18 de octubre de 2021

Regla número uno: El periodista nunca debe aspirar a ser protagonista

Lunes por la noche en la ciudad. Probablemente, esta sea el último texto que escriba por unos días, dado que la computadora otra vez me está trayendo problemas. Pero dejémoslo ahí, eso no le importa a nadie. 

La semana arrancó bien, en el diario no publiqué demasiadas notas en el día de hoy, y elegí no hacerlo porque mucha gente dedicó el domingo a estar con su familia por el Día de la Madre y quizás no tuvo oportunidad de leer todo lo que hubo el finde. Este martes ya me meto de lleno en la arena política: tengo un par de entrevistas que hacer a los candidatos oficialistas de Lobos, y además en el programa de tele estará otra candidata de un espacio político diferente. Es necesario tener una mirada amplia y que la audiencia pueda sacar sus propias conclusiones durante los procesos electorales, siempre lo he entendido así. El protagonista de la noticia no soy yo, me alejo lo más posible de esa exposición innecesaria, me corro de ese lugar, porque entiendo que los reportaje o entrevistas (por más que parezca obvio decirlo), deben hacer foco en las personas que aceptan participar. En los grandes medios, es común ver cómo algunos periodistas (como este muchacho Wiñazki) buscan lucirse y marcarle la cancha al entrevistado. Me parece pésimo. Si vos haces un análisis político propio en base a tu propia percepción o a los números de alguna encuesta, la cosa cambia, porque en tal caso implica ejercer una subjetividad plena que depende solamente de vos.

Sepan disculpar si hay algún error de tipeo, ya que estoy redactando desde otra máquina y con otro teclado. Pero pienso que me acostumbraré enseguida. Todo lo que pueda hacer desde una PC, incluido el uso de redes sociales, lo he implementado para no estar todo el tiempo con el celular, un aparato en apariencia inofensivo pero que está llevando a mucha gente a permanecer desvelada frente a una pantalla, chequear el teléfono infinitas veces para ver si nos enviaron un mensaje de WhatsApp, y un gran entramado del cual no quiero ser partícipe por motivos que no sean estrictamente laborales. 

Los domingos, por lo general, si es que no tengo mucho que hacer, uso demasiado el celular, y llega un punto en que no sos consciente de cuántas horas perdiste en lugar de priorizar un buen descanso. Este fenómeno antes se veía con más frecuencia con el televisor. A mí nunca me pasó, pero era bastante común que la gente se durmiera con la TV encendida, y creo que por ese motivo los modelos más nuevos incorporaron un temporizador o "timer", que permite que la caja boba se apague sola transcurrido el tiempo que el usuario indicó. 

Tema 2: Profundizando un poco con lo audiovisual, estoy notando que abunda mucha sofisticación respecto a la calidad de imagen y sonido, es algo que bordea la desmesura. Lo primero tiene que ver directamente con la tele propiamente dicha, con la alta definición, y esa vana aspiración de pretender que lo que vemos en la pantalla se parezca cada vez más a la realidad. Si un programa se grabó en un estudio o se transmite en vivo, es irrelevante, lo que prima es el mayor realismo posible. Una gran farsa. Y en cuanto al sonido, están quienes usan servicios de streaming como Spotify para escuchar música y se acostumbraron a ese formato. Pero desde hace unos años, se generó un nicho  considerable para satisfacer a melómanos empedernidos, que son capaces de gastar mucha guita por un disco de vinilo que -sostienen- tiene mayor fidelidad. Esto está vinculado, también, a la necesidad del soporte físico, es decir, tener algo que se pueda "tocar", y la supuesta experiencia que brinda quitar con cuidado el vinilo del sobre, colocarlo en la bandeja, posicionar la púa en el lugar correcto, y una serie de cuestiones que son propias del coleccionismo. Es la tendencia hoy en día, y quizás si encontrás un long play en buen estado en el altillo de tu casa, le podés sacar buena plata.

 Como la industria del entretenimiento va mutando vertiginosamente, es probable que los tan denostados CD's dentro de 10 años, se vuelvan a convertir en un formato elegido y recuperen el protagonismo perdido. Nos estamos viendo pronto (espero). Punto final.


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