11 de septiembre de 2018

Recuperándome


Me estoy recuperando de un terrible resfriado, que se fue agravando en las últimas dos semanas, con mucha mucosidad en la nariz, tos con flema y otros detalles que no vale la pena mencionar. Me costaba mucho respirar por la nariz, dormía pésimo y me despertaba con la boca reseca. Recién hoy puedo decir que me siento mejor, luego de recurrir a toda clase de remedios que se suelen tomar en estos casos, sin resultado alguno. Hasta que fui al médico, y me recetó un spray nasal descongestivo. No fue la solución definitiva, pero ayudó bastante. El clima cálido de estos últimos 15 días, inusual para este invierno, me terminó por deteriorar. Pienso que el estrés que suele ganarme la pulseada jugó un rol clave.  Cuando me enfermo, me pongo de mal humor, peor aún que el habitual. Así que digamos que tuve que andar moqueando con uno o dos pañuelos, temperaturas de 23 grados, y una persistente congestión que se resistía a disiparse. Desde luego, lo que me tocó pasar es insignificante comparado con las personas que padecen enfermedades crónicas o discapacitantes. En fin, acá estoy, con más entusiasmo y ganas de ponerle pilas al laburo. Debo decir que en ningún momento dejé de cumplir con mi trabajo en este lapso, pero me costaba más esfuerzo hacerlo.

Este comienzo de semana me encuentra con más expectativas, tratando de dejar de lado la mufa y el desánimo generalizado que se palpa en la calle y de continuar haciendo aquello para lo cual me dediqué. Todavía no quiero pensar en la pérdida de rentabilidad (o ganancia) que he tenido, pero créanme que es importante y que me va a forzar a ajustar la economía doméstica. Mientras tanto, sigo adelante, con la premisa de no claudicar ni bajar los brazos ante los hechos de público conocimiento. Creo que la creatividad es lo que te ayuda a salir de la crisis, y aunque nunca me consideré muy creativo ni innovador, tengo elementos a mi alcance para hacerlo. A veces recibo por mail currículums de gente capacitada para sumarse a mi staff, pero en las actuales condiciones no podría pagarles una suma digna, y no  me gustaría hacerles lo que en su momento me hicieron a mí, cuando trabajaba por monedas. Hasta que se dé otra ocasión, sigo siendo yo mi propio jefe, y por consiguiente el artífice de mis aciertos y tropiezos. Punto final.


Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...