7 de abril de 2019

Un domingo cualquiera - parte 2


Domingo abúlico en Lobos, transitando las últimas horas de la tarde. No hubo muchas novedades en materia de información, excepto por una salida de Bomberos, lo cual siempre genera alarma y expectativa en la comunidad. Mi familia y yo hoy nos abocamos a terminar de desarmar la "Pelopincho", de manera que si hace calor en los próximos días, está descartada la posibilidad de darse un chapuzón. Por supuesto, primero hubo que desagotarla, y luego remover la estructura metálica, los tubos que sostienen la lona. Pero se hizo, y el patio trasero lució más espacioso ahora que ya no está nuestro modesto natatorio. Casi tres meses estuvo la pileta en su sitio, y ya nos habíamos acostumbrado a su silenciosa presencia. 

El resto del día lo pasé preparando material para mañana, como así también escuchando música y hojeando algunos apuntes de cuando estudiaba periodismo. Muchos docentes míos de aquella época han fallecido o bien se jubilaron, y entonces ver esas hojas de 1997 o 1998 me provocan una gran nostalgia. Siempre es bueno traer a la memoria conceptos que uno aprendió, y que con los vicios propios de cualquier profesión, fue perdiendo. Con las redes sociales, se hace más fácil ubicar a alguien con quien compartiste años de estudio. Y nunca viene mal un reencuentro. 

Por la tarde salí de casa dos o tres veces, pero las calles parecían un desierto, no sé si por la malaria general producto de la crisis, o porque la mayoría había decidido tomarse un descanso en su hogar. Sea como fuere, traté de hacer de este domingo lo más llevadero posible, no siempre es fácil, el común de la gente también sostiene esta hipótesis.  No obstante, mantenerse ocupado haciendo algo, o recorriendo la ciudad en bici, nunca viene mal. Como los lectores ya saben, yo uso la bici para todo, de esta forma llegó rápido a todas partes, aunque de noche trato de no salir porque hay mucho tráfico los fines de semana. 

Sólo me resta decirles que debemos ponerle mucha garra a maldito lunes, y ya verán que cuando queremos acordarnos, es viernes otra vez. Los días, como la vida misma, transcurren fugazmente aunque nuestra percepción del tiempo no deja de ser relativa. Punto final. 

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...