14 de agosto de 2023

Shock y día después

Siempre es duro perder, en todos los órdenes. Sobre todo, cuando uno se tenía confianza, y consideraba haber hecho un gran esfuerzo que se vería recompensado con un resultado favorable. Desde un partido de fútbol hasta una elección como las de ayer, una derrota te deja desconcertado, casi al borde del knock out. Quizás por eso, no es el mejor momento aún para dialogar con los precandidatos y referentes políticos cuya suerte les fue esquiva. Por otra parte, no tendrán mucho para decir. Probablemente al cabo de unos días, ellos mismos puedan llegar a alguna conclusión, evaluar en qué se equivocaron, qué salió mal, por qué la mayoría de la gente no los acompañó con el voto. 

Ayer estuve abocado a full a cubrir todo lo que sucedería. Salí de mi casa tan pronto como finalizó la elección, a las 18 hs, y obviamente uno ya sabe que a esa hora no va a obtener novedades en el corto plazo. Pero no deja de ser interesante observar quiénes se acercan a determinado bunker o local partidario. Los incondicionales son los que llegan primero, los otros van cayendo más tarde cuando ya suponen que el escrutinio ha sido favorable. Al igual que los amigos: Tenés aquellos que provienen de la infancia y otros que aparecen después, y con otro tipo de vínculo. Siempre están los que se cuelgan las medallas de triunfo ajeno, "los amigos del campeón", también conocidos como aplaudidores. Son los bufones del reino, pero a nadie le importa qué hacen ni por qué están, ellos creen importante su presencia como una muestra de respaldo o lealtad, algo que suena muy trucho, basta con analizar la errática trayectoria política que ha tenido más de uno de esos sujetos. 

Y retomando un ejemplo futbolero, si luego de un mal partido le preguntás a un jugador derrotado alguna cosa, "en caliente", puede cometer un exabrupto. Es posible que quienes perdieron en estas elecciones no encuentren todavía las causas del fracaso. Mientras tanto, la vida sigue para la mayoría de nosotros, la economía se derrumba, y todo se vuelve extremadamente complicado. Menos mal que no publiqué ni le di importancia a las encuestas que andaban circulando por ahí, cualquier podía advertir que eran bastante inverosímiles. Los demás que hagan lo que quieran, yo no me arriesgaría a publicar ninguna encuesta o sondeo sin sustento real, excepto que yo la haya hecho "in situ", pero el meollo del asunto es que la gente nunca te dice su verdadera intención, y es así, no hay vuelta que darle. 

Hoy estamos hablando de Milei como si fuera el salvador de la Patria, lo que no se puede negar es que hizo una elección que superó todas las expectativas, arrasó con todos. Y ninguna consultora acertó ese pronóstico, lo cual nos demuestra, nuevamente, que las encuestas son de quien las paga. Nadie tiene la paciencia ni las ganas de responder encuesta telefónicas, son totalmente truchas. Si por lo menos te pagaran por responder, uno aceptaría hacerlo preservando el anonimato.  

Los politólogos de este país tienen una llamativa incomprensión de la realidad, porque los ves por TV, y no podés creer el modo de razonar que repiten sistemáticamente. El análisis político no es para cualquiera, si se pretende hacerlo con seriedad. Y para quienes caminan la calle, suele ser más simple de lo que parece, porque se apoya menos en lo teórico o doctrinario. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

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