15 de octubre de 2015

Diez días para decidir

A diez días de las elecciones, podemos decir que al menos en el orden nacional, no habrá sorpresas: se impondrá Scioli, en tanto que Macri y Massa se disputan la posibilidad de llegar al ballottage, ese engendro que fue uno de los condicionamientos de los radicales para el Pacto de Olivos y la posterior reforma constitucional de 1994. Por un momento me pongo en la piel de estos tres tipos: seguramente van a cuatro o cinco lugares por día, dan conferencias de prensa, deben responder siempre con alguna "chicana" para el adversario de turno, y así será hasta que llegue la veda. Veda que es prolijamente violada en las redes sociales como Facebook, debido a que hay un vacío legal que nadie se preocupó demasiado en corregir. 

Hoy, haciendo zapping, lo vi fugazmente a Scioli en una aparición televisiva en Córdoba: el tipo estaba demacrado, respondía casi como un autómata, tenía unas ojeras terribles, y su semblante no demostraba mucho interés en estar allí. Pero está en juego nada más y nada menos que la Presidencia, y la ambición sin límites ante tan tentador bocado hace que los candidatos lleguen al límite de sus fuerzas para convencer a los indecisos. Hoy hablaba de esto con un amigo, y para mí que estos tres están medicados con algún ansiolítico, no creo que puedan descansar o conciliar el sueño tan fácilmente sabiendo que al día siguiente los espera una jornada agotadora. Estas campañas no son como las de Alfonsín y Luder, o Menem y Angeloz: hay mucho Twitter, mucho Facebook, mucha boludez dando vueltas. Como sucede en el deporte, todos van a querer tener una foto con el campeón. Punto final.

¿Quiénes son los próceres del siglo XXI?

  La mañana se presentó tranquila, sin mayores sobresaltos. Me levanté temprano para hacer las cobranzas de los avisos publicitarios y estim...