotación radial, que torturan la salud auditiva de cualquier ser humano racional, y que son profusamente descargados en ringtones o en reproductores MP3 para luego ser borrados tan pronto como asoma marzo y los destellos de colores del verano emprenden la retirada.
Mes de fiestas exclusivas (o eventos, como se los denomina ahora) reservados para gente que se autodenomina VIP, organizados por el RR PP de turno, como el nunca bien ponderado Gaby Alvarez, de quien ya nos hemos ocupado en un post anterior.
La rueda sigue girando, el tiempo no para, no hay manera de detenerlo, y por obvio que resulte, no deja de provocarnos la angustia de sentir que todo es demasiado efímero para ser real.

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...