24 de febrero de 2012

Los trenes fantasma

La tragedia ferroviaria en Once nos conmovió a todos. A pesar de que soy periodista y trato de honrar mi profesión, ayer traté de evitar ver las imágenes del desastre, repetidas hasta el hartazgo. Nuevamente cabe cuestionar el morbo y sensacionalismo de los medios. Ver fotos de cuerpos atrapados entre los vagones, convertidos en una trampa mortal, no sé si aporta demasiado para lo que se está discutiendo por estos momentos. Por supuesto, cada medio busca obtener una primicia, distinguirse por alguna foto "exclusiva" que no tenga la competencia, y ello forma parte de este laburo. Pero me da la sensación de que muy rápidamente, con la sociedad conmocionada, se empezó a hablar de "responsabilidades", de "que se hagan cargo". Lograr que esto llegue a la Justicia para determinar los culpables de la tragedia demandará varios años, tal como sucedió con la tragedia de Cromagnon en diciembre de 2004. Para empezar, y aunque no venga al caso, hay que decir que Once y Balvanera son dos barrios totalmente olvidados por el Gobierno de la Ciudad, que concentra sus esfuerzos en los más pudientes como Puerto Madero o el célebre Barrio Norte.

Sinceramente no tengo muchas ganas de escribir un post sobre el tema, pero de alguna manera me siento en la obligación de hacerlo, porque un hecho que trajo consecuencias tan nefastas no puede ser pasado por alto. Sabemos que alguien tiene que hacerse cargo de lo ocurrido, y hasta el más ingenuo sabe que el planteo del Estado solicitando ser parte querellante en la causa es un disparate. Pero evitemos, por favor, caer en lugares comunes. Cada vez que ocurre un accidente que se cobra varias víctimas solemos decir: "esto podría haberse evitado", o "era sabido que en algún momento iba a pasar". Yo no voy a salir a defender a TBA porque sería una aberración total, pero si el Estado le otorgó la concesión y si se comprometió a ejercer el contralor de la misma, no podemos pensar en que esto fue responsabilidad exclusiva de un maquinista que estaba cansado o que quizás se quedó dormido (¿quién sabe? ¿quién tiene la verdad absoluta?). Tengamos un poco de prudencia, por respeto a las víctimas y a sus familiares. Punto final.

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