14 de enero de 2010

Regreso luego de la desconexión

Jueves por la tarde en la ciudad. Quise actualizar el blog ayer, pero el servicio de Internet funcionaba pésimo. No bajé los brazos y concurrí a dos "cybers" distintos, con resultados nulos: la velocidad era tan lenta que uno se dejaba ganar por la desesperación. Era evidente que el ancho de banda no bastaba para todas las computadoras disponibles.
Tenía ganas de escribir ayer miércoles porque fue un día tranquilo, sin sobresaltos, y espero que hoy también lo sea. Podrán decir que uno se conforma con poco, pero hay pocas cosas más lindas que contemplar una tarde de verano bajo una añosa arboleda, como la de la Plaza Tucumán, por ejemplo.
Lentamente voy a relanzar la sección "discos recomendados", todo un clásico de este blog, un espacio dentro de cada post al cual el lector ya estaba acostumbrado y que se había ganado con justicia un lugar dentro de cada crónica. Actualmente estoy comprando menos CD's y ello hace que no tenga demasiado para recomendar, aunque eso no me impide destacar un tema en particular que escuche en la radio o en un videoclip.

Nos acercamos a la mitad de mes, y ya se han apagado los festejos de Año Nuevo: el "tema del verano" parecen ser las reservas del Banco Central y el uso que la Argentina hará de ellas. A partir de allí comienza una compleja trama que involucra embargos, fondos buitre, caída en el valor de los bonos, desconfianza en los inversores, y una sensación de hartazgo generalizado de la gente común. Hoy en día es imposible ver televisión y pasar por los canales de noticias sin encontrarse con los mismos hechos, repetidos hasta el cansancio. Aunque más allá del aspecto informativo, la programación de TV que ha sido concebida para este verano es mucho peor que la de temporadas anteriores, por lejos. Decadente, aburrida, sin ideas, tiene una admirable capacidad para sumir en el tedio a cualquiera. Pero lo que me queda, a modo de consuelo, es pensar que puedo disfrutar de una vida tranquila y filosofar sobre la "caja boba" mientras otras personas deben realizar tareas al rayo del sol, sin otro fin que procurarse el diario sustento. Lamentablemente para ellos, no hay descanso ni vacaciones que valgan.

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