19 de septiembre de 2008

Volvió la era de la boludez


Con este humilde post retomo el contacto con ustedes, tras unos días en los cuales el blog funcionó a media máquina, como les he comentado. Hablando de bueyes perdidos, ayer conversaba con un amigo sobre lo efímero de las cosas, comenzando por nuestra propia existencia y siguiendo con los artículos de consumo, los usos y costumbres de una sociedad, las convenciones de una época, las modas, y la forma de entender la vida de cada uno se ha ido forjando.
Pero hay algo que permanece inalterable a lo fugaz, y es la estupidez. Pasan los años y los estúpidos siguen, se encarnan en el cuerpo de otras personas, y de algún modo se las ingenian para seguir subsistiendo.
La noticia malintencionada, tendenciosa, sensacionalista. Los golpes bajos de las películas del cine comercial americano. Las supuestas "avivadas" que repetimos a diario y que nos cuestan ser un país de cuarta, donde nadie en el mundo confia en nosotros (no sólo para invertir, sino en el plano individual). Ese es el precio que se paga por la estupidez que nos carcome a diario y que se va reinventando constantemente. Parece que ahora "descubrieron", por obra de la casualidad, que existen "tribus urbanas" (básicamente, niños bien que están al pedo y no estudian ni trabajan) y se regodean con eso. Por favor, señores! Tan bajo podemos caer?? Como dije antes, la prensa carroñera siempre existió, pero al menos no la veías todos los días en la pantalla de TV mientras comés milanesas al mediodía. Que me dejen de joder! (perdón por la indignación y el exabrupto)

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