30 de octubre de 2023

Salvar la ropa

Lunes por la tarde en la ciudad. Aunque quieran plantearlo como una cuestión ligada a la voracidad y especulación de los empresarios, la falta de nafta en buena parte del país demuestra la incapacidad e ineptitud del Gobierno. Tenemos una petrolera estatal que a los fines prácticos, como lo es garantizar el abastecimiento, no sirve para nada. Estuve recorriendo varias estaciones de servicio durante el fin de semana, para elaborar un informe, y el panorama era preocupante para aquellos que dependen de un vehículo para trabajar. Yo no tengo auto, pero eso es irrelevante. Cualquiera sabe que si te quedás sin combustible, te quedás a pata. Gradualmente se consigue gasoil y también GNC. Y este lunes la distribución y venta de nafta se hizo con cupos, 6 litros o algo así. Eso me parece bien, porque si cada uno que va cargar llena el tanque por las dudas, al que está esperando detrás tuyo lo dejás sin nada. Es similar a cuando en los supermercados venden una cantidad limitada de paquetes de azúcar o yerba, por lo general son dos unidades por persona. 

Ayer domingo, la calle fue una desolación total, lo que potenció aún más el carácter deprimente del séptimo día. Para ser franco, yo diría que un domingo promedio casi no circulan vehículos hasta las 5 o 6 de la tarde. Vivo cerca del Centro, y antes de esa hora no hay un alma. No recuerdo si siempre fue así, pero si tenemos en cuenta que mantener un auto es costoso, no tiene mucho sentido disponer de uno para usarlo esporádicamente. Conozco varias personas que tienen el coche "durmiendo" en el garage, y las pocas veces que lo sacan a la calle es para lavarlo o pasarle lustre a la carrocería. Pero bueno, tal vez no soy el más indicado para hablar de objetos que uno compra al pedo.  

En este contexto, partiendo de lo que implica este racionamiento del combustible, sumado a lo que ya veníamos afrontando, no hay manera de salir del atolladero. Puede resolverse o no, pero seguimos sin tener respuestas a la cuestión de fondo.

La política argentina -o mejor dicho, quienes la ejercen- conforma un triste y patético espectáculo. Tenía razón Borges con aquella frase, "no los une el amor, sino el espanto". Por primera vez en mi vida estoy considerando la posibilidad de votar en blanco para el balotaje. No quiero darle mi voto a un desquiciado, ni tampoco a otro que encarna una versión edulcorada del kirchnerismo. Basta, loco. Déjense de tomarnos por boludos. No debería estar diciendo esto porque es un pensamiento común y redundante. Pero dan vergüenza, son lacras oportunistas, los que estuvieron antes y los que están ahora. Lo paradójico es que la misma sociedad que hoy los denostan, los han votado durante años sin titubear.

La diferencia entre Massa y Milei, sea que quizás el actual Ministro entiende que a la gente tenés que darle guita y un alivio en los impuestos, aunque la emisión descontrolada de pesos y el exceso de consumo traiga consigo más inflación. No sé si logró estabilizar la economía, afirmar algo así sería otorgarle demasiado mérito. Pienso que los que se espantaron ante la posible victoria de Milei, se tragaron el sapo y eligieron al candidato de Unión por la Patria. 

Massa es hábil, sabe correrse a tiempo de lugares y situaciones incómodas, se parece a esos jugadores que son difíciles de marcar para los defensores rivales. Pero también es en sí mismo un enigma, porque todos sabemos que el "plan platita" no podrá extenderse hasta el infinito. Si llega a Presidente, va a tener que hacer los deberes con el FMI, él lo sabe, y también es consciente de que si hubiera aplicado un ajuste en plena campaña, sus otrora escasas chances se hubieran desvanecido aún más. 

Tanto Milei, como Bullrich y Macri, me provocan rechazo por haberse convertido en la casta que tanto cuestionaban. El Peluca acertó cuando los tildaba de "Juntos por el Cargo". Efectivamente, como quedaron en tercer lugar con nulas posibilidades, se juntaron con El Loco para salvar la ropa, la misma ropa que se prendió fuego tan pronto como los radicales tomaron conciencia de lo que se estaba gestando. Es evidente, como mencioné en otra nota, que la UCR está mucho más consolidada actualmente que hace 20 años, pero para despegarse de sus socios de centroderecha,  necesita de un líder que tenga la habilidad de conducir y de sumar voluntades, incluso gente que está desencantada luego de sucesivas frustraciones. Habrá que ver cómo sus dirigentes van transitando este proceso, porque el último presidente radical fue De la Rúa, que no dejó un recuerdo grato, precisamente. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 


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