25 de septiembre de 2021

Lo que faltaba: Locos por las monedas

 El típico "rebusque" argentino llegó hasta límites insospechados: Ni las monedas de un peso se salvan. Un error ortográfico, que es más común de lo que parece, hizo que cotizaran a valores exorbitantes por Internet. Los coleccionistas aseguran que no tienen ningún valor, ni siquiera es algo que les despierte interés. Hay 36 millones de monedas con esa supuesta "rareza" circulando por doquier. La tradición nacional de apelar a la viveza y al engaño no es nueva. De hecho el juego de cartas más conocido, el truco, se basa en la mentira para engañar al adversario. Alguien podrá afirmar que es solamente un juego sin mayores consecuencias, pero deja mucho que pensar. En lo que respecta a las monedas, cuando me dan el vuelto ni siquiera las miro, veo que sean del cambio correspondiente que deben entregarme y nada más. Sí es cierto que, si se funde el metal de una determinada cantidad, la plata que le podés sacar es mayor al valor nominal de las propias monedas. Como por ejemplo, el recordado dólar de plata: esta pieza, por ser acuñada en un metal precioso, probablemente valga más de lo que indica en su anverso.

Es hora de darnos cuenta de que, la supuesta "viveza", sólo nos hace más estúpidos y despreciables, como por ejemplo el tipo que se roba las toallas y jabones del hotel donde estuvo. Es algo que no se entiende, porque tampoco es util en términos lucrativos, se lo toma como mero un souvenir quizás, pero meter en la valija una toalla de un hotel de medio pelo no tiene mucho sentido. 

Nos creemos vivos por intentar pagar lo menos posible. Una cosa es el ahorro, y otra es disimular lo que gastamos en un restaurante, pelearse con los mozos por un puñado de billetes y armar escándalo. Si vas a comer a un lugar que sabés de antemano que es caro, debés estar dispuesto a pagar lo que dice en el menú. Caso contrario, mejor no ir.  

En la era digital, ya no es extraño que a algún amigo o conocido le hayan hackeado su cuenta de Facebook o WhatsApp. Te llega un mensaje en el cual ese supuesto allegado tuyo dice que necesita dinero, por lo general dólares. Si respondés, cagaste. Lo más aconsejable es ignorarlo o borrarlo, y llamar a tu amigo para comprobar la veracidad de aquello que te genera sospecha. Más de una vez he recibido por WAP mensajes de desconocidos, sin foto de perfil, que me preguntan cómo está mi abuela, o cosas por el estilo. Tuvieron mala suerte conmigo, porque todos mis abuelos fallecieron hace varios años, y además, no era el prefijo +54 que corresponde a Argentina. El común de estos mensajes tienen prefijo +56 o +58, los cuales pertenecen a Chile o Colombia respectivamente. Bueno, el arte del engaño no es solamente patrimonio nuestro. Sólo que ya deja de ser gracioso o bizarro, por así llamarlo, para convertirse en una estafa.  

En Lobos, sin ir más lejos, muchos comercios de renombre están "colgados de la luz". En la mayoría de los casos, hay una vivienda particular al lado del local, y de esta manera el consumo de energía es facturado bajo la categoría de usuario Residencial, que es notablemente más baja que la Comercial. Para que esta maniobra prospere, hay que mantener el secreto bien guardado, porque si te peleás con alguno que ocasionalmente está al tanto de ello, te denuncian y te cortan el suministro.

En los partidos de fútbol, los jugadores argentinos son expertos en simular faltas: al menor roce con el rival, se tiran al piso como si los hubieran acribillado a balazos. Si el árbitro "compra" esa falsa infracción, es un paso más hacia la decadencia del deporte más popular. Maradona lo hizo con el famoso gol con la mano, pero ese partido tenía una carga emotiva que excedía lo meramente futbolístico. En la actualidad, con la existencia del VAR, es casi imposible que un gol perpetrado de esa forma sea considerado válido. 

Quizás por todo lo que acabo de mencionar, no es una buena noticia que la AFIP haya lanzado una nueva moratoria, la tercera de 2021. El que paga en término sus impuestos termina siendo un gil. La evasión es cada vez más incontrolable, y por lo tanto es plata que el Fisco deja de recaudar. De esta manera, los contribuyentes grandes no pagan nada, porque saben que en cualquier momento caerá una moratoria del cielo que les permitirá regularizar su situación en cómodas cuotas. Una muestra más del reino del revés. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

 

 

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