13 de abril de 2025

Saliendo de la burbuja

 

Hace unos días, fue el cumpleaños de mi mamá. Y más allá de los regalos y de las palabras de afecto que le prodigamos, me quedé pensando en si cambia el sentido de una celebración con el paso del tiempo. No es lo mismo cumplir 30 que 70. El aniversario de cada natalicio se vive de una manera distinta. En mi caso, yo ya no hago grandes fiestas para mi cumple, en parte por una cuestión económica, y en segundo lugar porque no me siento representado por lo que significa una gran reunión. Al menos, no para esa fecha. La última vez que surgió la idea de hacer una juntada fue con motivo de los 25 años de egresados. La verdad es que mi memoria no es la mejor, quizás me esté olvidando de una ocasión más reciente, no lo sé. Tampoco pienso igual que antes, mis prioridades son otras, y uno las va amoldando a su situación actual. Por sobre todas las cosas, busco tranquilidad. Sentirme bien, no dejarme llevar por la ansiedad o el estrés. Laburar todos los días y tratar de encontrarle una compensación a mi trabajo. 


Disfrutar de lo que hago, teniendo en cuenta que me capacité y estudié para esto, debería ser motivo de satisfacción. No todos pueden escribir o describir un determinado hecho que han presenciado. Si yo voy a un evento, lo que debo hacer cuando llegue a mi casa es redactar un texto relatando lo que vi, lo que pasó, aquello que los lectores que no estuvieron quieran enterarse y saber. El periodismo pueblerino es diferente al de los grandes medios, porque lo que uno debe cubrir también va cambiando. No es lo mismo una reunión de gabinete o una sesión de Diputados que un baile de jubilados. O una Misa de Semana Santa. O lo que ustedes deseen imaginarse.

 

Lo que yo me propongo como meta es sentir que voy mejorando, que no estoy estancado en el mismo lugar. Y para avanzar es necesario dejar cosas en el camino. Cada paso que damos implica resignar determinadas oportunidades, renunciar a lo superfluo, volver a lo esencial. Si yo pensara de la misma forma que cuando tenía 20 años, cambiarían por completo mis prioridades. Ahora estoy en una etapa de consolidación de todo lo que fui sembrando a lo largo del ejercicio de la profesión. Tengo la tranquilidad de saber que he hecho todo lo posible para que mi futuro sea venturoso. Asimismo, dejé de hacer lo que no me resultaba útil, para ir en búsqueda de nuevos caminos. Podemos analizarlo desde los dos lados del mostrador. No me gusta que me hagan perder el tiempo con promesas de prosperidad. Tener un programa de televisión, llegar a miles de hogares, es algo que yo nunca pensé que se me iba a dar, y sin embargo ahí está, se concretó. Ser el director de un portal de noticias que refleja el acontecer local también demandó años para su concreción, y hoy es una realidad. Por supuesto que eso no significa dormirse en los laureles ni arriar las banderas. Es una época de cosecha, pero si tenemos expectativas más elevadas, hay que seguir sembrando porque las cosas no se construyen solas. Y esto también tiene que ver con el hecho de cumplir años. 


Yo podría asumir una postura distinta de lo que soy, pero me estaría engañando. Siempre puse como objetivo ser auténtico, algo que en un pueblo no abunda, porque hay mucha gente sin talento ni vocación que se deja llevar por la vanidad y la adulación. Yo no quiero que me adjudiquen méritos que no me son propios. Prefiero que me valoren por lo que hice y por lo que proyecto hacia afuera. Aquellos que me conocen saben que yo no vivo de apariencias, porque no me interesa sacar chapa de nada, con hacer bien mi trabajo me doy por satisfecho. Ojalá todos lo entendieran así, y se dejaran de sacarle el cuero a cualquiera, criticando sin sentido, mirando la paja en el ojo ajeno. Tenemos bastante con ocuparnos de nosotros mismos como para bajarle la caña al prójimo porque sí. Muchos de los que van a la iglesia o a algún templo se creen que profesar un culto los exime de todas sus miserias. Deberían ser más humildes. Lo más irónico con esas personas es que después vas por la calle y se hacen los que no te ven (o cruzan de vereda). Esa es la hipocresía que detesto y que no ejerceré nunca, porque yo no estoy de ese lado de la vida.

 

Los demás podrán ofenderse de lo que digo, pero no tienen argumentos para hacerlo, porque antes de cuestionar hay que ser empático y ponerse en el lugar del otro, sin caer en esa liviandad de juzgar sin saber. El que entendió cómo ser buena persona y lo pone en práctica, lo entendió todo, su devenir cotidiano estará siempre reluciente, y no estará revolcándose en el chiquero de la mediocridad. Lo peor que te puede pasar es creerte alguien que no sos, perder la identidad que te hace un ser de luz. En eso sí estamos de acuerdo. Y vuelvo a la primera frase de este posteo: El jueves fue el cumpleaños de mi mamá, una de las personas más importantes que tengo, y mi único deseo es que se vea recompensada en su vida por todo lo que ella ha hecho por mí y por sus seres queridos. La familia no es un grupo que está unido por un parentesco, es mucho más que eso. Es forjar vínculos genuinos y que irradien sentimientos profundos. De eso se trata. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

No hay comentarios.:

Explicaciones necesarias

  Cuando las cosas no salen bien, siempre queda el consuelo de pensar que el día siguiente será mejor. Es un tiempo de revancha, como reza e...