Lunes en la
ciudad. Ayer, con una jornada fría y nublada, comenzó la primavera. Es el
inicio de un nuevo ciclo que ya da señales de ser complejo, por la crisis
económica y la campaña electoral en ciernes rumbo a los comicios del 26 de
octubre. En la radio ya se escuchan los spots de los principales partidos, que
llevan al oyente a un hartazgo tal que no se puede resistir al impulso de
apoderarse del dial para cambiar la sintonía. Hace tiempo que no escribía nada
nuevo en el blog, la verdad es que me veo superado por los acontecimientos. Vivimos
en un contexto difícil, que va empeorando progresivamente con la suba sin
control del dólar que amenaza con llevarse puesto a los precios de la canasta
básica. Todos coinciden en que es el peor momento de la era Milei, y lo que más
sorprende es la rapidez con la que se desmoronó todo. En cuestión de meses la
economía se derrumbó y la incertidumbre se apoderó de los mercados financieros.
Si la escalada de la divisa no trajera consecuencias en la vida cotidiana,
probablemente no sería digna de mención, pero es inevitable que eso suceda.
Está claro que al Gobierno se le quemaron los papeles. No mostró capacidad de
reacción tras la derrota en las elecciones bonaerenses, y desde el día después
hasta ahora sólo ha sabido dar pasos en falso. La vieja receta de vender
reservas para contener el precio del billete ya no da resultado. Hasta los
medios más complacientes del oficialismo empiezan a mostrar sus reparos ante
este descontrol que no tiene señales de resolverse desde la ortodoxia
económica. Mientras esto sucede, CFK y sus laderos se regodean sin poder creer
aún el imprevisto regalo que han recibido de un Gobierno que no da respuestas
ante el rojo financiero. Es la misma administración que enarbolaba la consigna
“Kirchnerismo nunca más”. ¿Y si vuelven? Todo es posible. Kicillof no es un
kirchnerista clásico, porque tiene su propio proyecto político. Puede ser
candidato en 2027, es uno de los pocos que salió fortalecido tras las
elecciones del 7 de septiembre. Pero sabe que le conviene llevarse bien con
Cristina y con los sectores más incondicionales para respaldar su candidatura y
sentar las bases del Movimiento Derecho al Futuro.
Milei dilapidó el
apoyo que supo cosechar de la ciudadanía de un modo increíble. En pocos meses,
el declive de la gestión se hizo cada vez más pronunciado. De hecho, no sería
extraño que vuelvan a caer derrotados en las elecciones de octubre. El cepo
cambiario se levantó en abril, el dólar inicialmente se mantuvo estable, y en
la previa de las elecciones bonaerenses comenzó a mostrar una suba sostenida
que se tornó imposible de contener. El Banco Central debió intervenir en el
mercado de cambios, pese a que habían jurado lo contrario. Supuestamente, la
divisa debía flotar según la oferta y demanda. Lo que estamos viendo ahora no
es muy distinto a lo que ocasionó la caída de gobiernos anteriores. En una
economía bimonetaria, es casi de manual pensar cómo impactará este salto de la
cotización en los índices de inflación y en el costo de vida. Cuando yo era más
joven, estas contingencias no me preocupaban en exceso porque tenía mucho
camino por recorrer y la plata rendía más. En cambio, ahora debo mantenerme y
sostenerme exclusivamente con mis ingresos, que son escasos teniendo en cuenta
el costo de los alimentos y de los bienes esenciales. Si vas al supermercado,
comprando tres o cuatro boludeces ya te gastaste 10.000 pesos. La plata no
alcanza como antes. Sin embargo, cuesta mucho esfuerzo ganársela. Desde que
asumió la gestión libertaria, la sociedad supo ponderar la baja de la inflación
y la estabilidad económica por encima de la intolerancia al disenso y la
debilidad institucional.
Lo que estamos
viendo ahora es que el Gobierno no ha podido torcer la voluntad de los
legisladores. En el Congreso, diputados y senadores rechazaron los vetos del
Presidente consiguiendo los votos necesarios con gran facilidad. La Libertad
Avanza es una coalición que ha mostrado un gran desgaste en poco tiempo. El
respaldo popular se ha visto erosionado desde que la gente comenzó a percibir
que su calidad de vida se veía cada ver más deteriorada. La caída del consumo
es una señal de que sólo se compra lo indispensable para el sustento cotidiano.
Los escándalos de corrupción se acumulan, haciendo mella en el discurso oficial
que pregonaba transparencia. Ha sido un gran daño para el Círculo Rojo del
poder, ya que está socavando la principal bandera que enarbolaba el Gobierno al
diferenciarse de los K. Con la filtración de estos audios, lo único que están
demostrando desde la Rosada es que son más de lo mismo.
El Gobierno se
muestra desconcertado ante la crisis. Tiene que apelar a algún manotazo de
ahogado. Hoy se conoció la noticia de que eliminarán las retenciones hasta el
31 de octubre, como un recurso para que el campo liquide los dólares de las
exportaciones. La fuga de divisas es de una magnitud que difícilmente se pueda
contener con estos parches, pero –por otra parte- no hay mucho que se pueda
hacer en el corto plazo. Por lo cual, podríamos decir que esta semana será
decisiva para ver si el oficialismo logra recuperar la iniciativa política y
recomponerse tras el cimbronazo. En los últimos días, los canales de noticias
contribuyeron a sembrar la paranoia: No se habla de otra cosa. Hay sectores de
la oposición que están agazapados, al acecho, esperando un nuevo paso en falso
para atacar y conspirar como si fueran aves de rapiña. No podemos darnos el
lujo de tener un deja vu de 2001. Es necesario que haya un consenso para
garantizar la gobernabilidad hasta 2027. De Milei podrán decirse muchas cosas, pero
no deja de ser el Presidente, elegido por la mayoría de la población. El
peronismo deberá ser prudente con su sed de revancha, y propiciar que haya un
acuerdo con todos los actores sociales, porque la situación es delicada y
estamos en la previa de un nuevo proceso electoral que puede marcar una
ruptura. Cualquiera puede ser crítico de este gobierno, como he sido yo desde
mi modesto lugar, pero al común de la gente nunca se le ocurriría hacer lobby
para que Milei finalice su mandato antes de tiempo. Tenemos que demostrar, hoy
más que nunca, que hemos aprendido la lección, y que no se puede alentar un
nuevo vacío de poder para favorecer el liderazgo de los supuestos iluminados. Sólo
resta esperar el devenir de los acontecimientos, todavía estamos a tiempo de
evitar que se agudice el descontrol, porque lo que se debe priorizar, ante
todo, es que el arco político brinde señales de querer garantizar un mandato
constitucional más allá de las diferencias ideológicas, lo cual parece una
utopía para un país que está sumido en una creciente fragmentación. Nos estamos
viendo pronto. Punto final.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario