6 de julio de 2025

Despertar de domingo en Lobos

 

Llegamos al domingo. Un día que históricamente está asociado al descanso, pero que hoy por hoy no todos tienen la posibilidad de otorgarle esa impronta. Me levanto temprano, como el resto de la semana. La casa está en silencio. Afuera también se percibe esa falta de actividad. La calle está desierta: No pasa ni un auto, ni siquiera un peatón. Recuerdo cuando salía al boliche siendo adolescente. Podría ponerme nostálgico y decir “qué buenas épocas”, pero no estoy seguro de que hayan sido tan buenas como me parece hoy. En parte sí: No tenía que asumir responsabilidades, no tenía que trabajar, era mucho más flaco que lo que soy en la actualidad. Tenía plata para salir los fines de semana, y mis preocupaciones –en retrospectiva- eran ínfimas. Todo eso quedó atrás, son recuerdos que permanecen flotando en la memoria cuando aparece alguna foto por ahí. No me canso de repetir que la vida ha sido demasiado generosa conmigo, y quisiera reforzar esa idea diciendo que me siento profundamente agradecido a mis padres, a mis amigos, a los que me acompañaron desde el primer momento, como así también a aquellos que se sumaron en la mitad del camino. Al final de cuentas, siempre hice lo que quise, y no puedo culpar a nadie de mis decisiones, hayan sido equivocadas o no.

 

Hoy los desafíos son otros: Mejorar la calidad de la comunicación como propietario de un portal de noticias. Darle volumen y contenido a lo que pretendo expresar. Establecer lazos de confianza y cercanía con los lectores. Brindar un producto periodístico que sea fuente de información confiable y segura. Revalidar en el día a día la formación que recibí cuando estudiaba periodismo, para que el ejercicio de la profesión sea más riguroso y preciso. Es un contexto muy particular, porque desde las más altas esferas del poder político se está cuestionando con dureza al periodismo independiente. Y ejercer la independencia de criterio es un factor que fortalece a los que no comulgamos con un juicio de valor único y hegemónico. Las voces críticas deben estar siempre, y los insultos que el Presidente y sus funcionarios dedican a diario a los trabajadores de prensa deberían ser dignos de un amplio repudio. Son ataques autoritarios y llenos de megalomanía, contaminados de esa pasión malsana que tienen algunos por imponer una verdad por encima del sentido común. Llevamos casi 40 años de democracia, suficientes como para reforzar la tolerancia y el disenso, dos valores que creíamos haber conquistado con esfuerzo y que hoy se ven desvirtuados por aquellos que se han propuesto dudar de todo, poner en tela de juicio derechos adquiridos, dinamitar el acervo de las instituciones, cuestionar aquello que no merece ninguna objeción porque está sustentado en bases sólidas que se pretende socavar. Es triste llegar a la conclusión de que hemos retrocedido en materia del respeto a los derechos humanos, a la diversidad de género, y el problema está en que se las ve como banderas del progresismo o de la centroizquierda, y en realidad se trata de conquistas populares a las que costó mucho arribar.

 

El rol del periodismo en la sociedad permanece sólido, pero algunos fundamentalistas de Twitter que no saben hacer la “o” con un vaso se proponen rediscutirlo, restarle valor. Así aparecen calificativos como “ensobrados” para todo aquel que no comulgue con el discurso oficialista, y también surgen seudoperiodistas que aceptan ser cómplices del poder político para tener acceso a entrevistas, como los talibanes de LN+ o de TN. Los Majul, los Jonatan Viale, que hacen equilibrio entre el patetismo y la demagogia para saciar sus ansias de protagonismo. Acá en Lobos también hay medios oficialistas, pero yo no los voy a mencionar. Será el lector quien saque sus propias conclusiones. No hay nada más abyecto que subestimar al público y poner en duda su capacidad de entender la realidad. Llegará un punto en el cual se buscará que todos los medios digan lo mismo para quitarles fuerzas e influencia en los espacios de debate o de pensamiento. La vida pueblerina transita crisis de inseguridad y falta de obra pública, y a consecuencia de ello vemos como se producen cada vez más delitos en medio de la pasividad del Estado para hacer frente a las demandas de la sociedad. Es la misma sociedad que votó mayoritariamente al Intendente para un nuevo mandato en 2023, y que ahora no puede creer cómo estaba avalando una continuidad de una gestión que hace agua por todos lados. Falta de viviendas, de mantenimiento de los espacios públicos, tercerización de servicios, cámaras de fotomultas que funcionan mal y multan a vecinos que circulaban correctamente… Todo esto que estoy mencionando termina siendo un cóctel que está detonando la paciencia de la gente, tanto de los que votaron como de los que no al actual mandatario. Y ahora que se viene una alianza entre LLA y el PRO, lo que nos queda por ver es la repartija que harán entre las candidaturas a concejales y consejeros escolares en los comicios de este año. Será una batalla dura entre ambas fuerzas en pugna por ganarse un lugar privilegiado en las listas rumbo a las elecciones. Esto recién comienza, y yo dudo que este acuerdo electoral prospere en todos los distritos. En Lobos será un test, que pondrá a prueba la capacidad de la dirigencia local para encolumnarse detrás de un objetivo que no está del todo claro. Sólo persiguen como meta la propia supervivencia. Nos estamos viendo pronto, porque como dije antes, no será una negociación que dejará conforme a todo el mundo. Ya habrá mayores novedades para este boletín. Punto final.

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