Un domingo diferente, familiar. Tomo unos mates y me dispongo a comenzar el día. Anoche no dormí bien, hace rato que me viene pasando lo mismo, pero quienes me rodean me aseguran que me rindo al sueño fácilmente. Lo que me hace falta es tener un descanso reparador, levantarme sabiendo que pude recargar las pilas. Pero bueno, confío en que eso se dará con el tiempo. No quiero que me receten medicación para dormir, ya tengo que tomar bastantes pastillas como para agregarle una más al menú.
Hoy se juega la final del Mundial de Clubes, un certamen que se volvió aburrido para el público local luego de que los equipos argentinos quedaran en el camino. Como les decía al comienzo, este domingo lo arranco tranquilo, pensando en cómo ir desandando la semana de la mejor forma posible. Se vienen definiciones importantes en lo personal, y debo estar preparado para afrontar lo que me toque en suerte.
Hoy no sé si tengo ganas de hablar de
política, lo que puedo afirmar es que el plan económico –si es que lo hay- hace
agua por todos lados, sólo unos pocos se ven beneficiados, como ha sido siempre
en este país. Los referentes locales están muy ocupados con su quintita,
mientras la vida cotidiana en Lobos sigue mostrando señales de agotamiento. La
gente está cansada de pagar tasas e impuestos a cambio de nada, de ver cómo
nadie se ocupa de barrer las calles o de forestar las veredas con ejemplares
que no sean voluminosos, de la ausencia de obra pública y viviendas, de comprobar
cómo la falta de gestión y de oportunidades de progreso golpean a nuestros
jóvenes.
Cada vez son más
los pibes que buscan trabajo de lo que sea, y es triste que nadie asuma la
responsabilidad de guiarlos para que puedan alcanzar ese objetivo. El municipio
debe hacer su aporte para que cada lobense acceda a condiciones de vida acordes
con sus necesidades. No hablamos de un aporte monetario, sino de generar
espacios para la inclusión de todos los sectores. Crear una red de contención
que represente a los distintos actores sociales. Para promover el empleo, se
podría eximir del pago de tasas a aquellas empresas que tomen personal en
blanco. El tema está en crear incentivos para abordar esta coyuntura con las
mejores herramientas que se tengan a disposición. Si hay muchos vecinos
buscando laburo, se trata de un problema que debería involucrar a todos, porque
quienes están desocupados no pueden volcar parte de su salario al consumo
interno. Es un círculo virtuoso: Al haber más consumo también hay más ventas, y
todo ello contribuye al crecimiento del comercio local. Un chico de 18 años que
recién egresó del Secundario merece una oportunidad, y si decide estudiar y
trabajar, el estímulo debe ser aún mayor, todos sabemos que no es nada fácil
ejercer ambos roles de un modo óptimo. Aquellos que trabajan y estudian
deberían tener una consideración especial, están invirtiendo tiempo en formarse
y en capacitarse. Y acá entra en juego también la disponibilidad de carreras
universitarias que pueda tener Lobos. Hoy por hoy, la oferta académica es muy
escasa, se puede cursar el CBC pero no hay mucho más para ofrecer a los
estudiantes. Faltan las carreras de grado, apenas se consigue alguna
licenciatura o tecnicatura. El espacio físico está, contamos con un Centro
Universitario Regional, y ahora lo que se necesita es gestionar para evitar el
desarraigo. Todos los que tuvimos que estudiar fuera de Lobos sabemos lo que ello
significa. No hay nada mejor que poder hacerlo en la misma ciudad donde uno se
crió, ya que otorga la posibilidad de permanecer unos años más en el pueblo,
como lo hacen Saladillo y otras localidades vecinas. Ojalá que alguien le dé
bola a la educación como derecho esencial. El recurso humano está, sólo se
necesita tener una visión superadora del futuro para emprender la senda del
crecimiento. Y apostar a los que recién empiezan nunca será una decisión
equivocada. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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