30 de abril de 2025

La necesidad de abrir el debate

 

Último día del mes. Estamos transitando el final de un ciclo que se hizo largo y tedioso, más que nada por la forma en la que se dieron las cosas. Hay mucha gente que necesita de oportunidades laborales para poder desarrollarse. El trabajo escasea, o si se consigue, es a cambio de una remuneración irrisoria que no alcanza para solventar los gastos mínimos de cualquier persona. En una ciudad que no tiene industrias, cuesta imaginarse que haya laburo de calidad, en blanco, y con un sueldo digno. Y esto me lleva a recordar todos los proyectos faraónicos que anduvieron dando vueltas en Lobos en los últimos años: Parque industrial. Un casino en la Laguna. Un hotel boutique en Salvador María. Nada de eso se concretó, fueron eslóganes de campaña de los diferentes partidos que compitieron en las elecciones. Las promesas más insólitas son las que he escuchado de las fuerzas políticas que circunstancialmente han sido oposición, total con declamar esto o aquello no tenían nada que perder. Yo creo que todos los dirigentes deberían hacer un aporte a la racionalidad y explicar cómo piensan concretar aquello que está contenido en su plataforma electoral. La ciudad está estancada y no podemos perder más tiempo. A decir verdad, ese estancamiento no es nuevo, viene de larga data, sólo que ahora se nota más porque se acabó la plata y no hay recursos genuinos para destinar a un mejoramiento de la calidad de vida. Lo que vemos hoy es consecuencia de años de inoperancia y falta de gestión. Incluso, trasciende los límites de la actual administración. Hace por lo menos 15 años que estamos siempre en el mismo lugar. No es casualidad que los pibes más jóvenes se vayan a estudiar afuera y se preparen para laburar en otra ciudad donde puedan obtener un futuro más próspero.

 

Yo soy lobense, lo seré siempre, y lo que digo está sustentado en años de caminar la calle, en haber transcurrido toda mi juventud luchando por ganarme un mango, en el hecho de haber decidido emprender un proyecto propio porque era la única manera de asegurarme que iba a trabajar en blanco y que tendría una jubilación el día de mañana. Todos los meses pago mi monotributo, y lo hago porque también me garantiza el acceso a una obra social. Pero, como les sucede a varios de mi generación, a medida que envejezco voy dándome cuenta de que la peleé contra molinos de viento. Pasé muchos años creándome enemigos cuando el único adversario era yo mismo. No supe entender que la gente buscaba otra cosa, que las tendencias estaban en otro lado. Me di rosca al pedo con gente que no valía la pena, ya que eran unos pobres otarios o trepadores caídos del catre que presumían de tener una verdad revelada y que pasaron sin pena ni gloria.

 

No podemos concebir una lucha contra un enemigo inexistente, es un contrasentido. Deberíamos estudiar al rival antes de competir, porque de lo contrario, ya vamos perdiendo por goleada antes de salir a la cancha. Siempre habrá motivos para quejarse, o para reclamar por lo que consideramos que nos merecemos. Y siempre estarán los que no perderán ocasión de tirarnos una zancadilla. Mereces lo que sueñas, decía Cerati. Y tenía razón. Ahora bien, hay que reflexionar si lo que hacemos a diario puede proyectarse en un logro concreto. Tener una estrategia a largo plazo es una opción, pero debemos ser conscientes de que puede pasar mucho tiempo antes de que veamos un cambio real y palpable. Pero hay algo que es rigurosamente cierto: Siempre es aconsejable no apresurarse cuando debemos adoptar decisiones cruciales. 


Tener la capacidad de distinguir lo urgente de lo secundario nos pone en otra perspectiva. Lo urgente es aquello que no puede esperar, y como tal, necesita de una respuesta rápida y contundente. Para todo lo demás podemos manejar nuestros tiempos con mayor holgura, ya que tenemos un margen más amplio para decidir. Como decía en el párrafo anterior, yo comprendí que no vale la pena polemizar para defender posicionamientos ajenos y estériles. Hay que discutir o debatir ante aquello que se vislumbra como una amenaza a nuestros intereses, ni antes ni después. Abrir una polémica ante algo que no nos representa no es razonable, en principio porque constituye un desgaste inútil que es preferible evitar. Exponerse al escrutinio público es una actitud que se contradice con el bajo perfil. Y tener la capacidad de cultivar un bajo perfil, sin estridencias, parecer ser lo más acertado para no vernos contaminados por un entorno tóxico. Todo esto es lo que estoy pensando y que intento implementar en el día a día. Se los recomiendo, realmente da resultado y nos coloca ante una situación de mayor libertad y autonomía. Nos estamos viendo pronto. Punto final.    

No hay comentarios.:

Piezas de ajedrez

  Quién sabe, quizás haya que comenzar desde cero, como lo he hecho tantas veces. Dar vuelta de página y dejar el pasado atrás. Hasta se pue...