3 de diciembre de 2012

Volvemos a encontrarnos!!!

Y llegó diciembre nomás. Extrañaba este encuentro con los lectores pero, por sobre todas las cosas, conmigo mismo. Estoy dejando de fumar y me siento mejor. En lo que va del mes, reduje notablemente la cantidad de cigarrillos que consumo, al punto que el 1º/12 no fumé en absoluto. Desde luego, todos los fumadores sabemos como es esto: es probable que sufra alguna recaída y quizás por eso, hasta que transcurra por lo menos un mes, no quiero cantar victoria y proclamar mi ruptura total con el vicio: simplemente la estoy remando. Espero no aumentar de peso, ya estoy más de 5 kilos por encima de mi peso ideal y dicen que el hecho de dejar el tabaco sumará más números en la balanza. 

Me da por las bolas que me digan que estoy más gordo (sobre todo cuando percibís que hay un tufillo de mala intención), y ahora entiendo a las personas que sufren de obesidad y que son discriminadas por su condición. 

Diciembre: días calurosos, de humedad, de chaparrones, de siesta... días para escuchar algún último disco de Leonard Cohen o Warren Zevon, e zambullirse un poco en la lectura de libros que por distintos motivos nunca tuvimos oportunidad de sacarles todo el jugo que surge del talento del autor. Por ejemplo, entre la lista de clásicos que debería leer se me ocurren "París era una fiesta" (de Ernest Hemingway), y "A sangre fría" (de Truman Capote). 

Leo bastante en Internet, pero aunque conozco personas que me han hablado de las bondades de los "e-books", todavía me resisto un poco. Es algo similar a la diferencia que para mí existe entre un archivo de MP3 y un CD. A esta altura de mi vida  compro pocos discos porque su valor supera mis posibilidades y además porque estoy conforme con la pequeña colección que tengo. Pero eso no quita que siempre esté bueno escuchar bandas nuevas (hace unos días un amigo me pasó en un pendrive el último álbum de "The Shins", un grupo indie que se formó allá por 1997 en Yanquilandia). 

Cambiando de tema, no creo que me vaya de vacaciones a ningún lado porque mi trabajo no me lo permite, y además no se me ocurre un lugar que realmente esté a mi alcance y que tenga ganas de conocer. En fin, tengo todo el verano para pensar qué hacer al respecto. Punto final por hoy.

Crónica de una sociedad en ataque de nervios

Comenzamos la semana. Ayer saltó la térmica y media casa permaneció a oscuras mientras intentaba escribir estas líneas. Así que tuve que int...