22 de julio de 2013

Ola de frío polar...

Frío polar en buena parte de la Argentina. Cuesta salir a la calle, a menos que sea estrictamente necesario hacerlo para realizar alguna compra o trámite. Es notable cómo el estado del tiempo influye en el humor de la gente y en la percepción de las cosas. Los niños y los ancianos son quienes más sufren estas temperaturas extremas, y deben mantenerse recluidos donde puedan hasta que el termómetro suba algunos grados. Muchas veces no nos damos cuenta de que tenemos a nuestro alcance un calefactor, una garrafa, o lo que sea, mientras hay personas que viven a la intemperie o en viviendas precarias. Podría decirse lo mismo del verano, en jornadas de intenso calor, cuando muchos vecinos no disponen de ventiladores y mucho menos de un aire acondicionado. Creo que es momento de valorar aquellas cosas que nos parecen comunes y corrientes, pero que para un sector de la sociedad no lo son: un plato de comida caliente, ropa de abrigo, mantas y frazadas para dormir, un colchón. 

Cada uno de nosotros carga con el peso de su propia historia, con sus éxitos y sus fracasos, pero hay gente que no se merece estar marginada de todo, porque en muchos casos trabajó toda su vida en negro o en parajes rurales y nadie se preocupó para que accediera a una jubilación digna. También es frecuente que si tuvo hijos, éstos se hayan olvidado de él y lo hayan dejado abandonado a su suerte, sin ninguna contención afectiva ni material. No cuidar de nuestros mayores o faltarles el respeto sólo porque son viejos es un error: han vivido más que nosotros y tienen mucho enseñarnos. Seguramente en su juventud tuvieron sueños y aspiraciones que no pudieron concretar, porque cuando uno es joven sueña con cambiar el mundo, se ilusiona, cree en las utopías. La madurez nos hace chocar con la realidad de un mundo que está controlado por un puñado de empresas multinacionales y de países denominados "desarrollados", que a menudo son los que determinan el destino de lo que ocurrirá en el Tercer Mundo, haciendo la vista gorda cuando les conviene. Punto final.

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...