Estuve varios
días sin escribir nada por aquí. Hoy es una ocasión propicia para hacerlo. Ya
se disipó esa combinación casi letal de calor y humedad que nos agobió a todos a mediados de semana. Hoy tenemos un clima cálido pero sin ser insoportable,
anoche llovió y ello hizo temperatura registrara un descenso significativo.
Ahora lo que resta por hacer es cubrir la agenda de actividades para este
finde, que promete ser intensa. Se le viene dando mucha rosca al comienzo del
ciclo lectivo, pero para mí no tiene mucha diferencia respecto de los
anteriores. Se habla del tema porque no hay otra cosa (excepto las inundaciones en Bahía Blanca). Si hay algo que trato de
hacer es analizar los hechos, indagar en las causas, porque la mayoría de las
cosas tienen una explicación, pasan por algún motivo, no son fruto del azar. Y con las
noticias de índole nacional es lo mismo. El periodismo afronta ese desafío, que
es el de profundizar lo que aparece escrito en una mera crónica, darle al
lector otra mirada que satisfaga su curiosidad o su deseo de interiorizarse. Buena parte de la
prensa está desprestigiada porque durante años se fue degradando con contenidos
paupérrimos y pocos espacios de debate.
Todas las
corrientes del pensamiento (que no sean reaccionarias o discriminatorias)
merecen tener lugar en un medio. Es la única manera de ejercitar el pluralismo
y el compromiso que el periodismo debe asumir con la democracia. Todos estos
enunciados parecen bastante utópicos, porque las empresas lo que buscan es
ganar guita con el apoyo de sus lectores. El tema es cuando se pierde la
credibilidad, ya que luego es muy difícil recuperarla. El lector confía en la
información que se le brinda, pero si ésta es falsa o distorsionada, su postura
no vuelve a ser la misma. Algo parecido sucede con una obra literaria. Uno
puede ser aficionado a un determinado autor, pero si en las sucesivas novelas o
relatos ese escritor nos defrauda, el vínculo que se teje entre ambos no es
incondicional. La confianza se construye en lo cotidiano, en actitudes nobles,
en gestos que demuestren una fidelidad y autenticidad. A mí me parece
importante que se hable sobre esto, porque también tiene que ver con las
relaciones humanas. Si somos confiables ante los demás, tendremos mayores
oportunidades, porque estaremos demostrando una conducta previsible.
En mi caso, lo que
yo hago a nivel profesional o laboral está a la vista de todos: Cuando salgo a cubrir noticias a la calle
todos me ven, cuando voy a hacer un mandado también, y ni hablar cuando grabo
el programa de TV. Una vez dije que estoy en una edad de empezar a cosechar lo
sembrado, y sigo pensando lo mismo. El problema es que ya no recuerdo cuántas
semillas sembré, o si germinaron y dieron fruto. Todo lo que puedo hacer ahora
es continuar revalidando ese vínculo, he dedicado toda mi vida al periodismo y sin
duda lo seguiré haciendo. Hubo años en que tuve la posibilidad de ejercer la
docencia, pero aun así nunca descuidé mi auténtica vocación. No quisiera llegar
a viejo y arrepentirme de lo que no hice. Porque como dijo una vez un amigo: “Yo
me arrepiento más de lo que no hice, que de lo que hice”. Lo hecho, hecho está,
pero quedarse con la nostalgia de no haber emprendido un determinado camino es
muy frustrante.
Lo que sucede es
que las personas cambian, evolucionan, lo intereses cambian, ya no nos sorprende
o fascina cualquier cosa. Y volviendo al periodismo, lo que “vende” no es lo
mismo de hace 40 o 50 años, el público cambió, las noticias policiales ya no
provocan conmoción, la economía doméstica es lo que preocupa a la sociedad. La
inflación, el valor del dinero, la capacidad de ahorro, son los temas más
elegidos. Por eso hay publicaciones que no supieron ver a tiempo ese cambio de
paradigmas y fracasaron. Ayer fue el Día Internacional de la Mujer, que
reconoce la abnegación y el compromiso que ellas tienen en la vida comunitaria,
en el mundo del trabajo, en los quehaceres cotidianos. A mí me parece que la
mujer hoy tiene un rol predominante en la sociedad, y que fue consiguiéndolo
con luchas y reivindicaciones que se fueron dando en más de un siglo. Debemos
abrazar y proteger a nuestras mujeres, integrarlas en cada actividad, para que
sean protagonistas y no testigos pasivos de la historia. Vamos en camino a
lograrlo. Sólo resta seguir avanzando. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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