4 de diciembre de 2011

Cuándo vamos a cambiar? (Diez años después)


Hace unos días se cumplieron 10 años de la implementación del nefasto "corralito" e inmediatamente quise redactar un post alusivo. Pero pasaron tantas cosas en esta última década, que resulta un poco arduo no caer en lugares comunes. Hace diez años yo era bastante ingenuo, obviamente más joven, y no tenía conciencia de lo que estaba ocurriendo con los bancos y el sistema financiero. Por supuesto, me daba cuenta de que algo no funcionaba bien, pero debo admitir que nunca pensé que el gobierno de De la Rúa se vendría abajo tan rápidamente. En realidad, todos los argentinos vivíamos en la boludez, en la frivolidad, y deberíamos hacernos cargo de una buena vez. Me pareció patético que después la gente buscara consuelo escuchando "Color esperanza" de Diego Torres, o leyendo los libros de Bucay. En la transición 2001/2002 hubo como un aire de solidaridad, como si todos quisiéramos compartir nuestros pesares, porque la debacle era indisimulable. Pero cuando las cosas empezaron a mejorar, volvimos a ser quien siempre fuimos: egoístas. En Argentina, a nadie le importa nada de nadie. Ya sé, podrán decirme que se hacen colectas y eventos a beneficio y la gente siempre ayuda. Pero eso es una hipocresía. Comprar una rifa para los Bomberos o el Hospital no es ser solidario. Ser solidario, a ver si lo entendemos, es preocuparse por la vida del otro. Es pensar que el aborigen de Formosa o el que está cagándose de frío en la Base Marambio es tan argentino como nosotros. Hay mucha diferencia de clases en la Argentina, y esto se va afianzando cada vez más. La clase media, lucha por mantenerse con sus migajas. Los que tienen guita, tienen un escudo blindado a salvo de cualquier crisis porque ellos siempre salen favorecidos. Y los pobres del todo, aquellos que no tienen nada de nada, están alejados de cualquier posibilidad de progreso. Es lógico: si apenas pueden comer, no se puede pretender que alguien les facilite el acceso a la educación, porque todo está podrido, seamos realistas y dejémonos de joder de una buena vez. Los "Ñoquis" en las oficinas públicas siguen existiendo, los dinosaurios en el Senado también, los que especulan con el dólar, las "cuevas" financieras, los paraísos fiscales, la inflación.... ¿Tan seguros estamos de que las cosas cambiaron en estos diez años?

Me pregunto cuándo vamos a dejar de lado las mezquindades y la estupidez para ser un país decente. Con boludear en Facebook o subir videos a Youtube no vamos a cambiar el mundo, les aviso por si acaso. En la calle los delincuentes siguen matando gente todos los días, y lo peor de todo es que ya nos hemos acostumbrado a que esto sea algo normal. Ahora se ha sumado el debate acerca de la legítima defensa, y cuándo una persona víctima de un delito se excede para cuidar su integridad y termina matando a tiros al ladrón. Un debate largo y éste no es el lugar más apropiado para desarrollarlo. 



 No hay controles, no hay seguridad, no hay garantías de nada. Y el que vive en el Conurbano sabe bien de qué estoy hablando, porque en los pueblos del Interior quizás vivimos en el día a día con una mirada bastante limitada. Yo quisiera saber si de todo esto (que sucede hoy), le van a echar la culpa a Cavallo o a De la Rúa. Espero que estos diez años no hayan pasado en vano, aunque me temo que la idiosincrasia del argentino fachista y reaccionario no ha cambiado en absoluto. Punto final.

Cayéndose a pedazos

  Nos estamos cayendo a pedazos. Más allá de lo desastroso que es el gobierno de Milei, y que salta a la vista, hay otros aspectos a conside...