8 de agosto de 2011

La violencia como forma de ejercer el poder


Quizás sea el signo de una época, pero los kirchneristas suelen ser personas muy susceptibles y dispuestas a defender sus ideas enfáticamente, sin aceptar siquiera que en sus detractores puede haber argumentos sensatos o por lo menos discutibles. No necesariamente hay que ser "anti K" para encontrar grietas en el Gobierno, pero los kirchneristas están tan obnubilados que toman cualquier crítica como una afrenta personal. Eso es deplorable, porque estamos retrocediendo a décadas en las cuales la intolerancia llevaba a dos buenos amigos a enemistarse por tener un pensamiento político diferente. Ahora han creado una figura inexistente, que es la del "periodismo militante". No se puede militar en un partido político y hacer periodismo serio, no se puede confundir periodismo con propaganda. Este gobierno lo que ha logrado es enfrentar a la sociedad, arrogándose como propias determinadas cuestiones como los Derechos Humanos. Parece que no hubiera grises, no hay posturas moderadas. O estás de un lado, o estás del otro. Para ellos, en el medio no hay nada.

Estoy harto de que se trate de encasillar a las personas según su modo de pensar. Sobre todo en un país donde la izquierda y la derecha han tramado acuerdos a través de su dirigencia para quitarle todo valor a las ideas. El falso progresismo, alentado por un grupo considerable de intelectuales, es una muestra más del retroceso. En lugar de buscar una cohesión, un acuerdo sobre cuestiones básicas e ineludibles, se recurre a una visión épica de la historia reciente, como si este gobierno viviera librando una batalla permanente contra monopolios y oligarcas. "Clarín es el enemigo, Clarín miente, Magnetto es un HDP, son corporaciones mediáticas", etc. Todo lo llevan al límite del enfrentamiento. En todos los países del mundo existen medios de prensa críticos hacia el poder político de turno, inclusive lisa y llanamente opositores, y está perfecto que así sea. Cuando en los comienzos de la gestión de Kirchner uno notaba que Clarín era complaciente con el Gobierno, nadie hablaba de corporaciones o monopolios. El conflicto con el campo comenzó a dividir a la sociedad, algo que se podría haber evitado si no fuera porque el oficialismo decidió jugar a todo o nada por las retenciones móviles, y así podríamos recordar frases lamentables como la que hablaba de "piquetes de la abundancia". Es cierto que el campo se vio beneficiado por la coyuntura económica y la devaluación, pero suponer que todos los que viven del agro son voraces terratenientes es un error o una interpretación caprichosa que el kirchnerismo supo capitalizar muy bien. Es tiempo de que dejemos de hablar de derechas o izquierdas y empecemos a evaluar las acciones concretas de cada uno.

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