Lluviosa tarde de
viernes en la ciudad. Llegamos al fin de una semana que tuvo escasa actividad
periodística. No hubo muchas noticias para publicar, y todo parece indicar que
seguirá así en los próximos días. Habrá que agudizar el ingenio y la
creatividad para continuar publicando material en el diario digital. A nivel
macro, venimos de una agitación política y económica como hacía tiempo que no se
vivía. La decisión de Trump de otorgar un rescate financiero a la Argentina
para contener la volatilidad de los mercados está siendo muy resistida por el
establishment del país del Norte. A ello se le suma la posibilidad de que los
yanquis incrementen la compra de carne argentina. Los productores agropecuarios
de Estados Unidos pusieron el grito en el cielo, pese a ser un sector que ha
brindado su apoyo a Trump en las elecciones. Legisladores republicanos y
demócratas han manifestado sus rechazo al desembolso que el Tesoro planea hacer
para evitar una nueva escalada del dólar y del riesgo país. Pero como las
propias autoridades de la Casa Blanca afirmaron, la ayuda a la Argentina está
condicionada al resultado de los comicios. Si Milei pierde, ellos le soltarán
la mano. Es difícil imaginarse al oficialismo masticando la derrota y
recibiendo un nuevo salvataje de Washington.
Milei parece
estar siempre al borde de un brote psicótico. Es casi imposible prever lo que
va a decir en una entrevista o en un tuit. Se supone que la máxima autoridad
del país debe caracterizarse por la mesura y la tolerancia, pero esas no son
virtudes que el líder libertario acostumbre a cultivar. No sería extraño, como
han dejado entrever algunos medios, que le estén suministrando al Presidente
alguna medicación psiquiátrica para contener esos desbordes que son cada vez
más frecuentes. Por supuesto, sus seguidores encontrarán la manera de
justificar esas actitudes, los insultos y exabruptos, la falta de escrúpulos, y
todo lo que ustedes deseen agregar a la lista. No sé, Menem cantaba, jugaba al
golf, al fútbol, era frívolo, pero pese a ello, en los ‘90 no existía un repudio
como el que podemos ver hoy hacia la figura de Milei, cuando encabeza un acto
en el Movistar Arena que termina siendo un papelón sólo apto para fanáticos.
Cualquier persona con dos dedos de frente diría que no se imagina a un
Presidente cantando y bailando en medio del naufragio. Quizás, si la economía
mejorara y si la mayoría de la gente llegara con su sueldo a fin de mes, todos
estos disparates no le cambiarían la vida a nadie. La gente estaría dispuesta a
tolerar el bochorno si tuviéramos una estabilidad real. Es decir, no alcanza
con tener un bajo índice de inflación, sino que además los ingresos de cada
asalariado deben ser suficientes para acceder a los bienes básicos. Estuve observando
la boleta única, una réplica de la que vamos a recibir el domingo, y la verdad
es que las listas que se presentan son lamentables. Un tipo como Taiana no me
inspira confianza como para votar al peronismo. Por el lado de LLA, Santilli
tampoco es alguien que represente una garantía de honestidad. Después, si uno mira
el resto de las listas, podés encontrar personajes nefastos como el mediático
abogado Fernando Burlando, el matarife Alberto Samid, el ex Ministro Florencio
Randazzo, el pseudoperiodista Santiago Cúneo… Bueno, un cambalache.
Hay varios
factores que inciden para que las elecciones del domingo carezcan de interés.
En principio, el nuevo sistema se adoptó sin tener en cuenta que mucha gente no
sabe cómo votar. Seguramente, con el correr de la jornada electoral, nos
daremos cuenta de si es más ágil la votación o si se pierde más tiempo que
antes. En teoría, lo único que hay que hacer es marcar un casillero con una
cruz, no parece ser algo muy complicado. Pero si se trata de votantes
indecisos, es probable que hayan elegido a una lista y luego se hayan inclinado
por otra utilizando la misma boleta, con lo cual el sufragio será nulo. Tampoco
está claro si está permitido llevar una lapicera para votar. Lo más lógico
sería usar solamente aquella que entregan las autoridades de mesa, pero puede
pasar cualquier cosa. Doblar una boleta tan larga no será tarea sencilla, pero
yo creo que no serán tan estrictos, siempre y cuando el lado visible sea el
dorso. Habría que explicar a la ciudadanía que en el caso de haber cometido
algún error y advertirlo a tiempo, el votante puede acceder a otra boleta para
enmendar esa situación y que el sufragio sea válido. Para evitar toda esta
confusión, hubiera sido más sensato seguir con el mismo sistema de siempre en
las elecciones de este año, y empezar a preparar todo para que los cambios
entren en vigencia en 2027. A nadie le debe gustar estar frente a una papeleta
larguísima y una lapicera en un biombo de cartón para emitir su voto, no es un
ambiente propicio para emitir el voto con tranquilidad. Reemplazar al cuarto
oscuro por este receptáculo berreta carece de sentido. Sin embargo, en un
mediano plazo, también podría suceder que la gente se acostumbre al nuevo
sistema y que resulte más ágil que lo esperado.
Si el oficialismo
les restara importancia a estos comicios, una eventual derrota tendría menos
impacto que si se sigue apostando a todo o nada. Ya les pasó en las bonaerenses
del 7 de septiembre, donde recibieron una paliza sin precedentes. Esa falta de
cintura política los dejó sin reacción: Estaban tan confiados en que la gente
los apoyaría que el mazazo fue terrible. Eso sí: Ya encaminados a una nueva
pulseada, está claro que no escarmentaron. Deberían concentrarse en la gestión
y hacer una autocrítica para corregir el rumbo. Pero son demasiado soberbios
como para esperar que admitan sus errores. La soberbia, la arrogancia, y la
crueldad para llevar adelante medidas impopulares los pusieron contra las
cuerdas. Si no hubieran sido castigados por el voto, seguramente seguirían
subidos al caballo como si nada. Si ellos mismos consideran que estas
elecciones son un plebiscito de la gestión, más duro será el golpe que
recibirán en caso de que la voluntad popular les sea esquiva. Hoy por hoy, el
voto opositor se abroquela en el peronismo. Buena parte del electorado
expresará su disconformidad con el Gobierno votando al partido opositor más
popular. Es decir que ese caudal no proviene solamente de militantes o
simpatizantes: Dicho de otra manera, es posible que los ciudadanos independientes
sumen sus voluntades a Fuerza Patria porque perciben que es la principal opción
del arco opositor. Por eso la campaña que han hecho en los spots radiales y
televisivos se centra en “poner un freno a Milei”. Eso es lo que seduce al
elector, el hecho de pensar que con ese voto le está marcando la cancha al
Gobierno. Mientras tanto, se suceden los cambios de Gabinete, lo cual demuestra
un desgaste entre los sectores más recalcitrantes de la Rosada. Sólo falta
oficializar el nombramiento de Santiago Caputo para propiciar una diáspora aún
mayor. Es sabido que el asesor presidencial enfrenta una resistencia interna
con algunos ministros de peso, de manera que no sería lo más conveniente en
esta coyuntura otorgarle un cargo político de esa magnitud. Veremos qué pasa
después del domingo. No caben dudas de que, gane quien gane, los guarismos que se
obtendrán de las urnas dejarán mucha tela para cortar. Nos estamos viendo
pronto. Punto final.
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