19 de septiembre de 2016

Cambiar la forma de pensar (parte 2)

Lunes por la mañana en la ciudad. A veces reflexiono, acaso utópicamente, sobre qué pasaría si cada uno de nosotros cambiara la forma de pensar. Si pudiéramos elevar la mirada más allá de la estrechez, del "día a día", y nos planteáramos objetivos concretos a un mediano plazo. Y, lo más importante, ser consecuentes con dichos objetivos. Seguramente, podríamos crecer como país, porque dejaríamos de pretender que se vaya un Presidente que asumió hace menos de un año. Podemos estar de acuerdo o no, de hecho ustedes conocen mi pensamiento, pero de ningún modo alguien tiene que impulsar o incentivar esta locura. Ya pasó la época del "que se vayan todos". Ahora, se tienen que quedar, aunque se manden miles de cagadas, porque para eso fueron elegidos por el pueblo. Y nosotros, tenemos la posibilidad de volver a elegir el año próximo, de decidir si queremos seguir así o cambiar de rumbo. La queja constante cansa, agota, y no conduce a nada. Como ustedes habrán advertido, suelo ser bastante "quejoso", pero trato de aportar argumentos, de decir por qué me molesta tal o cual cosa. 

2017 será un "año bisagra": si el Gobierno no cumple con las expectativas de la gente, recibirá su castigo en las urnas, que es donde debe ser, y no con la "resistencia K" que tiene como metodología bloquear calles o autopistas con cánticos que parecen extraídos de la década del 70. Deben rendir cuentas los que se fueron, vale decir los que dejaron el poder, pero también quienes están ahora. Si desplazaron al Jefe de la Aduana por tráfico de efedrina y el tipo lo considera injusto, que vaya a juicio oral y que se defienda ante la Justicia. Esto va para todos igual, no podemos permitir que con la guita nuestra, se produzca un desfalco del Estado como ha ocurrido. Por eso, en octubre de 2017 iremos todos a votar, a conciencia, para decidir cómo seguimos. Probablemente, el resultado electoral no cambie de un modo significativo el rumbo de la actual gestión, pero es la única manera que tenemos de expresarnos, no rasgándonos las vestiduras con discursos de barricada. Punto final.

"No me sueltes la mano", dijeron los senadores

Viernes por la tarde en la ciudad. Estoy tranquilo, pero también somnoliento, así que procuraré escribir lo que tengo en mente. Observo que ...