Todos estos días en los que no he publicado alguna nota en este blog, ha sido porque al igual que ustedes, yo también me veo sobrepasado por esta situación de público conocimiento. Y hablar de ello resultaría redundante, no tendría interés alguno porque los medios masivos están todo el tiempo refiriéndose a lo mismo. En lo que a mí respecta, sé que perderé un margen de ganancia significativo, pero trato de no pensar en eso, no hay mucho que pueda hacer, porque dentro de mi rubro no puedo remarcar un producto de primera necesidad como lo hace un almacenero. Cada uno tomará una decisión en función de sus capacidades financieras. No sería justo que yo me quejara cuando hay cuestiones más importantes en juego.
Sigo trabajando como siempre, y continúo con mi actividad, no importa lo que pueda suceder. Me la tengo que rebuscar. Sólo me vería obligado a suspender mi laburo por razones de salud. Afortunadamente, por ahora estoy bien. Creo que mucha gente se va a pasar de rosca y se terminará enfermando por todo lo que pasa día a día, sobre todo aquellos que tienen que pagar un crédito o que lisa y llanamente tienen que parar la olla como cualquiera. Lo único que voy a decir es que éste es el peor Gobierno de la historia democrática argentina. Pelea el primer lugar en el podio con el de De la Rúa, pero el final puede ser el mismo. Ojo: No pretendo instalar un escenario apocalíptico, trato de no imaginar un catástrofe semejante. No soy partidario de Milei, pero no me importa si gana o no, ya no nos queda ninguna receta de la ortodoxia económica que dé resultados en un corto plazo. Si gana, es obvio que el discurso incendiario que pregona para la tribuna no tendrá su correlato en una gestión de gobierno. Él mismo es un enigma porque esa indefinición le resulta útil, ha aprendido a "venderse" de esa manera, como un Donald Trump desdibujado. Y si termina haciendo todo lo contrario a lo que está declamando, no sería ni el primero ni el último en actuar así. La política en sí misma funciona con esas zancadillas al pueblo.
Hay muchas figuras que tienen un perfil aceptable, como Facundo Manes, pero no llega ni a palos a obtener el apoyo de la mayoría del electorado, al menos por ahora. Casi ni figura en las encuestas. Uno podrá pensar que desaprovechó su oportunidad, pero siendo que en la vida vemos tantas veces cómo el tren se nos pasa de largo, también carece de lógica caerle encima con toda clase de calificativos. Si la hace bien, al cabo de cuatro o cinco años es posible que llegue su momento. En la Argentina de hoy, todo se vuelve posible e imposible a la vez. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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