14 de marzo de 2010

Oficialismo y oposición

En uno de sus discursos más recientes, la Presidenta calificó a la oposición como "un rejunte". Se puede estar de acuerdo o no con esa afirmación, pero lo que resulta evidente es que lo heterogéneo de la oposición hace que muestre fisuras y que pierda fuerza en el Congreso. Ahora bien, ¿acaso quienes integran el Gobierno no son un rejunte? Tenemos a menemistas y duhaldistas conversos que rápidamente lograron salvarse del naufragio con el salvavidas oficialista. Quizás por eso, porque ellos hacen lo mismo que cuestionan, la frase presidencial no me convence. No es menos cierto que la oposición subestimó el complejo entramado kirchnerista en el Senado y creyó que de ahora en más podría derrotar al oficialismo en cualquier votación, sin tener en cuenta que hay varios senadores que les deben favores a este Gobierno, ya sea por los fondos de coparticipación de sus respectivas provincias, o por la promesa de acceder a un cargo de segunda línea. Son tiempo s de aguas turbulentas, con un Gobierno que a cada rato nos quiere hacer creer que hay "intentos destituyentes". Cuando el radicalismo fue gobierno, luego del retorno de la democracia, no pudo concluir el mandato (primero con Alfonsín y luego con De la Rúa), y en ambos casos hubo imágenes de supuestos saqueadores en supermercados, que para mi sorpresa, en lugar de llevarse alimentos para saciar la hambruna y la miseria, se llevaban heladeras, computadoras o lavarropas. Esto no me lo contaron, yo lo vi, y si bien quizá sea exagerando decir que el PJ actuó de un modo destituyente, siempre existieron sospechas acerca de la veracidad de aquellos saqueos que encendieron la mecha de un estallido social.
Si miramos hacia 2011, me he encontrado con personas que aseguran que no votarían nunca al actual Vicepresidente Julio Cobos por considerarlo un "traidor". Mi opinión es que con su voto en el Senado, Cobos actuó de acuerdo a sus convicciones y puso fin a un conflicto con el campo que ya llevaba meses y amenazaba con poner en serio peligro la gobernabilidad. Creo que pacificó al país, simplemente diciendo que no, aun a pesar de que integra la fórmula presidencial y como tal se esperaba que votara conforme la línea de los "halcones" del Gobierno. Me molesta cuando desde el oficialismo salen en busca de teorías conspirativas o de traiciones para justificar su propia inoperancia. Si Cobos hubiera votado afirmativamente, todavía estaríamos con el campo en pie de guerra, con una gran tensión social y con una visión terriblemente distorsionada de lo que debe ser la "lealtad" tal como la entiende la pareja K.

Hay una creciente sensación de frustración y hastío ante cada nuevo anuncio que se hace desde Olivos. Las palabras van perdiendo fuerza, se resquebrajan, se erosionan ante la realidad de los hechos. Pero que se hagan cargo de la responsabilidad que asumieron, que se banquen la presión y las demandas de la sociedad y que se queden hasta el final del mandato, como corresponde. Si no quieren consensuar, se les hará cuesta arriba seguir adelante, y ellos lo saben, pero no están dispuestos a ceder. Y siempre, en una negociación, alguien tiene que ceder.

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