Ya estamos en
marzo. Es increíble cómo pasa el tiempo. Parece que fuera ayer que estábamos brindando por un
nuevo año y hoy ya estamos entrando en el tercer mes, con el regreso a clases a la vuelta de la esquina. La verdad es que para este nuevo ciclo me he
propuesto activarme más, esa decisión se fundamenta en que me hace falta mejorar mi condición física y
despejar de la cabeza los problemas. A las dificultades hay que aceptarlas,
aunque a veces nos desborden y sintamos que no podemos seguir peleándola. Si
logramos cambiar el enfoque y templar el espíritu, vamos a poder lidiar
de la mejor manera con situaciones ingratas. Tengo confianza en que me esperan
buenos tiempos, pero también sé que deberé apelar a nuevos recursos. Las vicisitudes de la vida nos ponen a prueba constantemente.
Para mí, es asombroso pensar que este blog ha cumplido 20 años y que durante estas dos décadas no he dejado de escribir. Creo que es una de las pocas cosas en mi vida en las que he sido constante y perseverante, pese a que lo hago gratis. Seguramente trataré de hacer un back up o copia de seguridad de algunas de las notas que han salido aquí y que considero que tienen valor. Por supuesto, hubo veces en que no se me ocurría nada, me costaba mucho concentrarme en una idea y desarrollarla. Yo no escribo pensando en quién me va a leer, sino en la necesidad que tengo de expresarme y dar a conocer un punto de vista. Ahora estoy transitando una etapa en la que me empiezo a cuestionar determinadas conductas que tenía muy internalizadas, tal es así que eran reacciones casi automáticas. Hoy comprendo que por ese motivo yo las tenía tan arraigadas. Todavía me queda mucho por crecer y mejorar, y estoy en la búsqueda de poder decir que me siento pleno. La plenitud es un ideal, se me ocurre pensar, que a veces se alcanza pero que no es inmutable o infinita. Dura un ratito, y luego hay que seguir trabajando para repetir esa sensación placentera. Empezar a tipear frases o consignas sueltas me ayudó en varias ocasiones a salir adelante. De hecho, en el periodismo yo no publico mi versión de los hechos sin antes asegurarme de que sea verídica y coherente. No tengo ganas de andar haciendo el ridículo. Pero no le he esquivado a ningún tema. Siempre me interesó escuchar a los más idóneos en un determinado tema, porque uno no puede saber de todo, es algo que he aprendido con el tiempo.
Aprendí mucho de mis padres, de mi familia, de la gente que gusta compartir su saber con los demás. ¿Para qué mostrarse vanidoso o inteligente si vos mismo sabés que no lo sos? No le encuentro sentido a quienes declaman conocimientos desde la soberbia y la petulancia. Los ignorantes tienen el problema de que su propia condición les impide ver lo que son. Se creen grandes señores porque en algunos casos tienen plata, pero para mí eso no hace a la calificación de una persona en toda su extensión de la palabra.
Yo he tenido épocas en las que he ganado bien y
otras en las que tuve que rascar del fondo de la olla. Y pienso que no sería
sincero si no lo dijera. Cuando tengo para gastar, lo hago, y cuando no, sé que
debo cuidar el bolsillo. Me doy mis gustos, pero siempre pagando en primer
lugar los gastos fijos, como los impuestos o facturas de servicios. Con lo que
resta uno va regulando durante el mes. Pero todo se construye día a día. Otra
cosa que aprendés es a ser previsor, porque nunca sabés si te tocará afrontar
una erogación extraordinaria ante una emergencia. Hoy por hoy, mis prioridades
son pagar todo lo relacionado al diario digital: Renovación de hosting y de
dominio. Dos trámites que, además de ser caros, son bastante engorrosos para
hacerlos online. En este rubro, mi herramienta de trabajo es el diario digital,
y debo dotarlo de contenido para que llegue a la comunidad todos los días con
la mejor calidad posible.
Cuando yo empecé
con este emprendimiento, no había muchos portales digitales en la zona, ni
tampoco blogs. No soy el pionero, pero si soy uno de los que arrancó con la
renovación de lo que años después sería replicado en millones de sitios web.
Soy monotributista, trabajo por mi cuenta, me organizo mis gastos y mis
cobranzas. Y uno de los puntos que te lleva a un siguiente nivel es conocer tus
fortalezas y limitaciones. Lo que no se puede hacer solo, hay que delegarlo en
alguien que sepa, y así es cómo la economía comienza a funcionar. Yo le pago a
un diseñador para que me haga los banners publicitarios, los clientes me pagan
a mí, yo debo pagarle todos los meses al Fisco y al Estado por los impuestos,
además de que tengo que gastar en alimentos, remedios, vestimenta, y muchos
ítems más.
Cuando me mando
una "cagada", trato de ser honesto y no victimizarme si me equivoqué. Lo que no
me gusta son los que hacen leña del árbol caído, están esperando verte en la
lona para atacarte y hacerte pedazos. Todos tenemos un ascenso y una caída, la
trayectoria puede ser diferente pero una vez que se sube llega el momento de
volver al llano. Yo tengo la confianza intacta en que puedo seguir avanzando,
sólo hace falta un envión hacia adelante para que los planetas comiencen a
alinearse. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario