24 de noviembre de 2010

La virtud de la paciencia


Cuando uno está cansado de trabajar, al menos en mi caso, no consigo distenderme fácilmente y las cosas que me suelen provocar placer me aburren. Por ese motivo, no he escrito un nuevo post últimamente. Siempre que redacto algo para el blog, lo hago con una idea en la mente, que luego voy desarrollando y a veces termina saliendo un texto totalmente distinto al que imaginé cuando me senté frente a la pantalla a escribir.

Es que aquí, en Lobos, si un día cualquiera de la semana querés salir de las cuatro paredes de tu casa y hacer algo que te cambie el humor, es difícil. Los fines de semana siempre surge algún plan, aunque sea modesto, pero el resto de los días las opciones son pocas. Esta percepción es compartida con varias personas de mi edad con las que tuve oportunidad de hablar.

Me gustaría tener un fin de semana completamente al pedo, sólo para mí, y pasar 24 horas durmiendo si así lo quisiera. O ir a la Laguna por el sólo hecho de disfrutar la tranquildad de mirar el agua, conversar con los ocasionales pescadores, comer un asado en la Costanera, y saber que puedo pasar el día tomando un vino sin tener que pensar que a determinada hora tengo que volver.

Pero es entonces cuando me pongo a pensar: es lo que elegí. Vivir así es lo que elegí, porque soy periodista y en consecuencia si a un grupo de boludos se le ocurre hacer una conferencia de prensa un domingo a las tres de la tarde, hay que estar. Y escuchar, preguntar, desgrabar y redactar.
No voy a negar que la profesión brinda satisfacciones, que a veces me cuesta ver cuando sé que otro día más se me acaba de escapar como arena entre los dedos. Está bueno tener acceso a los hechos, a la información, y buscar un modo adecuado para transmitirla a la opinión pública.

Como le sucede a la mayoría de los asalariados, vivo el "día a día", y esa vorágine hace que pocas veces me haya ocupado de profundizar en esto. Pero cuando me pongo a pensar seriamente, me doy cuenta de que la gente cree que uno hace periodismo por hobby. Y esto no es así, es un laburo. Por supuesto, hay trabajos infinitamente peores a éste, que la gente no valora. Y esto es así porque nos acostumbramos a que los demás hagan las cosas por nosotros. Por ejemplo, para qué molestarse en generar menos basura, total van a pasar los recolectores a juntar las bolsas. O para qué tomarse el trabajo de cuidar el plato de comida, de usar un preservativo para prevenir embarazos y enfermedades, de mirar la vida como un camino con principio y fin. Reitero: siempre esperamos que los demás hagan cosas por nosotros, y no nos hacemos cargo de nuestras acciones.

Hay gente que se cree con derecho a todo por estar en una posición de privilegio, y los periodistas solemos ser víctimas del maltrato o de que nos descalifiquen. Pero, quizás, la secretaria de una oficina de seguros, de un estudio jurídico, o de lo que carajo sea, padezca lo mismo, no lo sé.

Pero si hay algo que tengo claro es que lo mejor de la vida no son los halagos, los aplausos y los premios. Sino el simple hecho de que el resto sepa que estás haciendo las cosas bien, y que uno mismo tenga esa convicción.

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