16 de enero de 2023

Corta la bocha

 El lunes comenzó complicado. En rigor de verdad, se fue complicando progresivamente por situaciones que en sí no eran de gravedad, pero que cuando se juntan, te rompen las bolas. Miren, por ejemplo ayer (domingo), casi de la nada y sin conocerme, recibí el llamado de un vecino (vamos a dejarlo así), para decirme que quería hacer un reclamo por esto y lo otro. Loco, ubicate, lo tuyo no es urgente, no estás pasando hambre ni frío, ni tu casa quedó devastada por un incendio. Nada de eso te pasó, lo único que te interesa es sacar chapa, como si estuvieras hablando en representación del resto de la sociedad, y en última instancia, podrías haberme llamado hoy (lunes). 

Pero este señor no sólo me llamó ayer, y yo atendí ingenuamente porque no conocía el número. Hizo lo mismo hoy, pero como ya lo tenía agendado en el celular, no le di bola. No hay que darle lugar a determinada gente para que interrumpa un momento cualquiera de tu vida cotidiana simplemente porque ellos se creen depositarios de un trato especial. 

Si tomamos el caso de este "vecino" -que si continúa rompiéndome la paciencia lo voy a bloquear de todas las formas posibles-, es evidente no le importó el período de descanso ajeno, ni siquiera se le cruzó por la cabeza pensar que yo tengo cosas más importantes que hacer. No me gusta hablar de mí, pero que yo sea periodista no implica que puedan llamarme a cualquier hora o que yo pueda brindar respuestas sobre temas que me exceden totalmente. La experiencia me dice lo siguiente: Supongamos que vos te embalás y le hacés caso a ese boludo, y después te desmiente o te pide que no lo nombres. El que queda como un gil sos vos, porque lo que publicaste carece de sustento. En fin, creo que después de tantos años algo aprendí, y si querés hacer una denuncia, enviame un texto por mail con tu firma y DNI, si es así te lo publico sin problemas. Uno es periodista pero también es un ciudadano más, nunca me dejé llevar por la vanidad, eso se lo dejo a otros. Me dedico a escribir de la mejor manera posible sobre hechos de actualidad y listo. Parece simple, pero no lo es.  Todo lo que sean pedidos solidarios, de gente que necesita una ayuda porque está atravesando una situación apremiante, desde ya que cuenta con el espacio y la difusión que amerita en mi diario o en mis redes sociales. Pero córtenla un poco con el protagonismo, con ese deseo de figurar como sea, porque de mi parte no les voy a dar lugar a quienes adoptan ese comportamiento. El mecanismo funciona así: Como vos no te la querés jugar, esperás que yo me deje llevar por tu indignación y escriba algo al respecto. Cuando alguien comienza una frase diciendo "Vos que sos periodista...", lo que sigue es tan previsible como inútil para quien me está hablando, porque yo a esta altura no me trago más sapos. Por supuesto que todos somos falibles, y eso implica que me seguiré equivocando y cometiendo errores porque uno nunca termina de aprender. Pero yo manejo la producción de las notas y no me interesa que me usen con un fin determinado, a menos que se trate de una publicidad o de algo así, y que acepten pagarme. De lo contrario, están perdiendo el tiempo conmigo. 

En resumen, si lo que vos reclamás no tiene interés alguno para el resto de la población, podés ir al Municipio, a la Policía, al Juzgado de Paz, o donde corresponda, y tratar de canalizarlo ante esas instintuciones, que para eso existen, si es que tanto te preocupa. El periodismo comprometido es mucho más complejo de definir y de ejercer, en comparación con esas actitudes cuasi infantiles que se repiten de vez en cuando porque nunca falta alguno con una ínfima cuota de protagonismo y que intenta "agitar" para que los demás muerdan el anzuelo. Ya ha pasado varias veces que organizan marchas o protestas en un día y lugar determinado, y cuando vas a cubrir la nota, hay cinco o diez personas. Todos se envalentonan enseguida para escribir en Facebook, pero no para dar la cara y exponerse públicamente. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

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