7 de junio de 2021

¿Cuál es la historia de tu vida?

Hoy, la verdad es que no puedo quejarme: todo lo que hice me salió bien (toco madera), o al menos no tuve ningún disgusto. Por el contrario, muchísima gente me saludó por el Día del Periodista, y siempre viene bien que tus lectores, amigos o vecinos te hagan una muestra de cariño. Toda persona desea ser querida y respetada, y yo no soy la excepción. Empecé con esto allá por el año 2000/2001 en la ya desaparecida FM "Fortín Lobos", cuyo propietario era Rolando Alegre. Compartía con él y con Víctor Rodríguez la conducción de un programa que salía al mediodía y que -en su momento- era muy escuchado. Yo ya me había recibido de Periodista y había regresado a Lobos, obviamente que nadie me conocía porque estaba dando mis primeros pasos. Pero antes de eso, colaboré en una revista de la colectividad japonesa en la Argentina. Los tipos eran unos chantas, me citaron a un Mc Donald´s de la Av. Santa Fe, parecía que iba todo encaminado pero luego se volvió imposible localizarlos. Me dieron 20 pesos/dólares de aquella época, que no era tanta guita pero con eso te podías comprar un CD o un libro si querías. 

Retomando el hilo conductor de esta nota, en 2003 empecé a trabajar en gráfica, en el diario La Mañana de 25 de Mayo. El Director era Alberto Rocha, un gran tipo, el problema era que de las notas que yo enviaba vía mail a la Redacción, me publicaban la mitad, y me hacían quedar mal delante de él, que era mi superior inmediato. Cuando terminó esa experiencia arranqué el El Cuarto Poder, y salvo lapsos muy cortos, estuve colaborando para el diario desde ese año hasta su cierre, en 2020. Más adelante trabajé en los otros dos diarios que existían en ese entonces (La Palabra y Periódico Lobos), por lo cual puedo afirmar que, en forma directa o indirecta, por más o menos tiempo, laburé en los tres semanarios que estaban circulando por esos años. 

Pero la apuesta fuerte la pude concretar gracias a mi viejo, cuando fundamos en 2006 "Lobos Digital" (el segundo diario online de su tipo en Lobos), una experiencia inolvidable, porque fueron muchos años y pasó de todo: hubo situaciones ingratas que no sabía cómo manejar, y momentos en que logré darle a ese emprendimiento el estilo que yo pretendía. Compramos una cámara profesional que para ese momento muy pocos medios en nuestra ciudad tenían, lo cual hizo que el diario se distinguiera por la calidad de sus imágenes, además del texto de las notas. 

Llegamos a 2017: cada vez más gente empezaba a leer noticias y todo tipo de contenido desde su celular, y el formato que teníamos no era muy amigable con esos dispositivos. Otra apuesta grande: contratar a un diseñador, cambiar el nombre del diario, y empezar desde cero. Así surgió LOBOS 24, un medio que cuenta con más de 7.000 seguidores en las redes y que creció más rápidamente que lo que había ocurrido con el otro diario en los 10 años anteriores. Esto se dio de esa manera, no porque lo realizado con anterioridad no haya sido exitoso, sino porque un sector más amplio ya tenía acceso a Internet y la inversión en publicidad que se hizo al principio para dar a conocer este nuevo proyecto, lo potenciaron de un modo sorprendente. 

Escrito de esta manera, como lo estoy haciendo ahora, parece como si todo hubiera fluido naturalmente y sin sobresaltos. Pero no fue así, desde luego. Nunca es fácil ganarse un lugar en una determinada profesión. Y lo más arduo, es renovar el compromiso con los lectores día a día. No hay que dormirse en los laureles. O al menos, no lo recomiendo. Creo que hice bastante, pero aún puedo alcanzar otras metas. Para invertir, se requieren dos cosas: tiempo y plata. Podemos sumar otras aptitudes, como esfuerzo, vocación, dedicación...cada cual le agregará el condimento que desee. Lo que debemos comprender, es que la historia de la vida de cada uno se escribe día tras día. El pasado, por supuesto, forma parte de la hoja de ruta que elegimos. Pero si nos quedamos detenidos en esa foto, veremos cómo las cosas (y la realidad misma) nos empiezan a pasar de largo. Hay que evitar que eso ocurra, y entender que la mayoría de las situaciones que nos suceden, no son fruto del azar. Punto final. 











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