15 de junio de 2014

Crónicas del Mundial con sabor a revancha

El Mundial comenzó, tal como estaba previsto, el jueves 12 de junio. El país anfitrión, Brasil, enfrentó a Croacia, y a juzgar por lo que pudo verse en el match, hubo un evidente favoritismo al local de parte del árbitro, un ignoto japonés que a partir de ahora dejará de ser ignoto para ser recordado por este partido. 

Hoy debuta Argentina ante Bosnia, y es todo muy curioso, al menos para mí, que no soy muy afecto al fútbol. Por la mañana fui a un bar de la calle 9 de Julio a tomar un café con leche y todas las mozas estaban enfundadas en la camiseta de la Selección. Había banderitas y cotillón por doquier, y desde las mesas vecinas pude constatar que no se hablaba de otra cosa. No tengo nada que decir, sólo que en las fiestas patrias no es frecuente tanto despliegue de nacionalismo mal entendido. La única vez que noté un poco más de entusiasmo por los símbolos nacionales y por nuestra historia fue en el Bicentenario.

A pesar de todo lo que acabo de exponer, debo reconocer que con algunos partidos me enganché. En la tarde/noche de ayer, se dio un duelo excepcional entre Inglaterra e Italia. Un partido vibrante, que los tanos finalmente ganaron 2 a 1 en un resultado mentiroso. Los ingleses fueron muy superiores. Italia es una selección mezquina que cuando logra imponerse en el marcador tira todo el equipo atrás. Pero aún así, fue un partido digno de ver, en principio porque se trataba de dos equipos de jerarquía, ambos Campeones del Mundo. Y aunque mal les pese a algunos, yo quería que ganara Inglaterra. No soporto a Italia, con su fanfarronería y mediocridad. Pero esto último es materia de discusión, si es que cabe. 

Hoy juega Argentina, a partir de las 19 hs., en el mítico Estadio Maracaná. Contrariamente a lo que muchos suponen, me imagino que no será un partido fácil. Y haciendo un poco de futurología, me atrevo a decir que nuestro equipo ganará, pero no por un resultado muy holgado. Este es el Mundial de Messi, su oportunidad para demostrar definitivamente que es el mejor del mundo. Ojalá así sea. Punto final.


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