5 de agosto de 2008

Reflexiones de un día de sol

Aquí estoy actualizando el blog, para despuntar el vicio de escribir y para no perder el contacto con los que están del otro lado. Aunque no haya ningún cambio aparente, siento que estoy en una etapa de cambios. A veces no es uno el que cambia porque lo desea, sino que hay circunstancias que se fuerzan a hacerlo (esto ya lo hablamos en otro post). Yo, en esencia, voy a seguir siendo el mismo. Se trata más bien de un cambio de hábitos, de costumbres, y no desdeño para nada de ello. Me parece saludable que ocurra en la medida que me permita romper con la rutina. Estar encerrado entre cuatro paredes porque estás enfermo es horrible, y cuando por fin te recuperás pensás que el mundo se detuvo por tu convalecencia y en rigor de verdad todo sigue igual. Nadie es imprescindible, ya lo hemos afirmado desde aquí, y el lugar que hoy ocupo yo mañana lo ocupará otro sin ninguna dificultad. Sí es cierto que hay persopnas más talentosas que otras, y son esas personas las que dejan un vacío cuando mueren o deciden retirarse. Quizá habría un par de casos en los que podríamos hacer una excepción. Quiero decir: Maradona y Charly García, por ejemplo, no son sustituibles ni reemplazables. En cambio, Ortega es fácilmente reemplazable, incluso por otro jugador que no tenga inclinación por el alcohol que ha sido el talón de Aquiles del jujeño. Creo que aquí hay un punto importante, y es que realmente nos cuesta distinguir lo imprescindible de lo superfluo, lo necesario de lo accesorio, lo genuino del refrito.
Y en ese darnos cuenta, quizás se nos va la vida, hasta que en algún momento descubrimos lo realmente importante, eso que nos hace valer y nos convierte en personas con iniciativa y voluntad.

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