9 de noviembre de 2010

Haciendo lo mejor posible

Aquí estoy, en esta fresca noche de martes, actualizando el blog. A medida que vamos arrancando las hojas del calendario y el año se termina, me voy sintiendo más cansado. El calor y la humedad me agobian, y este último fin de semana hubo que cubrir tantas actividades que no tuve respiro. Voy tratando de seguir, sin dejarme caer, y desde luego que no todo es padecimiento. Siempre hay un momento de distensión, ya sea disfrutando del almuerzo que prepara mi vieja y que para mí es mejor que el de cuales restaurante, o bien escuchando a The Pretenders antes de irme a dormir.

Es cierto que el ocio te mata, porque te conduce a la inacción y a la falta de incentivos. Pero también es bueno disfrutar de un fin de semana tranquilo, cosa que hace tiempo que no puedo hacer. Siento que se pasa demasiado rápido: cuando quiero acordar, es lunes otra vez. En realidad, no estoy descubriendo nada brillante, dado que la mayoría de la gente percibe lo mismo. A veces, uno quisiera que un día fuera diferente, tan sólo eso: que ocurra algo que nos sacuda un poco de la rutina, que nos movilice, y que nos motive a no bajar los brazos. Puede ser una buena noticia, un regalo inesperado, un reencuentro con alguien que hace mucho que no vemos, no lo sé. Cada uno tendrá en su mente distintas imágenes de lo que hacen que un día sea especial.

A veces quisiera administrar mejor mi escaso tiempo libre, pero nunca logro hacerlo. En parte, porque no me gusta la idea de pensar que tengo que armarme una "agenda" con las cosas que me gusta hacer. El periodismo no sabe de horarios ni de feriados: las noticias no se toman vacaciones y alguien tiene que cubrirlas y ponerlas a la consideración de los lectores.

No creo que mi profesión sea más especial que otras, pero es rigurosamente cierto que no tengo horarios preestablecidos, y esa es una de las premisas que acepté cuando decidí dedicarme a esto. Reniego mucho por eso, no lo voy a negar, pero creo que el periodismo es lo que mejor sé hacer y que probablemente, a esta altura de mi vida, no podría dedicarme a otra cosa y obtener un buen resultado.

Son pensamientos que me surgen este martes, tal vez mañana la realidad me sorprenda con hechos que cambien totalmente mi concepción de las cosas. Algo que sucede con más frecuencia de lo que pensamos, aunque no lo querramos ver.

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