Entramos de lleno
en el tramo final del año. Siempre que llega octubre hago una afirmación
parecida, en ese sentido podríamos decir que no soy muy original. Ya empieza a
hacer calor desde temprano. Si saliste a la calle por la mañana vestido con un
buzo o pulóver, probablemente sudes la gota gorda cuando se acerca el mediodía.
También habría que agregar que la ansiedad que uno suele acumular hace que la
transpiración se propague por doquier en cualquier momento del día. Bueno, es
lo que hay. Habrá que adoptar nuevas estrategias, cambiar de hábitos, todo lo
que sea útil como una solución no farmacológica. Es decir, un estilo de vida
que no requiera de medicación. Mucha gente logra bajar un cambio haciendo
meditación, o con ejercicios de respiración consciente. Como tengo tantas cosas
en la cabeza, a mí se me hace difícil concentrarme en un mantra o algo
parecido, pero si otros lo pueden hacer, quiere decir que no es algo imposible
de implementar. Es importante que cada uno conozca sus puntos débiles para
saber que todas las acciones deben concentrarse ahí, para fortalecer la
voluntad que suele flaquear en determinadas instancias. Digo esto porque es
frecuente que nos aferremos a la comodidad, a lo ya conocido, y todo ello es un
gran limitante, nos impide avanzar. La mayoría de nosotros sabemos lo que es
recomendable para alcanzar el bienestar, pero eso no quiere decir que vayamos a
cambiar de hábitos de un día para el otro. Si vas a ver a un médico, es casi
seguro que te aconsejará caminar y hacer ejercicio. Está probado que es algo
saludable. Pero nos resistimos un poco, vamos a decir las cosas como son. Nos
cuesta sostener una caminata, porque siempre encontramos excusas para quedarnos
en casa y no hacer nada. Por supuesto, esto no sucede con todos por igual. Hay
personas que tienen una gran fuerza de voluntad y que realizan actividades al
aire libre con constancia y dedicación. Han podido organizar su tiempo para
emprender una caminata y cumplir con sus obligaciones laborales sin que una cosa
interfiera con la otra.
Sin duda, lo que
más nos cuesta es activarnos, dejar la pereza, ponernos las pilas. Yo retomé el
gimnasio hace unos días, y a partir de ahora el gran desafío es mantener una
rutina de dos o tres veces por semana. Como sucede con todo, uno arranca con
mucho entusiasmo, pero después hay que compensar de alguna forma la falta de
motivación para poder darle continuidad. Pensándolo bien, si nos inventamos
excusas para ir postergando algo indefinidamente, pasará el tiempo y vamos a
estar siempre en el mismo lugar. Todavía nos quedan por delante los últimos
cartuchos de 2025, y es importante poder llegar a diciembre con la tranquilidad
de que los 12 meses arrojaron un resultado positivo. Si nos quedamos esperando
a que nos suceda un gran acontecimiento, se nos va a pasar la vida y no vamos a
aprender a valorar los pequeños pasos que podemos dar para sentirnos mejor. Así
que en eso estamos, tratando de renovar los esfuerzos para alcanzar ese estado
de bienestar que nos merecemos.
Según mi percepción,
la sociedad está muy violenta y convulsionada. No puedo precisar cuánto hace
que venimos así, pero no hay señales de que eso vaya a cambiar en un corto
plazo. La grieta que existe no es solo por una preferencia política, sino que
cualquier juicio de valor sirve para fomentar la polémica y la división. No nos
ponemos de acuerdo en nada, lo cual es muy frustrante. Desde el oficialismo, la
Libertad Avanza no cesa con su prédica confrontativa, muchas veces sin ningún
tipo de argumentos. En lugar de buscar consensos, hacen exactamente lo
contrario. Así es muy difícil que obtengan la adhesión de los bloques
opositores para impulsar proyectos en el Congreso. Luego de la derrota en las
elecciones del 7 de septiembre, deberían reflexionar sobre la estrategia que
han adoptado, porque es evidente que no se logró el efecto esperado. El
escándalo por la candidatura de Espert amenaza con repercutir negativamente en
los comicios de este mes. Hoy más que nunca, es necesario evitar la
confrontación, ya que no conduce a nada positivo. Antes, por lo menos, se
discutía con altura, a otro nivel. En cambio, lo que vemos ahora es una
descalificación constante de aquel que piensa diferente. La tolerancia es una
virtud que todos debemos ejercer a diario si entendemos que cada uno es libre
de expresar sus ideas como desee. Cualquiera puede tener una opinión distinta a
la nuestra, pero lo que sí provoca hartazgo es que los demás nos pretendan
convencer de su verdad. Bueno, eso es lo que hacen los partidos durante la
campaña: Intentar seducir al electorado para que los vote. Habrá que armarse de
paciencia, porque la etapa proselitista recién empieza. Nos estamos viendo
pronto. Punto final.
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