12 de agosto de 2023

Veda electoral

 Sábado 12, 20 hs. Luego de haber tenido un ritmo de laburo frenético durante todo el desarrollo de la campaña, estos días de veda te dejan la sensación de pasar de 150 kilómetros por hora a cero en casi un instante. El velocímetro recuperó sus valores normales, o lo que juzgamos como normal. La verdad es que me fastidiaba un poco tener que hacer notas a precandidatos que no me interesaban demasiado, sobre todo porque percibí que había muchos puntos que rozaban lo utópico dentro de lo que se denomina “propuestas”. Pero era necesario escuchar lo que cada uno tenía para decir, es parte del juego.

En fin, hoy dispongo de tiempo libre que espero aprovechar del modo más adecuado, con la premisa de que siempre debe haber algo que publicar en el contexto de un diario digital. Mañana se votará, sacaré algunas fotos como es habitual, y después quedará por delante esperar los resultados. Me resulta imposible estar en todos los “bunkers” o locales a la vez, tendré que elegir uno y esperar a ver qué pasa. Ya para las 21 hs, si no ocurre nada extraño, estará todo definido, al menos en el orden local, con los resultados provisionales. Y en el transcurso de la semana, cada referente o militante hará su propio análisis, con algunos pases de factura incluidos. Es inevitable esquivarles a las críticas si los números no son los esperados. Y aquellos que jugaron fuerte poniendo mucho dinero en concepto de publicidad, se sentirán más defraudados al comprobar que toda esa parafernalia no contribuyó a seducir al electorado.

En estas PASO, ha habido mucha cartelería y publicidad en redes sociales, pero casi no he visto pintadas ni pasacalles. Creo que estos últimos estaban prohibidos, de lo contario seguramente se hubieran colocado varios. Esta vez ni yo mismo tengo un pronóstico de los resultados, y como además no está permitido ese tipo de sondeos, tampoco estaría en condiciones de expresar nada al respecto. Lo que sí puede llegar a suponerse, es un ausentismo mayor a de los últimos comicios. Quizás cuando se avecinen las elecciones generales de octubre, sea mayor el porcentaje del padrón que concurra a votar. Hoy aún es prematuro para esbozar ese tipo de conclusiones. Creo que, en líneas generales, todos los precandidatos han tratado de persuadir a la gente para que vaya a votar, y después convencerlos de que su boleta era la mejor. Sea como fuere, es difícil generar entusiasmo en una sociedad que tiene un creciente escepticismo hacia la clase política, habiendo reconquistado la democracia hace ya 40 años.  

La verdad es que no me interesa la vida privada de nadie, en la medida que esa persona sea idónea en su función, pero lo cierto es que uno piensa así en líneas generales. A los jueces, a los magistrados, se le pide decoro, por citar un caso. De manera que podríamos hacerlo extensivo a los representantes del pueblo en sus diferentes estamentos. Esto incluye el patrimonio que poseen antes de ejercer un cargo político, y contrastarlo con sus ingresos cuando vuelven al llano. La diferencia suele ser abismal y eso no ayuda precisamente a creer que “alguien” se postula para enriquecerse. Pero es el propio sistema el que lo permite, no voy a mencionar ningún caso puntual, basta con decir que existe una Oficina Anticorrupción que es casi un sello de goma, un organismo creado para dar a entender que todo lo que ya expresé se realiza con transparencia. Bueno, podríamos entrar sin rodeos a dar nombres que trascienden lo pueblerino y que son más que elocuentes, pero no es el momento. Quiero pensar que los ciudadanos, inclusive los fanáticos más acérrimos hacia un líder mesiánico, lo tienen en claro. Es posible que mi voto de mañana no conduzca a un cambio de rumbo, y cabe plantearse hacia dónde va direccionado ese golpe de timón. Pero nunca he dejado de votar cada vez que hay elecciones, y nunca lo he hecho en blanco. Ni antes, ni ahora. Nos estaremos viendo pronto, ya con las certezas que emanen de la voluntad popular. Punto final.

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