7 de abril de 2012

Vientos de cambio

Me propuse actualizar el blog en esta noche de sábado, y hace un rato reflexionaba con un amigo acerca de las cosas que las próximas generaciones sólo encontrarán en alguna enciclopedia o recorriendo los pasillos de algún museo arqueológico. Los cassettes, los discos de vinilo, los CD's, las videocaseteras, el DVD, las revistas pornográficas envueltas en una bolsita de nylon negro. El mundo del futuro se conectará a través de Internet, y la industria del entretenimiento se regirá por nuevas pautas. Cuando yo nací, en la Argentina recién aparecía la televisión en colores, los diarios se imprimían en blanco y negro, la gente enviaba tarjetas postales desde sus lugares de descanso y tener un teléfono con discado internacional era un lujo. Hoy estamos hablando de aparatos de pantallas táctiles que son cada vez más livianos y delgados, y debo admitir que me asusta un poco el avance de la tecnología. Porque lo que hoy resulta una novedad que todos quieren tener para no quedar rezagados en esta competencia absurda y voraz del capitalismo, será obsoleto en un plazo cada vez más corto. Si los objetos siguieran fabricándose igual que hace 30 años, la sociedad de consumo colapsaría. La gente seguiría consumiendo, pero sólo para reponer los artículos que se deterioran por el paso del tiempo, no por sentir que detrás de equis producto hay una evolución.

Lo irónico de todo esto, es que de alguna manera estoy renegando de la tecnología que hace posible la existencia de este blog. Estamos viviendo un ciclo inédito que seguramente será analizado con más detalle por quienes vengan después que nosotros. Internet cambió todo de un modo tan contundente, que nos horroriza y nos fascina al mismo tiempo darnos cuenta de ello. Las redes sociales crearon una suerte de burbuja en la cual cada uno se cree dueño de un espacio de expresión que sustituye la falta de contacto interpersonal. Y esto recién empieza. Sólo Dios sabe hacia dónde iremos a parar si el hombre no es consciente de su propia limitación. Punto final.

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...