4 de julio de 2018

Recargando las pilas

Estoy poniéndome las pilas para ofrecer un producto periodístico de calidad, y en realidad esa siempre fue la premisa. Sólo que ahora trato de buscar otras fuentes de información. Estoy convencido de que las cosas saldrán bien en mi modesto emprendimiento, porque cuando ponés energías en algo, se nota. Y siempre habrá alguien que te haga un planteo o un reproche, entonces será cuestión de analizar si es genuino o no. Si es malicioso o no. Hace 15 años que me dedico a esto y tengo ganas de continuar hasta que el cuerpo aguante.

A veces, a uno le cuesta interpretar el gusto del lector, o qué tipo de material prefiere consumir, pero lo ideal es publicar todo cuanto sea posible, y otorgarle diversidad a un portal de Internet que ofrece noticias. No siempre se puede satisfacer los deseos y las demandas de todos, y sería sumamente estresante intentar hacerlo. Yo hago lo que puedo y sé hasta dónde puedo llegar. He cubierto eventos que se extendieron por varias horas, saqué millones de fotos durante todos estos años, y mi prioridad siempre es reinvertir en nuevos insumos: una cámara de fotos profesional, un grabador que brinde mayor capacidad y nitidez en la voz. Desde luego, si no obtuviera una ganancia o un rédito por mi trabajo, no tendría sentido emprender este camino. Es un laburo como cualquier otro, en el sentido de que trae consigo el deseo de ganar plata. Ganar para hacer frente a los gastos módicos de una casa, no para prodigarse lujos. Ganar para pagar los impuestos, el Monotributo, y una serie de cuentas o gastos corrientes que no se pueden soslayar. No es fácil, como no es fácil el laburo del albañil, del plomero, o del gasista. Yo no podría arreglar una tubería, pero probablemente ellos no podrían redactar porque no saben hacerlo. Cada uno se maneja según sus variables de aprendizaje. 

Lo que nos enseñaron en la escuela es sólo una mínima parte de lo que aprendemos después, ya sea en la calle, o emprendiendo estudios superiores. Las frustraciones, los malos tragos, duelen cuando suceden, pero de todo eso se aprende, en quién confiar y en quién no, como actuar ante determinadas situaciones, cómo mantener la calma en momentos donde reina el caos y la tensión. Y lo más apasionante, es que ese aprendizaje no lleva toda la vida. Punto final. 

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...