20 de abril de 2023

No me verás arrodillado

Jueves por la noche en la ciudad. Aunque algunas situaciones hacen que, hoy por hoy, el común de la sociedad no se sienta particularmente optimista, intento hacer un esfuerzo, una pirueta, imaginando otros escenarios posibles. Por ejemplo, este jueves que está llegando a su fin fue un espléndido día de otoño, y lo desaproveché durmiendo una siesta o leyendo algo que podía esperar, mientras el sol brillaba a pleno. A decir verdad, no sé si he dormido en exceso, pero desde que te acostás hasta que lográs dormirte, puede pasar un tiempo considerable. Das vueltas hacia un lado y otro, seguramente porque estás pensando en algo que te preocupa o que te quedó pendiente, excepto que estés muy cansado. Se acerca el fin de semana y me voy preparando para el cierre de las Olimpíadas, que será con la maratón de 10 km. y la premiación posterior. No sé, tengo la sensación de que todo el desarrollo ha transcurrido sin pena ni gloria. Y lo lamento por los deportistas si no se han sentido acompañados, porque han dado lo mejor de sí mismos. Mi análisis es que no concitó el interés esperado fuera de los portales dedicados al deporte, en notorio. Me refiero a que, para el vecino de a pie, no tuvo repercusión ni contagió entusiasmo alguno. En fin, ya en una nota anterior expresé mi punto de vista al respecto, así que con eso alcanza. 

Lobos ha cambiado mucho en un lapso relativamente breve. 10 años, digamos. La ciudad se ve triste, abandonada, no puedo determinar qué es lo que está faltando (además de plata), pero hay una chatura generalizada, que no sé por cuánto tiempo se prolongará. Supongo que será hasta que la crisis que estamos viviendo comience a menguar, pero eso depende de muchos factores que exceden la realidad de un municipio.  

Reconozco que puedo ser ignorante en algunos temas, y me parece normal porque no me considero un “todólogo”. No soy economista, ni abogado, ni politólogo, pero nunca dejo de observar lo que pasa tratando de no ser un testigo ocasional. Y leo muchísimo, procurando aprender lo que me es desconocido. Insisto, la realidad no me pasa de costado, no me resbala, porque yo también soy un sujeto que asume las consecuencias de las decisiones erróneas de los funcionarios. No es que vaya a armar un cacerolazo o un piquete, pero algo tengo que hacer, por ese motivo me expreso en este blog, en el programa de TV, en mi portal de noticias. El periodista debe asumir una postura crítica, sin caer en cuestionamientos absurdos.

No me interesa convertirme en un acérrimo opositor al Gobierno, no está en mi ánimo serlo. Tampoco soy oficialista, y esa “no-pertenencia” me hace libre de darle explicaciones a nadie. Simplemente he vivido la evolución de los hechos durante este tiempo como cualquiera que me está leyendo, y me parece que hay muchas asignaturas pendientes. Los planes sociales, que deberían ser un paliativo a corto plazo, están fuera de control, porque hay una puja en el Ministerio de Desarrollo Social por el manejo de cifras millonarias. Sí, miles de millones de pesos que jamás te vas a imaginar ganar en tu vida, por devaluados que estén. Esa “caja” se distribuye según el peso territorial de las organizaciones sociales. El Gobierno sabe que necesita hacer un ajuste para cerrar el grifo, pero también es consciente de que, ante el menor intento, comienzan los piquetes y los que se quedaron afuera de la “torta”, ganan la calle y hacen imposible el tránsito. No es, claro está, el mejor combo para una sociedad que se encuentra muy susceptible, por razones más que justificadas.

Pero volvamos al principio de este post, y dejemos de lado, aunque sea por un instante, aquello que escapa a nuestra injerencia. Porque en definitiva lo que busco mediante este blog es capturar algunas reflexiones que surgen sobre el comportamiento social antes de que sucumban en el olvido, y dejarlas asentadas en algún medio donde pueda compartirlas con alguien. Es posible que sea intolerante, en un defecto que trato de corregir, porque también me fastidio enseguida cuando algo no sale como yo lo planeé. Pensándolo bien, yo diría que el límite de la tolerancia aparece cuando sentís que te están (o estuvieron) tomando por boludo. Cada uno hará lo que le plazca, pero yo no permito que crucen esa delgada línea conmigo. 

Mi expectativa es simple: Se basa en tener la motivación suficiente para escribir textos que escapen al análisis burdo y convencional, pero tampoco tengo la pretensión de ser original. Con no ser obvio, basta y sobra.  Y esa motivación que les mencionaba está sustentada por lo que veo a diario. Algunos lectores me han sugerido darle un perfil distinto al blog. Más mordaz, incisivo, con un tono humorístico pero siempre dentro de lo que es el periodismo. Bueno, esa es una veta que pertenece a otra etapa de mi carrera, y no sé si volverá.  Aquí he abordado hechos vinculados con la actualidad en varias oportunidades, pero también es un espacio para el encuentro personal, para que cuando yo lea lo que escribí hace más de 15 años, pueda ver si he cambiado o no, si he evolucionado sorteando todos los vericuetos que la vida nos pone por delante. Ya estoy un poco viejo para indignarme porque sí, para eso están los canales de noticias al estilo de TN, C5N, LN+, o Crónica. Es bueno apostar al humor para distender un clima político y económico asfixiante. Pero eso no implica dejarse llevar por el impulso de tomar como una joda lo que estamos atravesando. Nos estamos viendo pronto, gracias por vuestra lectura. Punto final.

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