17 de junio de 2020

Ahora sí que estamos al horno

Cada nuevo caso positivo en Lobos nos preocupa a todos, no sólo por la víctima sino también por su familia. Estamos al horno si se siguen produciendo contagios, porque difícilmente nuestro distrito pueda llegar a Fase 5 en estas condiciones. Y pensándolo bien, tampoco sería lo recomendable en este momento. La mujer policía contagiada, en un texto que publicó en las redes sociales, afirmó que en un principio pensó que se trataba de una gripe común, hasta que se agudizó el cuadro. Esto me lleva a suponer que puede haber muchos pacientes asintomáticos en Lobos y que deberían realizarse más test en distintos barrios. Cada vez que algún lector presiona para que "demos nombres", les recuerdo que ello no está permitido, aun cuando el propio portador del virus lo haga público. Es nuestra responsabilidad como medio de comunicación. Además, no aporta demasiado dar a conocer con nombre y apellido quién es, porque no es un delito. Si retrocedemos a Fase 3, lo cual puede suceder, tendremos que resignar libertades, pero hasta tanto Lobos no permanezca un tiempo prudencial sin casos positivos, habrá que aceptar esa nueva realidad.


¿Qué nos resta esperar de esta parte hasta fin de año? Resistir, podría decirse. Cada uno tiene sus proyectos y trata de encauzarlos dentro del contexto. La sociedad actual nos incentiva a "vivir el presente", y como en rigor de verdad no sabemos cuánto tiempo vamos a vivir, a veces no vale la pena hacer proyectos a largo plazo. El futuro es importante, pero no perdamos de vista lo que sucede en lo cotidiano. Muchas veces sobreviene la frustración ante un proyecto que no pudimos concretar, o que no salió como esperábamos. No sé, estamos a mitad de semana y mientras tomo unos mates me surgen estas reflexiones, que están sustentadas en mi historia personal y en el diálogo que tengo con la gente que conozco. Yo creo que hay más incertidumbre de lo que parece, en todos los órdenes, y esto no pasa solamente por lo económico. Muchas veces nos cuesta saber qué es lo que queremos hacer, o cómo actuar ante determinadas situaciones. Y ahora estoy sentado frente a la pantalla, tomando unos "amargos", y pensando en que estamos todos en la misma. Hay un mínimo porcentaje que está con "la vida hecha", por así decirlo, o que cree tener el futuro asegurado en base a sus ingresos. El resto estamos en la lona. Tratando de reinventarnos ante algo que nunca nos tocó atravesar. 

La comodidad de la vida burguesa que todos añoramos en secreto es algo que también conduce a la sensación de que todo va a seguir igual. La casa, el auto, los hijos, los ahorros, ¿las vacaciones? Pura cháchara, comprar felicidad en cuotas. Es gratificante tener una familia y poder darles lo mejor, pero andá a un asentamiento precario o una villa de emergencia y te darás cuenta de que esa gente, olvidada por todos los gobiernos, también son argentinos. Son marginales no porque ellos lo deseen, sino porque el Estado los ignora o los oculta. Ni siquiera en las estadísticas oficiales son tenidos en cuenta. Es ahí donde hay que hacer hincapié para detener la propagación del virus, porque como mencionaba en una nota anterior, sería una hijaputez pedirles a esas personas que se cuiden cuando viven todos juntos en una pieza porque el Estado nunca les facilitó una vivienda digna. Punto final. 

Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...