8 de julio de 2022

Un grito a las nubes

  Hoy es viernes, y estamos transitando el fin de una semana bastante agitada, por motivos que todos conocemos. Claro que hablo por mí y por todas las personas de clase media o media/baja, no por aquellos que están especulando ante esta situación. Debo decir que me vi totalmente sobrepasado por la realidad, por esa vorágine de noticias, renuncias, asunciones de nuevos funcionarios, anuncios, y volatilidad propia de un estado de indecisión. Ni los mismos que están en el Gobierno tienen la menor idea de qué hacer a largo plazo, sólo se ven parches para un país que se ha convertido en un paciente en terapia intensiva. 

No siempre los periodistas, inclusive aquellos que dicen tener las mejores fuentes y contactos, pueden anticiparse a los hechos. Si ustedes tienen memoria recordarán que durante la semana, para el día después de la asunción de la nueva Ministra de Economía, circuló la versión de un feriado bancario, algo que finalmente no sucedió. Es una medida extrema que se toma sólo como un modo de paliar una posible corrida cambiaria. Lo que se podrá lograr, con un poco de firmeza y sentido común, es llegar a 2023 con la inflación promedio que teníamos desde antes, ni siquiera uno se ilusiona con que baje. Lo demás quedará para que el que venga deba aplicar una profunda reforma aunque rueden varias cabezas en el camino. El que recién accede al poder debe aprovecharlo para impulsar las medidas impopulares en un corto plazo, ya después se vuelve más cuesta arriba. 

Por eso, con repecto a la nota anterior, pienso que las remarcaciones de precios que no se dieron aún, no tardarán en llegar. El dólar oficial es el que debe tomarse como referencia, no el blue, ya que los productos importados se compran en base a ese valor. El otro es un dólar ilegal que cotiza en las cuevas y que existe por las infinitas restricciones y cepos que le han puesto a la compra y venta de divisas en bancos y casas de cambios. Pero a decir verdad ambas versiones del mercado de cambios tienen sus vericuetos, porque si querés comprar el "dólar solidario", además de pagar un impuesto, como les comentaba, tenés que sortear varios pasos legales para acceder a una compra máxima de U$S 200, que lo vuelven totalmente lejano para cualquier pelagatos como yo que quiera guardarlos en el colchón como una inversión. Es evidente que, como ha sucedido cada vez que hay un movimiento brusco de ese tipo, están quienes aumentan "por las dudas" y sin razón aparente, ya que suben el precio de un alimento que se fabrica íntegramente en el país y que no requiere ningún insumo importado. Puré de tomate, galletitas, pastas, mayonesa y otros aderezos, gaseosas... en fin, también podríamos mencionar la carne vacuna, pero todavía se sigue dando vueltas sobre lo mismo, que tiene que ver con los cortes que se exportan y los que se consumen en el mercado interno. Lo más preocupante, y que ya se venía viendo desde hace unos meses, es que los medicamentos peguen un "salto" hasta límites insospechados. No todos cuentan con una obra social que garantice la provisión de remedios recetados a pacientes crónicos. Es decir, aquellos que tienen una patología de base y no pueden esperar bajo ningún concepto en el laberinto de la burocracia. 

Como no soy militante de ningún partido ni pretendo serlo, mi relación con la política está ligada a tratar de interpretar o entender, de un modo lógico o coherente, las medidas que se van tomando. El problema es que los funcionarios que lo hacen distan mucho de ser lógicos o coherentes. Sin embargo, un ministro de alto rango enfrenta presiones y demandas de todo tipo, y responde directamente al Intendente, Gobernador, o Presidente de turno. Lobos es un municipio chico, que se sostiene principalmente en su producción agrícola y ganadera, y en un puñado de comercios del casco céntrico que facturan más o menos bien. El resto la pelea como puede, y en los distritos vecinos sucede lo mismo. Navarro tiene un molino que genera puestos de trabajo, Roque Pérez se destaca por su producción avícola, y Cañuelas es un caso aparte, porque nos pasa por arriba en casi todos los rubros de la economía. La gestión a nivel municipal necesita, para continuar avanzando, de acuerdos con los estamentos superiores, eso no es novedad para nadie, pero si porque el Gobernandor Fulano no es del partido o del "palo" tuyo, es la excusa perfecta a la que apelan para decir que no les dan bola o que son ninguneados. Por supuesto que es un planteo verosímil, pero podría dar varios ejemplos de municipios donde se advierte un crecimiento pese a que el Gobernador es de otro color político. 

Cuando Kicillof vino la semana pasada a Lobos, era la oportunidad ideal  para sentarse 15 minutos y poner sobre la mesa la escasez de viviendas, y la imperiosa necesidad de crear un plan para toda la gente que no está en condiciones de alquilar a precios altísimos. Pues bien, hasta ahora no tengo noticias de que algo así se haya hablado, y poco importa de quién es la culpa. Pagar $ 20.000 mensuales para un alquiler promedio, implica que tu sueldo tiene que ser del doble, como mínimo, para hacer frente a la canasta básica, y a todos los impuestos y servicios. En Lobos se pagan sueldos muy bajos, porque tampoco hay una búsqueda de personal calificado. Igual, te digo que ganar 40 lucas no es un lujo ni mucho menos, está por debajo del mínimo que establece el INDEC. Imposible mantener a una familia con esa plata, y si ambos jefes de hogar laburan, quizás estés un poco más holgado, pero no para emprender grandes proyectos, como hacer una remodelación, que puede ser desde revocar una pared, pintar el frente de tu casa, instalar un calefactor, o renovar una cañería. Nada de eso es posible hoy. Si tenés oficio y te das maña, lográs sacarte de encima el costo de la mano de obra, y gastarás sólo en materiales. Pero hasta que no haya un precio "fijo", que llevará un par de semanas aún, caemos en una siniestra utopía de lo que debería ser algo cotidiano y normal, como el mantenimiento periódico del lugar donde vivís. He dedicado mi vida al periodismo pero más de una vez agarré la pala para cortar el pasto del patio, serruchar troncos para hacer leña, o cavar una zanja, no fue una gran obra de mi parte, pero creo que lo volvería a hacer. El destino lo dirá. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

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