2 de diciembre de 2008

Regocijo innecesario en el mes de las "fiestas"

Martes en la ciudad. Es una mañana fresca y ventosa, y mis neuronas tratan de ponerse de acuerdo entre sí en este comienzo del día. Hoy me propuse no  hacer ninguna enérgica arenga, ni  quejarme de algo en particular, simplemente escribo por el placer que me produce. Todavía me cuesta darme cuenta de que ya estamos en diciembre, con todo lo que ello implica y que hemos desarrollado en posts anteriores. Pero las sucesivas crisis han logrado (digamos que es el único "mérito" que les adjudico) que la gente tome a las Fiestas como un día más. Nada de banquetes, de regalos ostentosos, de gastos inútiles en pirotecnia. No hay plata, de manera que no hay presupuesto para celebrar "a lo grande", como alguno suponen. Pero tal vez lo único rescatable de esos días (Navidad y Año Nuevo) es que estés en compañía de la gente con la cual realmente te une un vínculo afectivo, y todos sabemos que esas personas no son necesariamente tu familia (tíos, primos y demás).

 Hay muchos amigos que por distintos motivos están distanciados de sus familias y pese a ello se juntan a compartir una sidra y un pan dulce. Creo que lo hacen porque es casi un imperativo para la ocasión. Habrá otros que realmente padecen la llegada de las Fiestas porque lo consideran una mera farsa de bondad y obsecuencia. Lo mejor, de darse este último caso, es hacerse el gil, y bancársela por unas horas, e intentar pasarlo lo mejor posible. El día que entendamos esto, seremos capaces de juzgar menos y de aprender más.

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  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...