19 de marzo de 2010

La lucha por conseguir un trabajo digno

Detrás de cada CV que es enviado a los comercios o empresas, está la esperanza de una persona que necesita un empleo. Hay una historia, hay una ilusión de alcanzar una fuente de trabajo, aún cuando los eventuales empleadores se cuiden bien de no darse a conocer. Porque la modalidad más frecuente en estos tiempos supone enviar el CV a una casilla de correo postal o a una dirección de mail. Sin embargo, el postulante debe dejar asentado todos sus datos, incluida su foto, de forma tal que no sería extraño pensar que en la búsqueda laboral se determina el perfil de la persona por "portación de cara" y no se tiene en cuenta su idoneida para el puesto requerido.

Todos quienes hemos enviado un currículum alguna vez sentimos lo mismo: el entusiasmo porque apareció un aviso en el diario, la expectativa de ser llamados para una entrevista, y la decepción cuando esto no ocurre. Yo prefiero que me entrevisten y que me digan abiertamente que no voy a ser tenido en cuenta, antes de perder el tiempo con los pasos previos. Quiero ver la cara de la persona que va a decidir si obtendré el empleo o no, así como mi entrevistador podrá tener un contacto conmigo y fundamentar su decisión. Lamentablemente, el mercado laboral está tan bastardeado que ya no hay marcha atrás. Con la aparición de las consultoras, a las empresas les quitaron un "problema" de encima y ahora la decisión la toman un grupo de inescrupulosos para los cuales uno no es una persona: ahora se estila denominar a los trabajadores "recursos humanos".

Somos nada más que eso: recursos al servicio de un sistema vergonzoso y denigrante para quien busca trabajo. Y si tenés la suerte de llegar a la instancia de la entrevista, es probable que te den una hoja y una lapicera para que hagas dibujitos pelotudos, o que te hagan escribir unas líneas para tomarte un test de grafología. Parece ser que ese es el concepto de tienen de los postulantes: la manipulación, el análisis de cada una de nuestra conductas, el tratarnos como si fuéramos ratas de laboratorio.


Finalmente, habrá alguien que sorteará todos estos escollos y que será elegido para el puesto, se sentirá feliz por la novedad, y trabajará solo, aislado en un cubículo con una computadora, atendiendo llamados telefónicos, boludeando con el Messenger, o intentando persuadir a otros de comprar objetos inútiles (es decir, un auténtico Telemarketer).

El tiempo pasará y por esas cosas del destin,oesta persona a la larga podrá ser tenida en cuenta para un nivel jerárquico superior, instancia en la cual aprovechará para humillar y maltratar a quienes estar a su cargo, en una suerte de venganza y revanchismo absurdo por el mismo maltrato que el recibió cuando no era más que una aguja en el pajar.
Nos han enseñado que ése es el camino del éxito, el que siguen los famosos "emprendedores", cuando en realidad nos encaminamos hacia el trabajo mal remunerado y poco calificado, sustentado en una política de mano de obra barata y de elegir personal "a dedo". Quizás por todo esto, ya no me enojo tanto cuando llamo a un Servicio de Atención al Cliente y me atiende una señorita que no sabe dar la mínima respuesta a mis reclamos o demandas. Como decía Roger Waters, no son más que otro ladrillo en la pared.

Cayéndose a pedazos

  Nos estamos cayendo a pedazos. Más allá de lo desastroso que es el gobierno de Milei, y que salta a la vista, hay otros aspectos a conside...