8 de julio de 2011

Aquellos tiempos cuando daba gusto ver un partido


Por estos días, casi todo el país se pregunta las causas del fracaso de la Selección en la Copa América. Ya puede calificarse de ese modo, porque aunque logre superar la primera fase, su desempeño deja mucho que desear. Por primera vez, la gente ha empezado a fastidiarse con Messi, a hartarse de que no convierta goles, y de que muestre su talento a cuentagotas. A su vez, el propio Messi debe estar sintiendo la presión de los hinchas y de sus propios compañeros para mejorar su rendimiento. Nunca he sido muy futbolero, pero todo el prestigio que la Selección supo conseguir en los últimos 30 años se está desvaneciendo paulatinamente. Otros equipos que antes eran rivales accesibles, como Bolivia, se han vuelto demasiado riesgosos para un equipo como el argentino, que no arriesga. Basta recordar, además del magro empate 1-1 que cosechó en esta Copa, el humillante 6-1 en las Eliminatorias del Mundial. Ya no se puede subestimar a ninguna selección, pero más allá de eso, lo más preocupante ocurre cuando se empieza a buscar culpables. Los jugadores, el técnico, la AFA, ¿quiénes son los que impiden que el equipo gane aunque sea un partido? Y permítanme pensar que en otros foros y en otras cuestiones más serias actuamos del mismo modo. Siempre tarde, con los hechos consumados, buscando culpables o responsables para cosas que ya no tienen solución. Quién tiró la bengala, quién dio la orden de reprimir, quién dejó la zona liberada, quién hizo o no hizo.Volviendo al fútbol, los entrenamientos quedaron atrás. El equipo tiene que meterse en la cabeza que está jugando un torneo continental, que se está representando al país y si no están dispuestos a dejar sus egos y sus celos en en hall del aeropuerto, la convivencia del grupo va a ser un desastre, como ya ha comenzado a notarse. Quizás se espera demasiado de Messi, o quizás él mismo no se sienta identificado con el equipo. Cualquier similitud con lo que sucede en otros ámbitos, donde cada uno hace la suya sin importarle un carajo el prójimo, es pura coincidencia.

Cayéndose a pedazos

  Nos estamos cayendo a pedazos. Más allá de lo desastroso que es el gobierno de Milei, y que salta a la vista, hay otros aspectos a conside...