18 de septiembre de 2011

Domingo de reflexiones y recuerdos

Resulta recurrente hablar de la mediocridad de la televisión argentina, pero es algo que va de mal en peor. A veces no me doy cuenta del tiempo que paso haciendo zapping, buscando algo interesante que me pueda ofrecer la caja boba. Antes, cuando tenía más ocupaciones, renegaba del poco tiempo que me quedaba para ver TV o escuchar música. Sin embargo, me he dado cuenta de que no me estuve perdiendo nada que valiera la pena. Estoy podrido de los programas de archivo, de los puteríos de las vedettes, del bajón permanente de los noticieros. Dentro de los pocos aciertos de este Gobierno en materia de comunicación puedo rescatar el Canal Encuentro, que realmente tiene contenidos de calidad. Pero no soy una persona que se entusiasme demasiado viendo documentales, y justamente me cayó la ficha de lo mal que estamos cuando anoche vi en "Sábado Show" un homenaje a Juan Alberto Badía. Qué falta que nos hace Badía en la televisión, cómo se extraña ese modo de conducir un programa. Sin estridencias, sin gritos. Yo crecí viendo "Badía y Compañía", forma parte de mi infancia, casi tanto como "Feliz Domingo". Alguien podrá decir que son programas que ya cumplieron su ciclo, pero no estoy tan seguro. Creo que los formatos son susceptibles de ser modificados, sin que pierdan aquello que los hace especiales. Por ejemplo, pensemos en los músicos que tuvieron la oportunidad de tocar en TV gracias a Badía, y cómo el propio conductor comentó la buena onda que había en los '80 con las bandas, que tocaban sin ningún cachet de por medio. Todo eso lo hemos perdido. En los programas de Badía ningún artista hacía "playback", por respeto al público. El "minuto a minuto" del rating hace que un programa que no tiene un buen comienzo dure pocos días en el aire. Siento que nos estamos ahogando de consumir tanta basura, porque esa televisión que todo el día te recibe a la hora del almuerzo o de la cena te está envenenando. Antes se pensaba que la TV por cable traería consigo una mayor calidad en la programación, pero hoy nos damos cuenta de que cualquier gil arma una productora berreta y tiene la posibilidad de salir al aire por un canal de cable. Entonces, ¿para qué seguir gastándose el pulgar con el control remoto si todo lo que vemos nos asquea? Pensemos que el Estado desembolsará 1.200 millones de pesos en "Fútbol para todos", una iniciativa que tiene un costo demasiado alto más allá de que aspire a cierta "democratización" del deporte más popular. Canal 7 emite partidos de fútbol casi todos los días, y los pocos programas que mantiene desde los estudios son lamentables. Como hemos dicho alguna vez, deberíamos saber diferenciar lo que es del Estado de aquello que es del Gobierno. Punto final (por hoy).

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