24 de abril de 2019

De regreso, con las pilas agotadas

Miércoles por la noche en la ciudad. Estoy terriblemente cansado, como si me hubieran molido a palos. No paré en todo el día, tuve que cubrir noticias a horarios insólitos (digamos, tres de la tarde), y a veces no se puede cumplir con todo el mundo en tiempo y forma. Sin embargo, como casi no tuve espacio para el ocio, me siento satisfecho, ya que me gusta mantenerme ocupado en el trabajo que elegí. De hecho, no tenía pensado escribir nada hoy en este espacio, pero decidí hacerlo hasta que me deje vencer por el sueño. Últimamente me estoy levantando, sin alarma ni nada, muy temprano, y una vez que me despierto ya no hay marcha atrás, es casi imposible que me vuelva a dormir. En fin, al lector promedio, supongo, estas digresiones personales poco le importan,  pero de algùn modo a mí me sirve contar con un blog para exponer lo que me va pasando, porque me inspira a reflexionar sobre asuntos un poco más profundos o sensibles.

En rigor de verdad, ahora que lo pienso bien, recuerdo que he redactado para el blog en los horarios y situaciones más insólitas, o en medio de los sucesos más conmocionantes, así que tampoco es algo nuevo en mí. Todavía no tengo planes para el fin de semana (exceptuando mis obligaciones laborales), por lo general esas cosas se definen el mismo momento, lo que sí puedo afirmar es que no me veo muy entusiasmado para salir fuera del circuito habitual, hace tiempo ya que dejé de frecuentar los boliches y no está en  mis planes volver a hacerlo.

Párrafo aparte, me pongo a observar mi biblioteca personal, veo la cantidad de libros que no he leído o que apenas he hojeado, y creo que sería bueno ir echándoles un vistazo de a poco. Sinceramente estoy indignado con la Feria del Libro a la que concurrí por última vez, se parece cada vez más a un supermercado del libro que a un evento mínimamente cultural. Es como entrar a una librería grande, nada más que eso. Y ni se te ocurra tomarte un café o comer un sándwich, porque te sale un ojo de la cara. Conozco gente que va a la Feria por puro esnobismo, para decir que fueron, comprar dos o tres libros que nunca van a leer y demostrarles a sus amigos y conocidos lo mucho que les interesa la cultura. Señores, para ir de shopping vayan al Alto Palermo o al que está en Canning y déjense de joder, que me vienen a hablar de cultura! Ojo, no está mal que cualquiera tenga deseos de ir a la Feria en cuestión, sólo digo que se desvirtuó completamente desde hace, por lo menos, 10 años.

Nuestra ciudad cuenta con una abundante oferta de bibliotecas populares, que nos brindan acceso tanto a los clásicos de la literatura universal, como a los "best sellers" si así lo prefieren. Me parece más provechoso fomentar y frecuentar esos estantes inmensos repletos de volúmenes de todo tipo, antes que el efìmero encanto de la novedad. Punto final.

Las Olimpíadas que no veremos

  Parece ser que este año, el Municipio tampoco realizará las Olimpíadas de la Cuenca del Salado. Ningún funcionario se molestó siquiera en ...